La nueva posición del PP con la inmigración hace saltar las alarmas en Vox

Las políticas migratorias de países donde todavía gobierna la socialdemocracia -Alemania antes de volver la CDU o el Reino Unido con los laboristas- prueban que Europa se encamina a un giro restrictivo definitivo.

La nueva posición del PP sobre la inmigración ilegal-plasmada en su ideario político del congreso nacional de hace dos semanas-pone punto final al rumbo que comenzaron hace más de un año -de cara a las elecciones catalanas y, después, las europeas- con el que asumen definitivamente el lenguaje de «fronteras desprotegidas» y la existencia de «un sistema de regularización caótico».

En Vox se han encendido las alarmas después de acusar a Alberto Núñez Feijóo de «copiar» algunas de sus medidas, conscientes de que los populares buscan arrebatarles una bandera esencial para un electorado compartido, que es cada vez más sensible a la cuestión, y que se ha vuelto muy transversal. La inmigración es una preocupación al alza, especialmente en algunos territorios como Cataluña, Murcia, Andalucía, Baleares y cada vez más el País Vasco.

Vox sigue muy de cerca la evolución del discurso del PP y está peleando por mantenerse como partido referencial contra de la inmigración ilegal. La carrera en la derecha empezó hace meses, pero el PP ha puesto por escrito una nueva política que amenaza con hacerle un roto discursivo a Vox. En respuesta a ello, el partido de Abascal ha radicalizado su discurso en los últimos días. Este fin de semana, la agresión a un anciano en Torre Pacheco (Murcia) a manos de un inmigrante de origen magrebí -que ha desembocado en dos noches de disturbios- ejemplifican muy bien el momento actual. Poco después de conocerse el ataque Vox salió al paso exigiendo deportaciones inmediatas y denunciando el «robo de las fronteras» y la «inseguridad y la violencia» provocadas por los inmigrantes. El PP pedía calma, refuerzo policial para garantizar la seguridad, y el compromiso de que los inmigrantes irregulares que delincan deben salir del país. Pero evitaron generalizar y estigmatizar a un colectivo entero.

Hace solo unos días la responsable de Emergencia Demográfica y Políticas Sociales de Vox, la diputada Rocío de Meer, reivindicó la necesidad de revertir urgentemente las políticas de fronteras abiertas, afirmando que ponen en riesgo «la permanencia de nuestra identidad». Para ello avaló las deportaciones masivas de aquellos inmigrantes que «no se adapten a los usos y costumbres» en España, hablando de «millones» de ellos.

La propuesta fue muy criticada desde el PP y dio munición al Gobierno para volver a agitar la bandera del racismo contra Vox y alertar de lo que sucederá en España «si llega la ultraderecha al poder». La estrategia de los últimos años de Pedro Sánchez que funcionó el 23J. Y que también demuestra por qué Feijóo decidió -como parte de su nueva estrategia- avanzar ya que si puede gobernar no lo hará en coalición con Vox. En Génova saben que eso dependerá de los números que arrojen las urnas, pero las encuestas en este momento pronostican una holgura importante de escaños y la intención, en todo momento, pasa por enviar un mensaje al electorado que más teme la presencia de Vox y que hace dos años ayudó a Sánchez a mantenerse en el poder.

El PP es consciente de que el fenómeno migratorio es prioritario para muchos ciudadanos y, de hecho, aprovechó la actualización de su ponencia política para defender algunas cuestiones que hasta ahora no habían puesto negro sobre blanco: que se prime la llegada de inmigrantes más cercanos a España culturalmente, exigiendo el conocimiento del idioma español y la cultura propia; o dificultar el acceso a prestaciones económicas y al empadronamiento a los inmigrantes en situación irregular. La apuesta es también condicionar la residencia de larga duración a la contribución efectiva al sistema de Seguridad Social. Es decir: más trabas y la defensa sin complejos de evitar la llegada de los inmigrantes que no cumplan unos requisitos determinados.

En el mes de noviembre Vox busca otro golpe de efecto y celebrará en Granada con su familia europea, el partido Patriots, una nueva edición de 'Frontera Sur', un proyecto en el que reúnen a referentes de su espacio ideológico en distintos ámbitos que abogan por impedir la inmigración masiva en Europa. La elección de la ciudad no es casual: el año que viene hay elecciones y aspiran a romper la mayoría absoluta de Juanma Moreno.