El canon literario del siglo XXI: la era del yo en el reino de las letras

Hemos consultado a veinticinco personas relacionadas con el mundo del libro –autores, editores, críticos, agentes literarios, buenos lectores– qué es lo más importante que ha sucedido en estos veinticinco años en la literatura: tenían que destacar un escritor, un libro y una tendencia o fenómeno o corriente que hubiera marcado este tiempo, en España o el mundo. No se trataba de elegir lo mejor, sino lo que más huella ha dejado. Tampoco se trataba de hacer con los resultados una lista, sino esbozar un fresco del siglo XXI, un fresco provisional, una tentativa de orden.

La primera conclusión es que en un momento en el apenas hablamos de generaciones o de movimientos, donde todo parece un caos regido por la ley mercantil y la inercia, la mayoría de los encuestados coinciden en que este tiempo lo ha marcado la narrativa de no ficción, con sus diversos nombres y matices: autoficción, autofiguración, escritura del yo, literatura de la memoria, novela sin ficción, literatura documental, crónica novelada, no ficción literaria, etcétera. Puede que hoy, como dice el escritor Eric Vuillard, la imaginación ya no baste. O puede que ahora se busque en la lectura no tanto la evasión (hay formas mucho más eficientes de matar el tiempo) como el acercamiento a la realidad o el conocimiento. Que esto ocurra en los tiempos de la posverdad y las realidades alternativas y los bulos es una feliz paradoja.

  • El siglo del yo: la autoficción y las narrativas de no ficción han marcado la literatura de los últimos veinticinco años.

  • El terror y las narrativas de lo extraño también proliferan en un momento marcado por la amenaza y la inseguridad ante el futuro.

  • De Lazslo Krasznahorkai a Olga Tokarczuk, los autores del Este de Europa han marcado la literatura de los últimos años.

  • En España, el autor más celebrado por los encuestados es Javier Marías.

¿Nombres? En Francia tenemos a Emmanuel Carrère (los encuestados no destacan solo 'El adversario', sino también 'Limónov') y a Annie Ernaux, que recibió el Nobel de Literatura en 2022 y consagró este género íntimo. «Ha convertido la escritura del yo en una herramienta política, social y estética. Su radical claridad y su manera de inscribir lo íntimo en el espacio público han redefinido la autobiografía y han influido en la literatura europea de forma profunda», dice Silvia Sesé, editora de Anagrama. «Este auge de las escrituras del yo ha reconfigurado el pacto de lectura del siglo XXI. Modifica la relación entre verdad y relato, cuestiona los límites de género literario y se expande por todas las literaturas y por otros modos de representación artística, además de modificar los modos de promoción y las expectativas de los lectores», añade. «Esta forma híbrida entre crónica, ensayo y literatura permite observar la realidad con profundidad sin renunciar a la construcción literaria. Más que un género, es un espacio de investigación donde la escritura se convierte en una herramienta para comprender el presente», apostilla la autora italiana Andrea Marcolongo.

En el mundo anglosajón, el tótem es Joan Didion, como indica el crítico y escritor Rodrigo Fresán, que opina que 'El año del pensamiento mágico' y 'Noches azules' son sus dos títulos fundamentales en ese terreno del yo. «Más para mal que para bien, estos tan magistrales como un tanto impúdicos disparadores a quemarropa son culpables-inocentes de abrirle la puerta a la falsa novedad de tanta mala auto-ficción y pésima literatura-del-yo», suelta. Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, se queda también con 'El año del pensamiento mágico' como lo más destacado del siglo, y además apunta que esta obra explica la irrupción de lo femenino, tanto en número de autoras como en la atención crítica a la mirada femenina sobre la realidad.

Un nombre propio más, también femenino: Svetlana Alexiévich, que conquistó el Nobel de Literatura desde el periodismo y estiró los márgenes de la literatura documental y lo dotó de unas herramientas narrativas que no se han dejado de usar. Otro referente del género, en este caso señalado por Juan Gabriel Vásquez (que también ha cultivado esta literatura con éxito), es 'Austerlitz', de WG Sebald: «Su mezcla extraña de relato documental, crónica personal e investigación sobre las vidas ajenas representó un descubrimiento para los novelistas del siglo XXI, y abrió caminos por los que han pasado muchas de las grandes novelas de los últimos años».

No todo son aplausos. Para Rosa Montero hay una sobredosis del yo. «La sobrevaloración crítica que se hace de la autoficción y el abuso de ella me parecen un síntoma gravísimo de una preocupante falta de músculo creativo en la narrativa mundial. Una decadencia de ambición y de expresión que está poniendo la literatura a la altura de los programas televisivos de pseudorrealidad, de los 'Gran Hermano' y los 'true crime'», asevera. Alberto Olmos también percibe los vicios del ego, pero señala sus buenos frutos en España: «La llamada autoficción ha provocado un aluvión de egotismo e ignorancia sobre las herramientas y servidumbres de escribir una novela digna de tal nombre, pero ha abierto el espacio simbólico de la literatura española a testimonios inspirados que lo enriquecen y animan. Pienso en 'Pipas', de Esther L. Calderón, 'Feria', de Ana Iris Simón, 'Dietario Voluble', de Enrique Vila-Matas, o 'Lo que a nadie le importa', de Sergio del Molino».

El crítico José María Pozuelo Yvancos amplía el foco y habla de la literatura de la memoria como el fenómeno del siglo en España. «Son diferentes las formas en que la memoria ha constituido la gran apuesta de este siglo. A la memoria de mundos perdidos (el reino de Celama de Luis Mateo Diez) se suman las memorias de la guerra Civil y la Transición (Javier Cercas, Almudena Grandes), la memoria personal autobiográfica (Landero, Muñoz Molina, Menchu Gutiérrez, Paloma Díaz-Mas) y la confesional (los 'Diarios' de Chirbes). El memorialismo se ha convertido en el verdadero acento del siglo».

Javier Cercas, por cierto, señala 'Mater dolorosa', de José Álvarez Junco, como su libro del siglo XXI en España. «Siguiendo la estela de los estudios de Benedict Anderson y Eric Hobsbawm, cambia nuestra visión de la historia moderna de España», dice. Eric Vuillard también celebra otro ensayo: 'El capital en el siglo XXI', de Thomas Piketty. «La gran historia real que nos cuenta Piketty es, en muchos aspectos, notable. Yo destacaría lo siguiente: que la tasa de crecimiento del capital es, a largo plazo, superior a la de los ingresos del trabajo. (...) La recompensa no es para el trabajo, sino para la herencia. Y las cifras recopiladas por el equipo de Piketty documentan finalmente una historia que la novela del siglo XIX ya había contado ampliamente».

Más allá del ombligo

¿Y qué hay más allá de la realidad y el yo? Elvira Navarro señala la 'weird fiction', las narrativas de lo extraño: «El terror y la extrañeza sirven para contar esta creciente sensación de amenaza, aislamiento y pérdida de la realidad tal y como la conocíamos». En ese género se menciona el nombre de Mariana Enríquez, que ha revuelto y enriquecido el gótico (y triunfado en todo el mundo). Rodrigo Fresán señala la literatura 'young adult' como fenómeno inesquivable de este siglo: «La abundancia epidémica de tanta (de)formadora literatura 'young adult' –luego de Harry Potter y de tanto romance crepuscular y de tanta distopía con dultos malos malísimos– acorrala a los jóvenes lectores en una suerte de ghetto-loop del que les cuesta salir para así poder entrar en lo no tan 'young adult' o –mejor dicho– en lo atemporal y sin edad y clásico». Y Rosa Montero apuesta por «el mestizaje, el hibridismo, la ruptura de las convenciones y la mezcla de los géneros, que me parece un fenómeno lleno de vida y potencia expresiva». Ahí encumbra a Olga Tokarczuk, que es la autora más citada por los encuestados como la que más ha marcado estos últimos veinticinco años.

«En sus obras muestra cómo el realismo se ha tornado insuficiente para narrar nuestro mundo. Es capaz de jugar y renovar los géneros, de recordarnos que toda historia aspira a ser un mito, de mezclar las formas occidentales y orientales de la narración y de dibujar la esencia líquida, nómada y desarraigada de nuestros tiempos poniendo de manifiesto de su riqueza», apunta Elvira Navarro. «La obra de Tocarczuk se inscribe en cuatro grandes tendencias de la narrativa contemporánea: la novela histórica revisionista, donde dialoga con autores como Javier Marías al reescribir el pasado desde zonas de sombra; la narrativa fragmentaria o constelacional, que mezcla voces, tiempos y géneros; el humanismo cosmopolita, que desafía los límites nacionales; y la ecoespiritualidad, que cuestiona el antropocentrismo», explica la editora y crítica Valerie Miles. Algunos títulos: 'Los errantes', 'Sobre los huesos de los muertos', 'Un lugar llamado antaño', 'Los libros de Jacob'.

«Creo que el gran fenómeno de los últimos veinticinco años es la irrupción brutal de la literatura de los países del Este de Europa. Desde László Krasznahorkai a Olga Tokarczuk pasando por Mircea Cartarescu, Georgi Gospodinov, Péter Nádas, Dubravka Ugresic, Andrey Kurkov, Ana Blandiana o Ludmila Ulítskaya. En este listado hay tres premios Formentor, dos premios Nobel (y una ristra de candidatos a ganarlo cada año) y un Booker Internacional. Es una literatura nacida del trauma, con un altísimo grado de innovación formal, que da muchísima importancia también a la voz de las mujeres, y que creo que representa la mayor renovación de la literatura europea en décadas», asevera Enrique Redel, editor de Impedimenta. Su autor más destacado del siglo es Mircea Cartarescu. También Andrés Ibáñez y Mercedes Monmany lo destacan como el autor del siglo. «Es el triunfo absoluto de la imaginación y el intento de romper todas las barreras de la mente para crear una nueva forma de percibir el mundo», dice él. Y ella lo coloca en lo mejor de nuestro tiempo junto a Gueorgui Gospodinov y László Krasznahorkai.

Otros autores mencionados han sido J. M Coetzee, Leila Slimani, Giuliano da Empoli, Dubravka Ugrešić (por 'Zorro'), Don Winslow (por 'El poder del perro')… Y está la muerte, claro. «De algún modo, autora del RIP y tachadora de muchos irreemplazables titanes caídos a lo largo de este primer cuarto de siglo/milenio: Didion otra vez, Bellow, Mailer, Salinger, Updike, Fitzgerald (Penelope), Bradbury, Roth (Philip), Dixon, Maxwell, Vonnegut, Amis (Martin), Stone, Gass, White, Wallace (David Foster), Straub, Salter, Hannah (Barry), LeCarré, Gallant, Doctorow, Friedman, Heller, Dunne (John Gregory), Denis Johnson, Sontag, Matthiessen, McCarthy... y siguen las firmas y epitafios», dice Rodrigo Fresán.

El siglo XXI en español

En la literatura en español, el nombre más repetido es el de Javier Marías. «En este siglo escribió prácticamente la mitad de sus novelas, entre ellas su proyecto narrativo más importante y ambicioso. Para mí, el gran libro de nuestra lengua en los últimos veinticinco años es 'Tu rostro mañana' (escrito entre 2002 y 2007 y publicado originalmente en tres entregas). Es una meditación extraordinaria sobre la responsabilidad, incluso y sobre todo, sobre aquello que hacemos por descuido o negligencia. Este narrador, cuenta, observa y reflexiona. Y sus digresiones formidables nos iluminan este presente como si J Deza estuviese, efectivamente, leyendo el rostro del futuro», defiende Pilar Reyes, directora editorial de Penguin Random House.

El otro rey es Vargas Llosa. «Lo tenemos demasiado cerca todavía, y el ruido molesto de su vida privada se suma a las distorsiones de sus opiniones políticas, pero un día veremos con claridad la dimensión de su figura de novelista y la influencia que tuvo su obra en estos 25 años», asegura Juan Gabriel Vásquez. «Es el único Nobel que la lengua española consiguió en lo que va del siglo: su obra literaria y su compromiso político iluminaron la escena hispanoamericana», añade Jorge Fernández Díaz.

Otro de los nombres destacados por los encuestados es el de Arturo Pérez-Reverte. «En lo que llevamos de siglo posiblemente no se encuentre novelista que haya desplegado tanta cantidad de estilos literarios, confrontando muchas veces de modo magistral cada novela suya con la estirpe de los mejores de sus modelos (Homero, Dumas, Galdós, Conrad, Stevenson, Conan Doyle). Un friso de novelas donde caben la aventura, conflictos bélicos, héroes cansados, y una decidida apuesta por la narración, en la que es verdadero maestro», desgrana Pozuelo Yvancos. ¿Una novela? 'Línea de fuego'.

Juan Gómez-Jurado destaca a Valeria Luiselli, que «se ha consolidado como una de las voces más innovadoras del panorama hispanoamericano reciente. Su escritura, a la vez precisa y política, coloca a los desplazados y a la infancia migrante en el centro del debate literario». Y Andrea Marcolongo acude a Bolaño: «'2666' es, a mi juicio, uno de los libros que mejor expresa la ambición literaria del siglo XXI. Bolaño logra unir lo íntimo y lo histórico, lo misterioso y lo real, para mostrarnos un mundo fragmentado pero profundamente humano. Es una novela que no se agota, que sigue planteando preguntas cada vez que se abre».

La poesía, ausente

A pesar de que de los últimos ocho premios Cervantes más de la mitad son poetas, estos son los ausentes en esta reflexión. Solo Javier Cercas apuesta por uno: Pere Gimferrer. «Es, desde hace muchos años, un escritor fundamental, tanto en catalán como en castellano. No entiendo por qué no le han concedido ya el premio Cervantes». Andreu Jaume, por su parte, opta por destacar a Ben Clark: «Hay en él algo de poeta inglés de las trincheras, pero también es nieto de la generación del 50 y descendiente de los líricos griegos arcaicos».

Andrés Ibáñez rescata una obra joven: 'Los escorpiones', de Sara Barquinero. Para Luis Mateo Díez, el libro del siglo es 'Romanticismo', de Manuel Longares. «Es la gran novela de la Transición», dice. Y su autor es José María Merino, «el más importante reinvindicador actual del género fantástico». Al él también lo destaca Manuel Vilas, que escoge entre su obra 'El río del Edén'. Y por cierto: Alberto Olmos señala 'Ordesa', de Manuel Vilas, como el gran libro en español de los últimos veinticinco años. «Elijo esta novela de Manuel Vilas porque, a su adscripción a una reconocible tradición literaria española, suma elementos que delatan su escritura en el siglo XXI. Es moderna, emocionante, y encarna de forma destacada la corriente que ha dominado estas dos décadas y media: la autoficción». Su autor es Andrés Trapiello: «A la incansable publicación de sus excelentes diarios, Trapiello ha incorporado en los últimos años grandes libros a su vez autobiográficos, como 'El Rastro' o 'Madrid' o 'La fuente del encanto'. Son miles de páginas de una gozosa potencia literaria, llamadas a perdurar».