Darío Grandinetti: "Milei es un muchacho que no sabe dónde está y va de disparate en disparate"
En lo que va de mañana, a Darío Grandinetti (Rosario, 1959) le han preguntado tres personas por Nina, el wéstern dirigido por Andrea Jaurrieta que protagoniza junto a Patricia López Arnaiz, y eso le tiene sorprendido. "Los estrenos ya no me asustan, pero puedo notar cuándo hay más o menos expectativa respecto de una peli. Tengo buenas sensaciones. Lo curioso es que, a diferencia del teatro, la suerte lleva echada meses, ya no puedo hacer nada más que esperar y cruzar los dedos para que guste", reflexiona. Pero las críticas han dado la razón al actor argentino: ha gustado mucho.
'Nina' es una peli de género y está dirigida por una mujer. Dos barreras crónicas del cine español rotas de un plumazo.
Y me alegro mucho de las dos. Hacer género me encanta y lo de trabajar con directoras vengo haciéndolo desde hace bastante tiempo. No con tanta asiduidad como se debería, es cierto, pero en la Argentina hace ya muchos años que se empezó a dar ese salto. Para mí no es algo nuevo, aunque es verdad que en España lo veo ahora mucho más. La calidad de las directoras siempre fue buena, el problema era otro. Y lo sigue siendo, no nos engañemos. Todavía no es igual el camino para una directora que para un director y es bueno seguir batallando y poniendo el foco en estas cosas.
Haces otro villano. La industria te ha visto cara de malo.
De ilegal, más que de malo. Este sí es un villano indiscutible, pero en general me llegan personajes que se mueven en esa zona oscura en la que no sabes muy bien qué pensar de ellos. No sé por qué me ofrecen tanto ese perfil, soy una buena persona, pero yo encantado. Son personajes más atractivos.
No, no soy nada vengativo. La venganza siempre me ha dado mucha pereza, no merece la pena el esfuerzo.
Y también habla de que el pasado nos persigue a todos. ¿Miras mucho hacia atrás?
Sí, eso sí. Soy nostálgico, que no melancólico. Es algo que viene con la condición de ser rioplatense. Cuando tengo tiempo para ello, que no es siempre, suelo pensar en las cosas que pasaron y, aunque no soy un pesado con los recuerdos, sí podría decir que cuando empecé a actuar ni siquiera soñaba con muchas cosas que me pasaron: haber trabajado tanto y con gente tan talentosa, llevar tantos años pudiéndome dedicar a esto, que es lo único que yo quería. Yo quería vivir de ser actor, mi ambición no iba más allá. Y lo he logrado. No me atrevo a decir que estoy orgulloso, pero sí conforme.
Dijiste el otro día que no pensabas en la jubilación porque aún necesitas trabajar para vivir. ¿Así estamos tras 40 años de carrera?
Pero son 40 años engañosos, porque luego estás mucho tiempo sin trabajar dentro de ellos. Lo normal es que, incluso teniendo trabajo regularmente, estés como mínimo tres o cuatro meses cada año sin hacer nada. Eso, insisto, si tienes la suerte de que te vaya muy bien. Entonces, la jubilación se complica. No me quejo, porque este oficio me encanta y te acostumbras a vivir así. Lo que peor llevo es cuando estás esperando algo que te gusta de verdad, que estás decidido a hacerlo y la respuesta se demora. Esa inconstancia, ese no depender de ti mismo salvo que nos pongamos a producir y a hacer teatro, es lo peor de este trabajo
El teatro, a menudo olvidado en este país, es muchas veces la tabla de salvación de los actores.
No sé si salvación, pero es un refugio. Económicamente no te creas que te salva tanto. En Argentina más, porque los actores cobramos un porcentaje de la taquilla, pero en España eso no funciona así. Aquí tienes un fijo por función que, si la cosa no va bien, termina pronto. Nadie va a pagar un sueldo supuestamente bueno si no llena. Yo prefiero ir a taquilla: si nos va mal, nos va mal a todos y si nos va bien, nos va bien a todos.
Llevas 35 años en el avión entre Madrid y Buenos Aires. ¿No te vuelve loco vivir así?
Es un poco complicado, sí. No sé qué tengo acá, qué tengo en Rosario. De golpe vengo sin ropa, pensando que dejé el armario lleno, y resulta que no y me encuentro comprando de urgencia. Nada demasiado grave. Ahora termino en España el rodaje de una serie y me iré a Rosario a fines de julio, pero tengo dos hijos viviendo aquí en Madrid y no aguanto demasiado sin venir.
El actor argentino, en los cine Renoir Princesa de Madrid.Angel Navarrete
¿Cómo valoras el enfrentamiento entre el Gobierno argentino de Milei y el español de Pedro Sánchez?
Bueno, un disparate colosal más de este muchacho, Milei, que no sabe dónde está y va de disparate en disparate. Lo que dijo el ministro Puente no es lo peor que se ha dicho sobre Milei ni lo peor que se puede decir.
¿Te sorprendió que ganara las elecciones?
No. Se puede explicar como se pueden explicar cosas similares que están ocurriendo en otros lugares del mundo. La extrema derecha está globalizada y ha accedido a espacios a los que antes no accedía a través del voto. La explicación se puede encontrar en errores propios de la izquierda y de la derecha civilizada y en una organización periodístico-judicial mundial. En Argentina se ve, en Brasil se vio, se sigue viendo en Ecuador y en Bolivia. Por lo general, en los países donde gobierna gente que quiere sumar derechos para el pueblo, salen este tipo de movimientos para reventarlos. Lo de Milei no fue sorpresa. Muchos sabíamos que iba a pasar, pero no porque seamos adivinos sino porque tenemos memoria y ya lo habíamos vivido varias veces antes. Este tipo de gobiernos con políticas económicas neoliberales ya los hemos vivido en Argentina y siempre salieron mal. Siempre sin excepción. Advertimos lo que iba a ocurrir, que iba a ser un desastre, y no nos hicieron caso. Ahora está ocurriendo y los que le votaron se quejan mucho. Con razón, pero tarde. Uno siempre espera que la lección se aprenda de una puta vez, pero no hay manera.
Como pasa a menudo con el populismo, uno de los primeros objetivos de ataque para Milei fue el mundo de la cultura.
Primero, seamos concretos. Lo del populismo es un fenómeno tan amplio y se utiliza tanto que ya se ha convertido en abstracto. No es el populismo, es la derecha. Y el problema que tiene la derecha con la cultura es muy fácil de entender: la cultura es la mejor guardiana de la memoria de los pueblos y esta gente no quiere que el pueblo tenga memoria. Estos te quieren hacer creer que en Argentina no hubo una dictadura, que lo de España fue una guerra entre dos bandos, que en Chile el peligroso era Allende y no Pinochet.... Se inventan la historia y por eso quieren borrar la verdadera. Para conseguirlo, es primordial acabar con la cultura. Es tan sencillo como eso.
Eres muy futbolero e interpretaste al recientemente fallecido César Luis Menotti en la serie sobre Maradona.
[Darío se pone en pie y hace una reverencia al escuchar el nombre del técnico argentino]
Sospecho que no eres bilardista.
No, no, aunque lo respeto mucho. El fútbol me encanta y lo he jugado, pero a mí me importan mucho las maneras. Soy de barrio y soy de Rosario, que es también la ciudad de Menotti. Lo conocí al preparar la serie. Conseguí su teléfono por intermedio de Jorge Valdano, quedé con él y me impresionó. Esperaba hacerle alguna pregunta, pero no le hice ni una. Estuve cuatro horas callado, escuchándole. Era una persona muy carismática, muy convencido de lo que quería y te convencía de una manera casi mágica. Tenía unas convicciones muy fuertes respecto de lo que él quería y yo me identificaba con eso.
Siempre queda sobre él la sombra de, siendo un demócrata de izquierdas, haber ganado el Mundial 78 a mayor gloria de la dictadura de Videla.
Cuidado, que ese es un tema muy delicado [risas]. No admitimos que se discuta ese Mundial. Por supuesto que Menotti fue utilizado por la dictadura, pero quitarle mérito y desvalorizar eso es una injusticia tremenda. Era un equipo que jugaba muy bien, que había jugado muy bien antes y siguió jugando muy bien después. No se bromea con un argentino y el Mundial 78.