La espiral de gasto de la era Sánchez dispara la deuda por habitante por encima de los 32.000 euros
La ratio, referencia para medir la salud de las cuentas públicas, se ha elevado un 41% pese al incremento de población
Hasta la fecha este es el último jalón de una estrategia fiscal iniciada en 2020 que ha disparado los ingresos del Estado a cotas nunca vistas a costa de elevar de forma muy significativa las cargas fiscales de los contribuyentes. Sus efectos han sido balsámicos para las cuentas públicas, que sin esa inyección extra acumularían un déficit intolerable, pero a la luz del barómetro anual que elabora el Instituto de Estudios Fiscales (IEF) -que hace la función de servicio de estudios del Ministerio de Hacienda- también parecen haber contribuido a minar la conciencia fiscal de los españoles, cada vez más agobiados por la presión fiscal que se les impone.
La última edición de este barómetro, publicada hace apenas unos días, revela que el 90% de la población considera ya que las rentas medias soportan una presión fiscal entre alta y muy alta, y que esa percepción es similar cuando se evalúa la presión fiscal que soportan las rentas bajas. La sensación de agobio llega al punto de que una tercera parte de los encuestados entiende que también las rentas altas están sometida a una presión fiscal excesiva.
La percepción creciente de que los ciudadanos soportan muchos impuestos en España está teniendo efectos colaterales sobre las opiniones de los españoles sobre el sistema fiscal. El barómetro recién publicado por el IEF muestra, por ejemplo, que el porcentaje de españoles que señalan como causa del fraude en el pago de impuestos la existencia de una presión fiscal demasiado alta o por la necesidad de «trampear» para poder salir adelante se ha incrementado desde el 19% en que estaba en 2019 hasta el 26% de 2024.
Quizá el dato más llamativo de la encuesta de este año, realizada entre 4.000 personas en los días posteriores a la trágica dana de Valencia, es el que atestigua que más de un 30% de los encuestados jóvenes, de entre 18 y 39 años, opina que sin impuestos se viviría mejor.
El porcentaje de españoles que opinan que sin impuestos vivirían mejor se ha disparado desde el 16% que se registraba en 2020 hasta el 22% de 2024, unos niveles que no se habían visto desde el año 2000. El mayor desafecto hacia la Hacienda Pública se refleja también en la falta de confianza de ese segmento de población hacia la función redistributiva de los impuestos.
Otra pista. A la hora de valorar qué elementos ayudarían a mejorar la confianza en el sistema fiscal los ciudadanos apuntan a una mejor gestión del gasto y a una mayor transparencia sobre el destino de los impuestos.