La guerra entre Israel e Irán entra en una nueva fase tras la muerte del líder de Hamas

La guerra entre Israel y el eje liderado por Irán, destapada y extendida a varios frentes en la región el pasado 7 de octubre a raíz del ataque de Hamas, entra en una nueva e incierta fase tras dos dramáticos y selectivos ataques aéreos israelíes. La muerte del líder del grupo islamista, Ismail Haniyah, en Teherán y de la figura de mayor rango militar de Hizbulá, Fuad Shukr, en Beirut en un intervalo de siete horas provocó sorpresa, conmoción y llamamientos de venganza de Irán y sus milicias.

Ante la respuesta prometida que puede plasmarse en una lluvia de misiles y drones, Israel se encuentra en máxima alerta contando, en caso de ser atacada de forma directa por Irán, con la ayuda de EEUU como sucedió en abril. Pero pese al éxito de sus servicios de Inteligencia en la última jornada en Líbano e Irán, el Ejército israelí cumple 300 días de masiva ofensiva en la Franja de Gaza sin haber cumplido sus dos objetivos declarados: acabar completamente con las capacidades armadas y de control de Hamas y liberar a los secuestrados que hoy se cifran en 115.

En el caso de Shukr que también era buscado por EEUU por el atentado contra los marines en 1983 en Beirut, Israel confirmó su autoría alegando que era la respuesta a la muerte de 12 niños drusos el pasado sábado por un proyectil del grupo de Hasan Nasralá en la escalada de golpes mutuos que éste inició hace 10 meses como apoyo a Hamas. Tras elogiar "la acción selectiva en Beirut", el ministro de Defensa, Yoav Gallant, afirmó: "No queremos una guerra pero estamos preparados para todas las posibilidades".

Respecto a Haniyah que será enterrado en Doha donde tenía su sede, Israel mantuvo el silencio oficial dada su importancia y simbolismo (solo superados por el jefe de Hamas en Gaza, Yehie Sinwar, que se encontraría en algún túnel "protegido" por secuestrados israelíes) y del lugar (Teherán). Pero nadie duda de quién fue el responsable del asesinato de Haniyah. Tras el peor ataque en su historia, Israel prometió liquidar a "los líderes terroristas estén donde estén". "Ordené al Mosad actuar contra los jefes de Hamas", declaró en noviembre el primer ministro Benjamin Netanyahu que hoy reiteró que su país lucha contra el eje iraní. "Es una guerra existencial frente a un anillo estrangulador de Ejércitos de terrorismo y misiles que Irán pretende estrechar en torno a nuestro cuello", dijo citando a Hizbulá, Hamas y los hutíes.

"El hermano líder, mártir combatiente Ismail Haniyah, líder del movimiento, falleció como resultado de un ataque traicionero sionista en su residencia en Teherán", reaccionó Hamas sobre el número 1 del buró político desde 2017 cuando dejó a Sinwar la gestión y estrategia en Gaza. Jaled Mashal, que sobrevivió a un intento de asesinato del Mosad en Aman en 1997, podría volver a ocupar el puesto clave en las relaciones exteriores (Qatar, Irán, Rusia, China, etc..) e internas (Al Fatah y resto de facciones).

"No consideréis muertos a los que han sido asesinados en el camino de Alá, sino que están vivos junto a su Señor, recibiendo sustento", añadió la milicia que prometió venganza reivindicando su eslogan: "Es una Yihad de victoria o martirio".

"El asesinato fue un acto cobarde", declaró Musa Abu Marzuk, mientras otro dirigente Sami Abu Zuhri denunció que Netanyahu no desea un alto el fuego sino una escalada regional y proclamó: "Estamos inmersos en una guerra abierta para liberar a Jerusalén".

Pero las amenazas que fueron seguidas con más preocupación en Israel no fueron del debilitado Hamas a los que ha matado cabecillas del brazo armado y dirigentes (Haniyah, Saleh Al Harouri, Marwan Issa y seguramente Mohamed Deif...) en los últimos meses sino de Teherán donde en la Plaza Palestina se desplegó un mural con la foto de Haniyah y las palabras en hebreo: "Esperad una dura venganza". El Ayatolá Ali Jamenei avisó que tienen el deber de vengarse dado que fue asesinado en su territorio añadiendo que de esta forma Israel se ha ganado "el castigo más duro".

Tras asistir a la investidura del presidente iraní Masud Pezeshkian y mantener encuentros con Jamenei y con líderes del resto de grupos del llamado "eje de resistencia", Haniyah llegó a la casa en un edificio de seis plantas de la Guardia Revolucionaria pensando seguramente en el asesinato de Shukr en Beirut. No imaginó que su enemigo se atrevería a matarle en territorio iraní. Se equivocó. Imaginó que la reunión de la cúpula israelí anunciada esa noche en Tel Aviv estaba destinada a evaluar la represalia de Hizbulá. Se equivocó. El motivo era él. Según fuentes iraníes citadas por Al Mayadeen, Haniyah murió por un misil guiado disparado a las 2 de la mañana desde fuera del país aunque el escenario más probable es un ataque desde dentro. Irán y Hamas investigan si hubo un topo.

Mientras Rusia, Catar, China, Líbano, Turquía y todos los grupos palestinos condenaron el ataque, los israelíes no disimularon la satisfacción por la muerte del líder de la facción con un largo historial de atentados sangrientos empezando por el 7-O aunque éste tuviera la firma de Sinwar. Los medios difundieron de nuevo las imágenes de esa jornada en la que Haniyah sonríe y reza en Estambul tras ver en la televisión la infiltración armada en directo en Israel.

Desde el punto de vista operativo y de Inteligencia, Israel consiguió saber exactamente dónde estaban Shukr y Haniyah en el corazón de Beirut y Teherán. Más allá de acabar con una figura clave en la estructura armada de Hizbulá y la cara más conocida de Hamas, espera que ayude a recuperar su capacidad de disuasión tras su histórico fracaso del 7-O. Pero el éxito táctico no se traslada de forma inmediata al campo estratégico ya que los 60.000 habitantes evacuados del norte siguen sin poder volver a sus casas, Hizbulá no se aleja de la frontera, la ofensiva en la devastada Gaza no parece tener fin y los secuestrados continúan en cautiverio. Algunas familias de los rehenes expresaron su preocupación porque puede torpedear los esfuerzos para lograr su liberación a través de un acuerdo de tregua.