España, Reino Unido y la Comisión se citan en Bruselas para rematar el acuerdo sobre Gibraltar
Los ministros de Asuntos Exteriores de España y Reino Unido, David Cameron y José Manuel Albares, se reunirán este viernes en Bruselas con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, para rematar el acuerdo sobre las relaciones de Gibraltar con la UE una vez consumado el Brexit. A esta reunión de alto nivel, asistirá también, dentro de la delegación británica, el primer ministro gibraltareño, Fabian Picardo.
Fuentes próximas a la negociación auguran que esta cumbre tripartita servirá para alcanzar un pacto político, después de dos años y medio de negociaciones técnicas, aunque la firma del documento definitivo podría demorarse todavía unos días. El encuentro ha suscitado una gran expectación, no solo porque no tiene precedentes sino también porque el tiempo se agota, ya que faltan menos de dos meses para que se celebren las elecciones al Parlamento europeo que, de no existir acuerdo, impondrían un frenazo en las negociaciones hasta que pueda formarse un nuevo ejecutivo comunitario. “Será muy difícil encontrar otra oportunidad como esta para llegar a un arreglo”, advierten las mismas fuentes, quienes recuerdan que también está pendiente la celebración de elecciones generales en el Reino Unido.
Preguntado el pasado miércoles en Bruselas, Sefcovic, comisario responsable de este dosier, señaló que, tras 18 rondas de negociaciones técnicas, el proceso está en “pleno apogeo”, por lo que es necesario realizar una “evaluación política” de la situación. “Estamos intentando encontrar la mejor manera y el mejor momento para organizar” un encuentro a nivel político, dijo, horas antes de que se anunciara la cumbre trilateral de este viernes.
Fuentes diplomáticas reconocen que la negociación está ya en su recta final, con intercambio de textos sobre la redacción de un tratado que será necesariamente extenso y pormenorizado, ya que afecta a una gran variedad de campos en las relaciones entre la colonia británica y la UE. El papel que tendrán los agentes de la agencia europea Frontex y los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad españoles en el control de los pasajeros que llegan a Gibraltar procedentes de terceros países y el uso conjunto del aeropuerto, construido sobre un istmo cuya titularidad reclaman Madrid y Londres, se han convertido en los aspectos más delicados de la negociación, por rozar cuestiones de soberanía que ambas partes han pactado mantener al margen.
El declaraciones a Onda Cero, Albares ha recordado este jueves que “nada está acordado hasta que todo esta acordado” pero ha añadido: “Yo creo que cada vez estamos más cerca de que todo esté acordado”. Según el jefe de la diplomacia española, en las últimas reuniones técnicas ―la más reciente se celebró el viernes antes de Semana Santa― se han producido “acercamientos importantes”, por lo que “la situación empieza a estar ya madura”. “Tal vez mañana”, ha añadido, aludiendo a la cita de este viernes, “no sea el día final, porque son cuestiones complejas, pero ya empezamos a estar cerca para tener un acuerdo sobre las líneas generales” del tratado, que debería ser aprobado “lo antes posible”.
Gibraltar llega a la cita en Bruselas con “esperanzas”, como reconocen fuentes cercanas al Gobierno de Picardo, que califica la reunión como “la negociación multilateral de más alto nivel a la que haya asistido nunca un ministro principal de Gibraltar”. Picardo no oculta su optimismo ante un encuentro del que espera que le deje “en posición de conseguir acordar el tratado”, según ha dicho en un comunicado.
Los gibraltareños contemplan las negociaciones con una mezcla de estoicismo, ilusión y hartazgo. La transitoriedad actual —surgida tras el acuerdo de la Nochevieja de 2020 entre los gobiernos de Madrid y Londres— y la posibilidad de que el proceso acabe sin acuerdo sumen a Gibraltar en una incertidumbre que pone en riesgo inversiones económicas a futuro para las compañías del Peñón, como ya han denunciado distintos empresarios. Los mismos nubarrones se ciernen para los 15.500 trabajadores transfronterizos —según datos del Ejecutivo gibraltareño— que verían peligrar sus empleos si la Verja lejos el uso conjunto del aeropuerto, construido sobre un itsmo cuya titularidad reclaman Madrid y Londres, la UE y del espacio europeo Schengen.