El Banco de España eleva medio punto su previsión de crecimiento al 2,8% pese a la "ralentización del empleo", en el primer informe con Escrivá

El Banco de España ha elevado medio punto su previsión de crecimiento para la economía española en 2024 hasta el 2,8%, a pesar de que anticipa una "ralentización del empleo" en lo que queda de año, en el primer informe de proyecciones macroeconómicas -presentado este martes- desde que el exministro de Función Pública, José Luis Escrivá, fuera nombrado gobernador de la institución.

La mejora se debe casi íntegramente a que el Producto Interior Bruto (PIB) creció en el segundo trimestre más de lo que habían previsto (un 0,8% frente al 0,5%) y a que el Instituto Nacional de Estadística ha revisado al alza la serie hacia atrás, con lo que la economía creció más de lo que se creía en los dos últimos trimestres de 2023. La mejora se produce porque se parte de niveles más altos y a pesar de que detectan varios "síntomas de debilidad y desaceleración" en los indicadores del tercer trimestre.

Según ha explicado en rueda de prensa Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística, los tres componentes que llevan a prever una ralentización son: "la creación de empleo, los indicadores de confianza y la facturación empresarial". De ahí que esperan que el crecimiento intertrimestral pierda fuelle, pasando de ser del 0,8% intertrimestral en los dos primeros cuartos del año al 0,6% en lo que queda de año, lo que permitirá que el crecimiento anual "siga siendo robusto".

En lo que va de año, los elementos que han impulsado la economía española son la mejora del turismo y una menor cantidad de importaciones -que hace que el sector exterior (exportaciones menos importaciones) aporte más-, mientras que el consumo de los hogares y la inversión han perdido dinamismo. "Está sorprendiendo a la baja el crecimiento del consumo de las familias y de la inversión. El consumo se desaceleró en el segundo trimestre -pasó de crecer un 0,4% a un 0,2%- y la Formación Bruta de Capital Fijo, que nos había sorprendido al alza en el primer trimestre, se ha vuelto a desacelerar de forma relativamente acusada. Así, nos sorprende en positivo el dinamismo del sector exterior y en negativo el consumo de las familias y la inversión", señalan.

Para 2025 incrementan su previsión de crecimiento en tres décimas, hasta el 2,2%, y para 2026 la elevan en dos décimas, hasta el 1,9%. Ambas revisiones se deben a que se espera unos tipos de interés más bajos de lo que se había anticipado (lo que impulsará la inversión) y a que se cree que el sector exterior aportará más (tanto porque importaremos menos, como porque el agotamiento esperado del turismo se producirá más adelante).

Inflación: subida de precios del 2,9% en 2024

El supervisor bancario ha mejorado su previsión de inflación para este ejercicio, ya que antes pronosticaba una subida de los precios del 3% en el promedio del año frente a 2023 y ahora cree que se quedará en el 2,9%. Sin embargo, eleva la de 2025 una décima hasta el 2,1% -porque el próximo año dejarán de estar en vigor las rebajas en el IVA y porque la inflación de los servicios está sorprendiendo al alza-, mientras que deja la de 2026 en el 1,8%.

La inflación de los servicios, como ya ha contado este medio, es la que está mostrando más resistencia a bajar y, dentro de este segmento, "lo que más pesa es la inflación de la restauración y otros servicios asociados al turismo", ha explicado Gavilán.

El proceso de desinflacionario en los últimos años ha sido posible gracias a la subida de los tipos de interés que ha llevado a cabo el Banco Central Europeo (BCE) y que, según los cálculos del Banco de España, habría restado cuatro décimas a la inflación de 2023 y quitará otras cinco décimas el año próximo. La otra cara de la moneda es que esta política monetaria restrictiva también ha lastrado el crecimiento económico, en concreto, podría haber restado entre 1,2 y 1,3 puntos el año pasado y quitará en torno a un punto este año.

El déficit no mejora pese al mayor crecimiento

Los ingresos públicos por impuestos continúan mostrando dinamismo (crecieron un 9,2% interanual en el segundo trimestre), pero el gasto público también está creciendo de forma persistente (un 5%), con lo que este organismo advierte de que podrían ser necesarias medidas adicionales de aquí a fin de año para poder cumplir con las recomendaciones -no obligaciones- de la Comisión Europea.

En concreto, "para asegurar el cumplimiento de la recomendación de la Comisión Europea a nuestro país en 2024 -que el crecimiento nominal del gasto primario neto financiado nacionalmente no supere el 2,6% este año-, podría ser necesario implementar, en los próximos meses, medidas compensatorias adicionales de ajuste del gasto o de incremento de los ingresos", avisan, es decir, nuevas subidas de impuestos o una moderación del gasto. Asimismo, vuelven a recomendar a España que elabore un plan de consolidación fiscal a medio plazo, como ya han hecho en muchas ocasiones.

Dado que el PIB crecerá más de lo que esperaban en junio, lo lógico habría sido que la ratio de déficit sobre PIB hubiera bajado en el horizonte de proyección, sin embargo el Banco de España la mantiene sin cambios: cerrará en el 3,3% del PIB este año, bajará al 3,1% el próximo y subirá al 3,2% en 2026.

Esto se debe a que el numerador, es decir, el desfase presupuestario (la diferencia entre los ingresos y gastos públicos) empeorará por culpa de dos medidas que o bien reducirán los ingresos o aumentarán los gastos. Estas medidas son el nuevo IVA del 0% para el aceite de oliva -que restará unos 150 millones de euros al año de ingresos fiscales- y, por otro lado, la reforma del subsidio por desempleo, que supondrá un incremento del gasto porque aumentan las prestaciones y subsidios y el número de potenciales beneficiarios.

Es cierto que Gavilán ha admitido que la reforma también busca compatibilizar el empleo y la prestación y subsidio, lo que podría animar a que los parados vuelvan antes al mercado laboral, pero la institución no tiene instrumentos para medir el impacto que tendría este fenómeno, que sería positivo para el gasto y, por tanto, para el déficit. "Hemos sido prudentes", señala.

Este escenario se proyecta sin tener en cuenta posibles modificaciones de la política fiscal en caso de que el Gobierno consiga aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, aunque cada vez parece más probable que se prorroguen los actuales.

Mejora en el desempleo, pero no en las horas trabajadas

Pese a la ralentización en la creación de empleo prevista de aquí a fin de año, el mayor crecimiento de la economía española esperado para 2025 y 2026 lleva al organismo a mejorar su previsión de cómo evolucionará la tasa de paro.

Creen que este año la tasa de desempleo será del 11,5% -igual que preveían en junio-, pero mejoran sus expectativas para los próximos dos años: bajará al 11% en 2025 (tres décimas de mejora) y al 10,7% en 2026 (frente al 11,2% proyectado en junio). Son niveles que siguen por encima del pleno empleo que ansía alcanzar el Gobierno en esta legislatura (y que estaría en torno al 6%-8%), pero supone una mejora respecto a lo previsto en línea con la evolución esperada para el conjunto de la economía.

No se tiene en cuenta en esta proyección la posible reducción de la jornada laboral que ahora está en negociación con los agentes sociales, aunque resulta curioso que mientras esperan una mejora de la tasa de paro en 2025 y 2026 respecto a lo previsto en junio, no trasladan esa mejora al creación del empleo en horas, lo que podría apuntar a que crecerá más el número de personas trabajando que el número total de horas que se trabajan en el país.

En concreto, creen que las horas trabajadas crecerán un 1,8% este año (seis décimas más), un 1,7% el próximo (lo mismo) y un 1,1% en 2026 (una décima menos).