El Banco de España achaca al aceite la mitad de la brecha de IPC alimentario con Europa: "Consumimos más y es uno de los bienes que más suben"

"Estamos consumiendo más, precisamente, los bienes que más están subiendo, y podemos singularizar uno: el aceite de oliva". El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, explicaba ayer de esta manera la razón por la que la inflación en general, y la de los alimentos en particular, es más elevada en España que en Europa. "No sólo consumimos más que en Europa, sino que es uno de los bienes que más han subido y explica la mitad del diferencial", insistía, en referencia a la brecha de inflación positiva que soportan las familias españolas frente a las europeas.

El organismo, en la actualización de sus previsiones macroeconómicas que ayer presentó, explica que "desde finales de 2023, España presenta un diferencial de inflación positivo con respecto a la UEM [Unión Económica y Monetaria] que proviene del componente energético y de los alimentos". Y en el caso de los alimentos, esta situación "viene explicada, en gran medida, por el mayor peso en la cesta de consumo de los hogares españoles de los alimentos que más se han encarecido recientemente". Especialmente, el aceite, que es un bien fundamental en la cocina mediterránea.

La contundente estimación del supervisor tiene su reflejo en los datos mensuales del Instituto Nacional de Estadística (INE), que vienen mostrando un crecimiento muy superior, de lejos, de la inflación del aceite de oliva respecto al IPC general y al de los alimentos desde hace ya más de tres años. Pero la diferencia se ha disparado especialmente en los últimos meses, cuando la inflación del oro líquido ha llegado a alcanzar el 70% en tasa anual, frente a un IPC alimentario del 4,7% y una tasa general del 3,6%.

Este desfase justifica la afirmación del organismo de que los precios del aceite de oliva han disparado su peso en la cesta de la compra de los españoles y esto ha ensanchado la brecha con los países del entorno europeo.

Hace algunos meses, asociaciones de consumidores como la OCU o Facua denunciaron que el precio del litro de aceite de oliva en los supermercados españoles era mucho más elevado que en países como Portugal (un 27% más caro), Francia (un 16%) o Italia (un 6%). El por qué de estas diferencias, siendo España el principal productor mundial de aceite de oliva, se encuentra precisamente en la afirmación que hacía ayer Ángel Gavilán: los españoles consumimos mucho más que otros ciudadanos europeos.

En concreto, en España se consumen 11,4 litros al año por persona, frente a los 7,1 litros de Italia, los 5,8 litros de Portugal o los 2,1 litros de Francia, según los datos que maneja el Consejo Oleícola Internacional. Esto implica que la rotación en los lineales de los supermercados de los países del entorno es mucho más baja, porque lo compran menos, de modo que los precios no sufren el impacto inmediato de las escaladas que sí experimentan en España por la mayor rotación del producto.

Retirada de la rebaja del IVA

Más allá del aceite de oliva, la situación para las familias podría agravarse a la hora de hacer la compra en el supermercado si el Gobierno no decide prorrogar la rebaja del IVA de los alimentos básicos. Ante este probable escenario, el Banco de España advirtió ayer de que si el impuesto vuelve a subir a partir del 1 de julio ejercerá una cierta presión al alza sobre estos precios en la segunda mitad del año.

Con todo, el organismo estima que la inflación de los alimentos disminuirá desde un promedio anual del 11,1% en 2023 hasta el 4,5% en 2024 y hasta tasas en el entorno del 2,5% en 2025 y 2026. Una evolución que resulta coherente con las cotizaciones que se observan en los mercados para distintas materias primas y con la marcada desaceleración que vienen mostrando en los últimos meses los precios de los alimentos en las etapas iniciales del proceso productivo. En cualquier caso, la ralentización de los precios mostrará algunos altibajos en los próximos meses y la decisión que tome el Gobierno impactará en el bolsillo.

En cuanto a las previsiones para la inflación general, el Banco de España estima que el IPC se situará en el 3% en 2024, tres décimas más respecto a la pasada previsión; en el 2% en 2025, una décima más, y el 1,8% en 2026, otra décima más.