La Fed se preocupa por el crecimiento y deja de lado la inflación

La Reserva Federal de Estados Unidos ha cambiado el foco de su atención. Ya no es la inflación, sino el mantenimiento del pleno empleo, que es un mandato tan importante para ese banco central como la estabilidad de precios. Y eso le ha llevado a que la primera bajada de tipos de interés tras la crisis del Covid-19, hace más de cuatro años, de medio punto porcentual. Ahora, el precio del dinero queda en una banda que oscila entre el 4,75% y el 5%.

Así lo explica el comunicado posterior a la reunión, que declara que "el Comité [del Mercado Abierto, que es el órgano de la 'Fed' que se ocupa de los tipos de interés] ha ganado más confianza respecto al movimiento sostenible de la inflación hacia el 2% [el objetivo del banco central], y cree que los riesgos para lograr sus objetivos de inflación y empleo están más o menos equilibrados". Por si quedara alguna duda, el texto explica que la Reserva Federal "está firmemente comprometida en el apoyo al pleno empleo". Otros bancos centrales, como el BCE, no tienen el pleno empleo entre sus objetivos.

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El presidente de la 'Fed', Jay Powell, negó ayer en rueda de prensa que la institución "se haya quedado por atrás" a la hora de adaptar la política monetaria a la realidad de la economía. Pero en los últimos días se han multiplicado las señales de debilidad de Estados Unidos, sobre todo en lo que se refiere al mercado laboral, que es una de las principales causas de inflación en ese país. Para algunos, eso ha puesto en peligro el "aterrizaje suave" que busca el banco central, y ha acercado el peligro de una recesión.

Ese cambio es lo que ha propiciado este recorte, enorme para lo que esperaba la propia 'Fed' hace apenas tres meses, cuando sus previsiones - la llamada 'línea de puntos' - sugerían una sola bajada de tipos este año que, además, tendría lugar en diciembre. Apenas han pasado 96 días desde aquella previsión y el banco central ya ha bajado el precio del dinero el doble de lo que entonces preveía. Claro que no es solo el banco central quien ha sido pillado por sorpresa. Hasta hace apenas una semana, los mercados financieros no consideraban factible un recorte de los tipos de medio punto. Incluso ayer, una hora antes de que se anunciara la decisión, el mercado de futuros daba un 55% de posibilidades a que el recorte fuera de 50 puntos básicos -como finalmente fue- y un 45% a que se limitara a 25. En otras palabras: era casi como echar una moneda al aire.

La magnitud del recorte parece indicar que el banco central estadounidense da, al menos por ahora, por ganada la batalla contra la inflación desatada por las interrupciones de la cadena de suministros causadas por la pandemia, por las tensiones en Ucrania y en las rutas marítimas del Mar Rojo, y por los estímulos fiscales para mantener la actividad durante el Covid-19, primero, y llevar a cabo la política industrial intervencionista que demócratas y republicanos apoyan en EEUU. Ahí también hay una parte, no pequeña, de responsabilidad de la propia 'Fed', con sus estímulos monetarios durante el Covid-19, primero, y su insistencia en que no iba a haber repunte de precios, después. El resultado fue la mayor subida de la inflación de EEUU en cuatro décadas, y un lastre mortal a las aspiraciones de Joe Biden de ser reelegido como presidente en las elecciones del 5 de noviembre.

Así que no se trata solo de un cambio de ciclo en la política monetaria. También de una reorientación de la política monetaria. Y de lo que parece un nuevo error de la 'Fed' bajo la dirección de Jay Powell: el banco central estadounidense 'Fed' fue lento en subir tipos y ahora también llega tarde para bajarlos. De hecho, de los grandes bancos centrales occidentales, la 'Fed' es el último en iniciar la senda de la relajación monetaria pero, también, el que lo ha hecho con un recorte más drástico.

Ahora todo parece indicar que el precio del dinero se mantendrá estable hasta la reunión de la Reserva Federal en diciembre. Normalmente, el banco central no toca los tipos en su última reunión ante de las elecciones para evitar ser acusado de interferencia en el proceso electoral. Con todo, y aunque llega muy al final de la campaña electoral, la bajada de tipos de ayer es una ayuda para la candidata demócrata Kamala Harris, dado que va a hacer que los intereses de las hipotecas, que llevan bajando desde el verano, sigan cayendo y es, además, un signo de confianza en la economía y una señal de que la 'bidenflación', como llaman los republicanos al episodio de altos precios de la presidencia de Joe Biden, está empezando a quedar atrás. En Bolsa se espera una cierta 'rotación' hacia valores más cíclicos, como bienes de consumo, en detrimento de las tecnológicas.