Yolanda Díaz pide “altura de miras” a Podemos tras su salida de Sumar en pleno “asedio” de las derechas al Gobierno

Con cierto alivio en ambas partes, el divorcio entre Podemos y Sumar ha acaparado este miércoles el protagonismo en la celebración en el Congreso del 45º aniversario de la Constitución. Aunque la ruptura, consumada el martes, entre la organización de Ione Belarra y la de la vicepresidenta Yolanda Díaz era un secreto a voces, la decisión de los cinco diputados de Podemos de irse al Grupo Mixto tiene relevancia, especialmente, en un contexto de mayorías ajustadas, enorme crispación política y ofensiva de las derechas contra el Ejecutivo por la ley de amnistía. Díaz pidió a primera hora “altura de miras” frente al hostigamiento que, considera, sufre la coalición. “El Gobierno está siendo asediado por una política destructiva del PP y la extrema derecha que quiere desestabilizar al Ejecutivo”, ha asegurado la vicepresidenta, que por primera vez se pronunciaba tras hacerse pública la salida de Podemos. La secretaria general del partido, en conversación informal con los periodistas, ha explicado que llamó al ministro de Justicia, Félix Bolaños, para asegurarle que su partido no busca poner en riesgo la estabilidad del Gobierno, aunque advierte que tienen intención de negociar ley a ley para lograr mayores avances.

“Pedimos altura de miras”, reclamó Díaz. “Lo que vimos ayer contribuye a la desafección ciudadana”, ha asegurado muy dura con el comportamiento de Podemos a su llegada al Congreso. “Las personas progresistas en España no comprenderían que se puedan poner en jaque políticas públicas buenas para la gente por interés de parte (...) Estoy segura de que nadie se va a confundir de adversario”, ha advertido también la vicepresidenta, que, rodeada de los ministros de Sumar, ha querido lanzar un mensaje de “serenidad” a la ciudadanía. Fuentes del entorno de Díaz han admitido que tras conocerse la ruptura mantuvo una conversación con el presidente Pedro Sánchez. La titular de Trabajo, en privado, se ha mostrado tranquila sobre las consecuencias que pueda tener esta salida. En Sumar creen que Podemos no puede tensar mucho la cuerda y que su electorado no entendería que votasen junto a PP y Vox. “Esto no es un problema de diferencias programáticas entre las izquierdas en este Congreso”, había defendido el secretario de la Mesa Gerardo Pisarello por la mañana al ser preguntado por la noticia.

“Podemos ha tomado una decisión difícil, pero imprescindible”, había justificado minutos antes Belarra, que cree que el partido ha de “seguir siendo una herramienta útil para impulsar transformaciones ambiciosas”. ”Si no lo dice Podemos, no lo dice nadie. Necesitamos una voz que hable alto y claro”, resumió. Fuera de micrófonos, durante los corrillos tras el acto institucional para conmemorar la Ley Fundamental, la secretaria general del partido ha explicado la llamada ayer mismo a Bolaños, su interlocutor directo en el PSOE la pasada legislatura. El partido tiene intención hacer valer el voto de sus cinco diputados desde la primera negociación que previsiblemente se pondrá en marcha, la de los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, y de reforzar su alianza con las formaciones nacionalistas de izquierda como son ERC, EH Bildu y BNG.

Aunque la tensión es también evidente —al poco de concluir el acto en el Congreso Catalunya en Comú hizo pública una carta a los inscritos en la que reclama a los diputados de Podemos que dejen el acta— en las filas tanto de Sumar como de Podemos se respiraba un cierto alivio este miércoles después de meses de desconfianza mutua y una relación que ha resultado muy conflictiva desde antes del nacimiento de la coalición. “Podemos ha pasado página y con fuerzas renovadas nos ponemos a trabajar”, ha proclamado Belarra durante sus declaraciones públicas.

Desde el martes, la acusación sobre un posible acto de transfuguismo de los diputados de Podemos está sobre la mesa, tal y como deslizaron fuentes de Sumar. Ningún parlamentario ha querido definir así en público la acción del partido fundado por Pablo Iglesias y la propia Belarra, en su conversación informal con los periodistas, ha rechazado este extremo al afirmar que se trata de una decisión de a formación y que en todo caso “tránsfuga sería el que se quedase”.

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La ruptura amenaza con tener consecuencias sobre las negociaciones en marcha para lanzar una candidatura unitaria en torno a Sumar en los comicios que se celebrarán el próximo año en Galicia y Euskadi. Aunque en ambas partes apelan a la “autonomía” de cada dirección regional, el escenario se complica y los plazos, que podrían acortarse en caso de que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, decidiera un adelanto para febrero o marzo, obligan a ir rápido. El calendario electoral, también con las europeas del 9 de junio en el horizonte, vaticina nuevas batallas.

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