María Corina Machado, detenida violentamente por agentes chavistas durante una gran manifestación

El chavismo ha decidido jugárselo a todo o nada. Agentes chavistas detuvieron ayer de forma violenta a María Corina Machado al acabar la protesta que ella misma había convocado en Caracas. Testigos presenciales aseguraron que las fuerzas revolucionarias dispararon contra un motorizado que formaba parte del grupo que acompañaba a la líder opositora en su escapada hacia su refugio. El vehículo cayó al suelo y los agentes detuvieron a Machado y al conductor.

En el despliegue policial participaron una veintena de motocicletas y drones, junto a vehículos de gran cilindrada. "Dispararon e hirieron al conductor de la moto que la transportaba. Se la llevaron al detenerse. Salió viva de casualidad", denunció en redes sociales el ex ministro chavista Andrés Izarra, buen conocedor de las entrañas del Estado.

A lo largo de casi 26 años de revolución, primero Hugo Chávez y después Nicolás Maduro ordenaron la captura de importantes dirigentes opositores, pero nunca de su principal líder. Machado había conseguido unificar a las fuerzas democráticas y, sobre todo, transformar su lucha política en un movimiento de liberación nacional, surgido desde la Venezuela profunda, la más empobrecida y la más golpeada por la emigración de nueve millones de personas.

"Si a mí me pasa algo, la instrucción es muy clara, para mis equipos y para los venezolanos: nadie va a negociar la libertad de Venezuela por mi libertad", adelantó horas antes la propia Machado, sabedora de que el régimen sería capaz de sobrepasar tan gruesa línea roja.

La primera reacción llegó desde Panamá. Su presidente, Raúl Mulino, exigió la plena libertad de Machado, "así como el respeto a su integridad personal. El régimen dictatorial es el responsable de su vida".

El operativo policial llevado a cabo por los hombres de Diosdado Cabello, ministro de Interior, Seguridad y Paz, dio al traste la estrategia puesta en marcha por Machado en las últimas horas. La líder opositora había resurgido horas antes de la detención entre la muchedumbre, no como la Sayona, figura popular en los Andes venezolanos que representa la maldad, el insulto que Nicolás Maduro repite una y otra vez como si estuviera poseído. Lo hizo convertida en la gran líder de un pueblo ávido de libertad, que también regresó a las calles para continuar su lucha ejemplar, otro hito que sólo la Historia sabrá medir en el futuro.

"¡Aquí estoy, con los venezolanos! ¡Gloria al bravo pueblo!", gritó Machado en su desafío frontal a la dictadura, a pecho descubierto, sin chaleco antibalas, pese a que los vecinos grabaron en vídeo a francotiradores chavistas apostados en los tejados.

"Lo que hagan mañana [por el viernes] sentencia el final del régimen", amenazó Machado, quien avanzó el comienzo de una nueva fase de lucha y anunció nuevas señales en el pulso contra el chavismo, que pretende concretar este viernes la coronación fraudulenta de Nicolás Maduro. La líder opositora reapareció este jueves tras 133 días en la clandestinidad y desde la última marcha que encabezó también en Caracas a finales de agosto.

Desde entonces, el régimen de Maduro la ha buscado por tierra, mar y aire, incluso en repetidas ocasiones han asegurado que había huido a Colombia, España o Estados Unidos. El secuestro y posteriores torturas contra el dirigente Jesús Armas, en diciembre, buscaban averiguar su paradero, para lo que agentes de la Dirección General de Contrainteligencia le asfixiaron en repetidas ocasiones con una bolsa de plástico.

"Si consuman ese crimen a la Constitución y a la soberanía popular estarán sentenciando su destino. Los próximos días serán determinantes para la libertad de Venezuela. Lo que hemos hecho es el movimiento ciudadano más importante que ha habido en Venezuela", resumió Machado en medio de un ruido ensordecedor.

"Sigamos adelante hasta lograr el cambio que todos aspiramos. Al final, quienes quieren imponer el fraude y la mentira son personas de carne y hueso, no tienen oportunidad contra este pueblo destinado a hacer Historia", subrayó Juan Pablo Guanipa, quien acompañó a Machado en su desafío y quien sí pudo ponerse a resguardo de la embestida chavista.

El "río crecido" que la líder opositora evocó en las horas previas se desbordó este jueves en Venezuela. lugar donde se concentraron quienes venían de puntos de encuentro en el este de la ciudad y también vecinos de Petare, una de las mayores favelas de América Latina, hostigados por las fuerzas represivas porque fueron sus jóvenes quienes salieron en masa tras el megafraude electoral.

Por todo el país salieron los venezolanos a defender la soberanía popular con banderas, pitos y a pecho descubierto, como su líder. Y lo hicieron pese al mayor despliegue conocido de militares, policías y paramilitares, con licencia para matar unos y otros, como ya demostraron en julio con el baño de sangre tras la imposición del mayor fraude electoral en la Historia de América Latina. Así lo atestiguan las 25 personas asesinadas, la mayoría de los barrios más pobres del país, y los más de 2.000 inocentes encarcelados.

Las arremetidas revolucionarias, con gases lacrimógenos, disparos, golpes y detenciones como si de una funesta ruleta rusa se tratara, lograron diseminarles en algunos lugares, forzaron huidas, pero cientos de miles aparecían por otras calles y municipios.

La primera convocatoria de protesta de cara al fraude de hoy constató lo que ya se sabía: el régimen está dispuesto a todo y de momento los militares cumplen fielmente sus órdenes. En distintos puntos del país se pudo comprobar cómo las fuerzas represivas daban un paso atrás, evitaban golpear a la gente e incluso se retiraban del sitio. Pero en otros muchos, volvieron a dejar su huella, incluidos disparos y perdigones contra los manifestantes pacíficos.