El presidente Joe Biden dice que sólo renunciaría si los médicos le dijeran que tiene una enfermedad incapacitante, y no es el caso
La 'guerra civil' dentro del Partido Demócrata se va volviendo cada vez más sucia y tensa según el tiempo se acaba para decidir definitivamente quién será su candidato para hacer frente a Donald Trump en noviembre. Esta semana, el aparato del partido ha decidido retrasar unos días, hasta entrado agosto, el proceso burocrático online para la confirmación del líder, acomodando así las peticiones del creciente sector crítico que cree que Joe Biden debe hacerse a un lado, tras su desastrosa participación en el primer debate contra Trump y las señales que se han multiplicado en las semanas transcurridas desde entonces.
La decisión de posponer el proceso, en medio de una disputa política y legal sobre si hay tiempo para hacer modificaciones, pues algunos estados como Ohio, Washington, Montana, Oklahoma y California requieren (aunque hay dudas sobre la flexibilidad) tener un nombre en las papeletas ya a principios del mes que viene, obedece a los intentos en sentido contrario de Biden y los suyos, que estos días maniobran para cerrar la puerta a la cuestión de una vez por todas.
El Comité Nacional Demócrata sufrió una oleada de reproches cuando se supo que había en marcha maniobras para iniciar el proceso burocrático el lunes que viene, con el presidente del Jaime Harrison, en la diana. Este miércoles, el Comité en cambio buscó tranquilizar y pacificar informando a todos los delegados que la emisión virtual de votos no empezará antes 1 de agosto.
En una carta de los copresidentes del comité de reglas de la Convención del partido, citada por los medios nacionales, el gobernador Tim A Walz de Minnesota y Leah Daughtry, funcionaria del Partido Demócrata, explicaban esta semana a los miembros del partido y a los delegados que la idea era concluir el proceso antes del 7 de agosto. Y que Biden podría ser nominado en una votación virtual antes de la Convención nacional del partido en Chicago, que comenzará el 19 de agosto.
Biden está cada vez más agresivo con los críticos. El último de ellos, y ya son más de 20, es el influyente congresista de California Adam Schiff que hoy ha pedido su renuncia. Entre los demócratas de todo el país, casi dos tercios dicen que Biden debería hacerse a un lado y dejar que su partido nomine a un candidato diferente, según una encuesta del Centro AP-NORC para la Investigación de Asuntos Públicos publicada el miércoles, lo que pone en cuestión la teoría del presidente de que los "demócratas promedio" están con él y no hay mejor alternativa.
"Nombradme uno", dijo de forma desafiante este fin de semana en una videoconferencia con decenas de demócratas de la Cámara de Representantes que cuestionaron sin rodeos su viabilidad como candidato presidencial de su partido, según informa la CNN. El choque directo fue con el congresista de Colorado Jason Crow, quien recalcó que los votantes están claramente preocupados por su salud y competencia. Siempre según la CNN, el presidente le reprochó a Crow, un ex Ranger del Ejército que sirvió dos períodos en Afganistán y uno en Irak, que sabía que tenía una Estrella de Bronce, como su hijo Beau, pero que él no había "reconstruido OTAN", y le instó a que se "dejara de tontería" y que si él y otros quiere alejarse de él, son libres. "En materia de seguridad nacional, nadie ha sido mejor presidente que yo. Nómbrame uno. ¡Nómbrame uno! ¡Así que no quiero oír esa basura!", zanjó con rabia.
Cruzada contra las armas
La sensación en el partido no cambia, al revés. Los legisladores demócratas que estuvieron en la llamada filtraron que "divagaba" y lo veían "incapaz o no preparado para presentar una estrategia de campaña", según el medio Puck.
En una entrevista publicada este miércoles con Bet News, el todavía presidente dice que sólo reevaluaría si permanecería en la carrera presidencial si un médico le dijera sin ambages que tiene una enfermedad incapacitante. Y que no es el caso en absoluto.
En estas semanas, en ruedas de prensa, entrevistas y mítines Biden ha dicho una y otra vez que ninguno de sus médicos le ha dicho que padezca una afección médica grave. Kevin O'Connor, médico de la Casa Blanca, que negó hace unos días que Biden haya sido sometido a exámenes neurológicos, escribió después del examen físico del presidente en febrero que Biden es "un hombre de 81 años sano, activo y robusto que sigue en condiciones de ejecutar con éxito los deberes de la presidencia", recuerda The New York Times.
Preguntado una vez más en BET News si habría algo que le hiciera reevaluar su candidatura, Biden no dijo nada extraordinario. "Si tuviera alguna condición médica o surgiera, si alguien, si los médicos vinieran y me dijeran: tienes este problema, lo haría", dijo Biden, según un breve extracto publicado por la cadena. Un avance, porque en la primera gran entrevista con ABC News este mes, Biden dijo que abandonaría sólo si el "Señor todopoderoso" se lo ordenaba. Y que no parecía ser el caso.
Biden ha endurecido el tono en estos días de campaña. No contra Trump, pues cree que el ataque directo es mala idea tras el atentado que sufrió, pero sí contra los Republicanos y las armas. Y en concreto contra el Ar-15, el popular fusil semiautomático usado en el tiroteo.
Joe Biden ha vuelto a pedir al Congreso que prohíba los rifles de asalto, sabiendo que no prosperará. "Se utilizó un AR-15 en el tiroteo contra Donald Trump. Esta fue el arma de asalto que mató a tantas otras personas, incluidos niños. Es hora de prohibirlos", dijo Biden en una convención en Las Vegas. Mientras, en Milwaukee, donde los Republicanos celebran su convención, los fabricantes las sortean como regalo entre asistentes.