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Los objetivos de la Unión Europea para reducir las emisiones de CO2 de los vehículos, incluida una reducción del 100% para los automóviles cuyo plazo finaliza en 2035, «ya no son factibles», aseguran los jefes de las asociaciones europeas de fabricantes y proveedores de automóviles en una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a la que harán llegar su posición en persona el próximo 12 de septiembre.
«El plan de transformación de Europa para la industria del automóvil debe ir más allá del idealismo y reconocer las realidades industriales y geopolíticas actuales. Cumplir los rígidos objetivos de CO2 para coches y furgonetas para 2030 y 2035 es, en el mundo actual, simplemente inviable. En cambio, es necesario recalibrar la actual estrategia de reducción de CO2 en el transporte por carretera para garantizar que cumpla los objetivos climáticos de la UE, a la vez que salvaguarda la competitividad industrial, la cohesión social y la resiliencia estratégica de sus cadenas de suministro», dice la carta de la patronal europea del automóvil, firmada por el CEO de Mercedes-Benz, Ola Kaellenius, y por el CEO de Schaeffler AG, Matthias Zink, que se comprometen a lograr el objetivo de emisiones netas cero de la UE para 2050 y piden que la UE revise sus objetivos, incluyendo los mandatos de reducción de emisiones del 55% para automóviles y 50% para furgonetas en 2030, y del 100% para ambos en 2035. También solicitan una revisión de la regulación de CO2 para camiones y autobuses pesados.
En la carta, argumentan la dependencia casi total de Asia para las baterías, así como una infraestructura de carga desigual y costes de fabricación más altos. Insisten en que el bloque necesita prorrogar los objetivos. Señalan que los coches eléctricos tienen actualmente una cuota de mercado de alrededor del 15% de los coches nuevos de la UE, y las furgonetas del 9%. La regulación de CO2 para camiones y autobuses pesados también debe revisarse. «Cumplir con los estrictos objetivos de CO2 para automóviles y furgonetas para 2030 y 2035, en el mundo actual, simplemente ya no es factible», repiten. Los mandatos legales y las sanciones «no impulsarán la transición» y amenazan con el colapso.
Aunque la industria automotriz alemana ha estado a la cabeza de la reivindicación, fabricantes de otros países europeos se suman ya abiertamente a la demanda. Luca de Meo, CEO de Renault, ha advertido que algunos grandes fabricantes podrían enfrentarse a multas millonarias si no se ajustan a los objetivos de CO2 para 2025 y ha alegado que la baja demanda de vehículos eléctricos y la competencia desleal de terceros países dificultan el cumplimiento de dichos objetivos.
La demanda cuenta con el respaldo de ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles), que representa a los principales fabricantes europeos, y CLEPA (Asociación de Proveedores de Automoción), que también ha firmado la misiva en la que se concluye que «la próxima revisión de las normas de CO2 ofrece la oportunidad de corregir el rumbo e incorporar en la legislación la tan necesaria flexibilidad, una perspectiva industrial y un enfoque impulsado por el mercado». El pasado 21 de julio, en una reunión con la patronal de la industria alemana, los representantes de BMW, Merzedes-Benz y Volkswagen lograron captar la atención sobre este asunto del canciller alemán, Friedrich Merz, que pertenece al mismo partido político que von der Leyen, la Unión Cristianodemócrata (CDU).