Angélica Liddell y Wajdi Mouawad, puntas de lanza de la creación escénica del siglo XXI

Dos nombres destacan por encima de los demás en las preferencias de los encuestados: Angélica Liddell (Figueras, Gerona, 1966) y Wajdi Mouawad (Beirut, Líbano, 1968). La creadora gerundense es indudablemente una de las grandes referencias de la escena europea, con una presencia continuada en grandes festivales como Aviñón, Temporada Alta (Gerona), Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid o el Wiener Festwochen.

«Una artista única, figura clave del teatro contemporáneo. Intensa, cruel, bella, incómoda…», la define Laila Ripoll, actual directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, mientras que Luis Luque, director de Nave 10 Matadero destaca su obra 'Vudú (3318) Blixen', estrenada en 2023 como parte de su 'Trilogía de los Funerales', y que se inspiró en la autora de 'Out of Africa', de Isak Dinesen (seudónimo de Karen Blixen). A la misma obra se refiere el dramaturgo Alberto Conejero, que bautiza a Angélica Liddell como «la gran poeta de nuestra escena, que ha logrado la rara síntesis entre el cuerpo y la palabra» y que dice que en obras como 'Vudú (3318) Blixen' «ha logrado la comunión trascendente con los espectadores y una influencia decisiva en varias generaciones de creadores».

  • Disolución de fronteras

  • Mezcla de lenguajes y estilos

  • Auge de la autoficción

  • Reconocimiento de la mujer

  • Regreso de la palabra

'Incendios', de Wajdi Mouawad, ha dejado huella también en los creadores españoles. Lo destacan el director Lluís Pasqual, que asegura que «hace miles de años que los hombres nos contamos las mismas historias, y Mouawad ha conseguido el pulso de las grandes tragedias clásicas en un espacio contemporáneo». El director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, dice que 'Incendios' «cayó sobre el escenario con el peso de la tradición trágica, con toda su fuerza narrativa textual y nos pilló por sorpresa al tocarnos el corazón». También Josep María Pou habla de este trascendente texto, estrenado en Montreal en 2003: «Ha causado un profundo impacto en todo el mundo y se ha convertido en una obra clave para entender el teatro contemporáneo y la forma en que éste aborda las heridas colectivas y personales porque mezcla sabiamente presente histórico, violencia política y tragedia clásica. Y porque conmueve y remueve al espectador al tiempo que le invita a la memoria y a la reflexión».

Por fin, Juan Mayorga, actual director del Teatro de La Abadía, dice que «en este primer cuarto de siglo, el teatro ha demostrado gran vitalidad y renovada capacidad para representar las tensiones del mundo. Uno de los creadores más importantes que en ese tiempo se nos han revelado es Wajdi Mouawad. En particular, su 'Incendios' y el montaje que él mismo hizo de ese texto, una tragedia contemporánea, ha abierto caminos a muchos otros creadores».

Imagen principal - Juan Mayorga, George Benjamin y Akram Khan
Imagen secundaria 1 - Juan Mayorga, George Benjamin y Akram Khan
Imagen secundaria 2 - Juan Mayorga, George Benjamin y Akram Khan
Juan Mayorga, George Benjamin y Akram Khan Ángel de Antonio / Christopher Christodoulou / Lisa Stonehouse

El propio Mayorga es también un referente en este primer cuarto de siglo. Lo destaca como autor (junto a Ignacio García May) Eduardo Vasco, director del Teatro Español: «Ambos suponen la vuelta al texto y la palabra, tan necesaria». «Acción, emoción, poesía y pensamiento son las coordenadas del teatro de Juan Mayorga -añade Alberto Conejero-, un dramaturgo imprescindible para entender la escena de este arranque de siglo». El dramaturgo señala la obra de Mayorga 'El chico de la última fila' como una de las cimas de su talento», mientras que Laila Ripoll se fija en otro de sus textos: 'Himmelweg, camino del cielo': «Todavía no he podido superar el tremendo bofetón que me supuso la lectura de ese texto. Tanto en la forma como en el fondo me supone, cada vez que vuelvo a él, una conmoción. La ética y la estética a través del metateatro para contar el horror que no puede ser representado, el horror del siglo XX con ojos del siglo XXI».

Imagen - Tony Kushner «ha renovado la dramaturgia cuestionando los modelos de representación tradicionales y vinculando el teatro con las luchas sociales más actuales«, según Pou

Tony Kushner «ha renovado la dramaturgia cuestionando los modelos de representación tradicionales y vinculando el teatro con las luchas sociales más actuales«, según Pou

Son varios los grandes nombres de la escena internacional destacados en esta encuesta informal. Josep María Pou se refiere al estadounidense Tony Kushner (Nueva York, 1956), del que dice que «ha renovado la dramaturgia cuestionando los modelos de representación tradicionales y vinculando el teatro con las luchas sociales más actuales. Aunque su obra capital, 'Angels in América', se estrenó en las postrimerías del pasado siglo (1991) su influencia ha sido capital en la dramaturgia del primer cuarto del siglo XXI. Su concepto del teatro como arma política y su estilo innovador permanece también en 'Homebody / Kabul', estrenada en 2001».

Por su parte, Miguel del Arco -que podría estar igualmente en esta lista, especialmente por su revolucionaria 'La función por hacer- se queda en Europa y dice que «si tuviera que elegir, sería alguno de los trabajos de Thomas Ostermeier: su 'Casa de muñecas', 'Hedda Gabler', 'Hamlet' o 'Ricardo III'. No es solo inspirador como director, sino como gestor de esa maravilla que es la Schaubühne, en Berlín, un faro que nos guió desde nuestra precariedad durante toda la aventura del Teatro Kamikaze». Se suma a esta propuesta Eduardo Vasco, que asegura que «ha transformado el panorama teatral europeo, revisando clásicos desde perspectivas y lenguajes muy cercanos a sensibilidades nuevas». Alfredo Sanzol, por su parte, se fija en 'Moeder' (2018), un espectáculo con dramaturgia de Franck Chartier y dirección de Gabriela Carrizo, que es, a su juicio, «un clímax de la dramaturgia de la imagen y el teatro físico por su complejidad sintáctica, poética y emocional».

Creadores españoles

Son varios los que subrayan el valor de los creadores españoles. Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del Teatro Fernán Gómez, habla de Lola Blasco (Alicante, 1983) y una obra suya, 'Siglo mío, Bestia mía', obra estrenada en 2015 y galardonada al año siguiente con el premio Nacional de Literatura Dramática. «Marca un momento de inflexión en la forma de narrar la historia en las artes escénicas; frente a una representación de grandes acontecimientos, en la obra de Blasco se realiza la cartografía emocional de una época». También cuenta la historia el espectáculo que destaca el actor Miguel Rellán: 'Shock 1 (El cóndor y el puma)' (2019), de Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga; «era un espectáculo ferozmente crítico, imaginativo, irónico, divertido, emocionante. No te dejaba respirar». Juan Echanove, por su parte, también habla de Andrés Lima y su compañía Animalario, «muy especialmente por su estructura de producción y por el propio Lima. «Engloba a un elenco de actores tan sólido y atractivo que cada vez que la compañía plantea un espectáculo corremos a verlo; hereda de algún modo el aroma de compañías del siglo XX como Els Joglars o el Teatre Lliure, que dieron un salto cualitativo hacia adelante en nuestra profesión». Alfredo Sanzol no quiere olvidarse tampoco de un espectáculo estrenado en 2022, 'Súpernormales', con texto de Esther Carrodeguas y dirección de Iñaki Rikarte, y que «abrió un camino nuevo en la forma de contar historias sobre el tema tabú de sexualidad y discapacidad».

La directora Natalia Menéndez barre también para casa, y destaca igualmente el trabajo de la compañía Kulunka, fundada por Garbiñe Insausti y José Dault, «porque han provocado un vuelco tanto en la forma como en su ética. Valora la empatía y el poder hablar de las personas frágiles en temas cotidianos que atraviesan nuestro universo siempre con amor, tan necesario en estos tiempos». La obra de teatro «que me ha conmovido y removido profundamente -añade- es 'Futuros difuntos' (2008) de la compañía La Zaranda».

Danza

En el mundo de la danza, no hay un nombre ni una coreografía que destaquen especialmente a juicio de los consultados. Marcos Morau, fundador de la compañía La Veronal, cita a un creador inclasificable: el italiano Romeo Castellucci, del que dice que define «verdaderamente el cambio de paradigma de 2000 a 2025. Su obra -y en especial 'Tragedia Endogonidia' (2002–2004)- ha transformado de manera profunda la creación escénica contemporánea: reformuló la relación entre imagen, cuerpo y sonido; abrió una vía nueva para pensar lo teatral como experiencia sensorial total; instauró un lenguaje visual y filosófico que ha influido en artistas de todas las disciplinas, desde la danza hasta la ópera, el teatro visual y la performance».

Julio Bocca, actualmente director del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, cita al británico Akram Khan y su «mágica» 'Giselle' como punta de lanza de «nuevas generaciones que están ofreciendo un cambio al ballet y, de alguna forma, una continuidad»: en la lista incluye también a Wayne McGregor y su 'Woolf Works' o a Christopher Wheeldon.

Imagen - María Pagés, directora del Centro Danza Matadero, destaca a Rocío Molina: «Es el más claro exponente de la creación femenina flamenca de este siglo»

María Pagés, directora del Centro Danza Matadero, destaca a Rocío Molina: «Es el más claro exponente de la creación femenina flamenca de este siglo»

Muriel Romero, directora de la Compañía Nacional de Danza, por su parte, menciona a Israel Galván, que con obras como 'La edad de oro' o 'Lo real' encabeza la «revolución que ha experimentado el flamenco en este siglo». Otra artista flamenca, Rocío Molina, es destacada por María Pagés, directora del Centro Danza Matadero. «He seguido muy de cerca su evolución artística -dice-. Su talento, independencia y sinceridad creativa, son únicos más allá de todas sus cualidades como intérprete. Es una referente y es el más claro exponente de la creación femenina flamenca de este siglo. Su última obra, 'Calentamiento', coproducida y estrenada en Centro Danza Matadero, aún vive en la retina y en la memoria de todos los que la hemos visto. Rocío demuestra la verdad de la danza flamenca actual, de sus infinitos modos de ser y crear y resultado de una evolución en la que han participado para hacerla posible grandes creadoras y creadores flamencos del siglo XX».

La artista sevillana elige 'Goldberg', del coreógrafo Goyo Montero, como una obra a destacar dentro de un «universo infinito». «Más allá de ser una gran obra, representa y reivindica la labor de un gran creador español que ha desarrollado su obra creativa sobre todo en el extranjero y a nivel internacional, siendo su papel extensible a la magnífica labor como director artístico referente de una compañía de danza de gran formato como es ahora en labor Staastballet Hannover. Su labor crea influencia», concluye.

Ópera y músico

El compositor George Benjamin (Londres, 1960) -y pasamos a la música- es citado por la compositora y cantante Pilar Jurado y por el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch. Aquella señala que «su obra representa uno de los aportes más profundos y transformadores a la creación musical del siglo XXI. Su escritura, de una precisión casi escultórica, ha renovado el lenguaje orquestal y ha redefinido la ópera contemporánea desde un lugar de extraordinaria sofisticación estética. 'Written on Skin' -considerada por muchos críticos como una de las óperas más importantes de este siglo- marcó un punto de inflexión en la narrativa musical, demostrando que es posible alcanzar una intensidad emocional y una claridad dramática sin renunciar a la complejidad del lenguaje actual».

 Matabosch subraya también la importancia de esta ópera: «Se trata de un homenaje a la artificialidad de la ópera como forma de arte que ha tenido una enorme influencia en otras creaciones contemporáneas y, también, en tantas dramaturgias actuales que redescubren títulos del pasado. Además, Benjamin fulmina con su música todos los grandes dogmas de la vanguardia del siglo XX para proponer, en el siglo XXI, una música narrativa, enraizada en la tensión teatral de la situación y de una belleza orquestal y vocal subyugantes». Pilar Jurado apunta también a 'L'Amour de loin' (2000), de la finlandesa Kaija Saariaho (Helsinki, 1952). «Representa uno de los hitos más determinantes en el tránsito hacia la ópera del siglo XXI. Su estreno abrió un territorio poético y sonoro completamente nuevo, donde la tradición lírica se expande a través de una escritura profundamente atmosférica, la integración de la electrónica y una dramaturgia visual concebida desde su sensibilidad contemporánea».

El barítono malagueño Carlos Álvarez, una de las grandes voces de nuestra lírica, destaca una obra y un autor español, el barcelonés Miquel Ortega (1963), «porque tanto la obra como su compositor son el claro ejemplo de una visión precisa sobre la necesidad de mantener a un público aficionado y adepto, ya sea por la teatralidad del texto, sin lugar a dudas, como por la opción audible y cantable de su defensa de la tonalidad». Como coda, habla de 'Los otros contemporáneos' (Jorge Grundman, el propio Ortega, Joan Guinovart, Alberto García Demestres...), «porque han devuelto al público la posibilidad de 'comprender y sentir' sus obras desde un punto de vista estético asequible, emocionante y de alta exigencia intelectual y de interpretación». El ya legendario Plácido Domingo aporta un punto de vista totalmente distinto, y subraya la vigencia de Giacomo Puccini (1858-1924), porque «la modernidad de sus composiciones, la vivacidad y la frescura de sus personajes lo hacen tremendamente actual incluso en nuestro siglo XXI y, quizás, aún más apreciado y comprendido que en sus tiempos».

Tendencias

En cuanto a las tendencias en las artes escénicas que subrayan los encuestados, destaca por encima de todos la incorporación de la mujer -«aparición de forma masiva», dice Josep María Pou- a la dramaturgia y a la dirección escénica, «lo cual produce nuevas y muy interesantes miradas», en palabras de Pasqual.

Tendencias que se señalan también (y no siempre como positivas): el teatro autorreferencial o auto ficción -«fiel reflejo de una época donde el ensimismamiento artístico se ha profundizado», dice Luis Luque-; el teatro documento, las salas alternativas, la absoluta libertad a la hora de crear y la convivencia de tendencias, estilos y corrientes muy alejados entre sí, la hibridación de géneros artísticos como la danza-teatro -María Pagés destaca en este aspecto a Peeping Tom- o el redescubrimiento de la palabra.