David Verdaguer: "El humor es la distancia más corta entre dos personas, más incluso que la penetración"

¿Cómo valoras estas elecciones catalanas?
A ver, de derechas no soy, evidentemente soy de izquierdas... Bufff, tengo que empezar a pactar antes de las entrevistas que no me pregunten por política porque siempre que he opinado se han metido conmigo de un lado y de otro, unos facha y otros indepe.
¿Lo eres?
¿El qué?
Indepe.
No te voy a contestar a eso. Es tremendo lo de ser actor porque se supone que tenemos que dar una opinión que no se les pide a los médicos. Yo sé lo que voto, yo sé lo que hago en mi vida y yo sé dónde me implico, pero es curiosísimo que se le dé una relevancia para la gente que no tiene. Nadie le pregunta a un futbolista si es de derechas. Luego hablas y te revientan por todos los lados. ¡Sácame de este charco!
Aún pensaba preguntarte por la Ley de Amnistía.
Bueno, esa te la respondo: creo que la amnistía es buena. Si hay amnistía fiscal, ¿por qué no puede haber amnistía para los políticos del 1 de octubre? Creo que negociar en política siempre es bueno. Me está dando muchísimo miedo esta entrevista ahora mismo [risas]. Aquí paro.
Ya me habían avisado de que eras listo y me iba a costar llevarte a mi terreno.
Es cierto, soy una persona lista. No soy inteligente, pero sí muy listo. Inteligente es una persona que tiene mucho conocimiento y sabe utilizarlo. Yo no llego a tanto, pero soy un superviviente bastante espabilado. No sé mucho de nada, sé un poco de todo y conecto muy bien las ideas y los mundos. Soy un tío listo, que no listillo, y no me da ninguna vergüenza decirlo. Al revés, lo fuerzo e intento aprender más. Admiro a la gente y, si no sé de algo, no hablo y pregunto porque me encanta escuchar a la gente que sabe.
No podrías ser tertuliano televisivo, entonces.
Ya, eso de hablar sólo de lo que sabes es un poquito impropio de estos tiempos. A mí es que me gusta mucho la gente, me interesan los demás. Ahora lo hago menos con la puta mierda esta de que te empiecen a conocer más por la calle, pero yo hablo con todo el mundo. En los bares, entro y me pongo a charlar con el que esté allí porque me flipan las historias de la gente.Te lo digo en serio: me flipa la gente. Los demás tienen unas historias increíbles y en el mundo en que vivimos, donde internet lo sabe todo, lo único que nos queda es hablar con la gente porque lo que no está en Wikipedia es la historia del señor que está tomándose un orujo en la barra de ese bar. Como civilización, es lo único que nos queda. La gente es muy guay y, en general, es buena persona, lo que pasa que los malos hacen más ruido.
Las redes nos descubrieron que ahí fuera hay un montón de gente que piensa totalmente distinto a nosotros. Durante mucho tiempo, nos mentimos con eso.
Vivíamos en un microcosmos, en una cosa endogámica sin saberlo, todo era decirle a tus amigos: "Hombre, es evidente que...". Y luego nos dimos la sorpresa de que la mayoría de gente no pensaba como nosotros en nuestro pequeño mundo, lo que pasa es que no nos interesaban ni interaccionábamos con ellos. Eso nos pasó mucho a los de izquierdas durante un tiempo.
Hasta que llegó Twitter.
Yo me borré Twitter hará cuatro o cinco años, porque hice un programa precioso en TV3 que hacía humor negro sobre diferentes temas un poco delicados y me borré para evitar las críticas de los ofendidos. Se miente mucho con que las críticas en redes no afectan, claro que afectan. Si un comentario es bueno no le das importancia, pero te escriben uno malo y te quedas en bucle todo el día haciendo la escalera de caracol: "Respondo-no respondo, respondo-no respondo". Me quité Twitter y es lo mejor que he hecho. Vivo más feliz.
'La casa' es una peli eminentemente melancólica y de mediana edad. ¿Te ves reflejado ahí?
Sí. La melancolía es un poco adictiva. Está bien no quedarse allí y no estoy de acuerdo en que cualquier tiempo pasado fue mejor, tendemos a sobrevalorarlo porque lo que echamos de menos es a nosotros mismos cuando éramos más jóvenes. Es normal. La película, como el cómic, tiene la grandeza de que es una historia muy bonita contada por muchos actores sin ego y actúa como un espejo en el que nos miramos quienes la vemos. Estás siguiendo la historia, pero todo te remite a ti, a tu vida, a tus hermanos, a tus padres. Es verdad que es melancólica y triste, pero tiene esa cosa catártica de llorar limpiando, no se recrea mucho en la herida de la pérdida o del paso del tiempo. Es una tristeza alegre en la que me veo reflejado en esta fase de la vida en la que somos a la vez padres e hijos. Yo soy mejor padre que hijo, creo.
¿Y eso?
Habría que preguntar a mi hija, pero a día de hoy creo que sí. Cuando los padres están mayores y les cuesta hacer las cosas, muchas veces nos falta paciencia. Yo tengo una paciencia infinita con mi hija, pero no con mi madre. "Mamá, que no, que WhatsApp no va así". "Que el martes tengo bolo, que te lo he dicho mil veces. ¿Cómo que de qué? De teatro, como siempre". Luego me siento mal porque ¿cómo puedes ser así? La peli me hizo ver que quizá no tengo la suficiente paciencia con mi madre, la persona que más me ha querido en el mundo, la que menos me ha juzgado y la que más me admira . Lo estoy intentando cambiar y ahora respiro tres veces antes de contestar mal a mi madre. Como padres descubrimos las cosas que hemos hecho mal como hijos. Mi hija tiene siete años y el otro día me respondió "¿Y?". Y pensé: "No puede ser, la preadolescencia ya está aquí y te vas a cagar ahora, David" [risas].
Has hecho muchísima comedia, trabajaste en programas de sátira como 'Polònia' y 'Crackòvia', pero tú mismo dijiste que te has especializado en catalanes tristes.
Así es y quiero aclarar que soy catalán, pero no soy triste. De todos modos, con 'La casa' he hecho un avance en mi carrera porque hago de valenciano triste. Para que se vea que no me estanco, que soy un actor en constante evolución y he dado un paso de riesgo: después de interpretar a Eugenio, que es quizá el catalán más triste de la historia, ahora he hecho un giro de 180 grados y hago de valenciano triste. Estoy en un momento muy expansivo y buscaba un nuevo reto [risas]. Soy un pesimista vitalista en el sentido de que soy pesimista, pero no doy por saco a nadie.
¿Utilizas el humor como mecanismo de defensa?
Como herramienta de conocimiento. El humor te da la distancia suficiente para tomarte las cosas en serio y es la manera más corta para estar con alguien, casi más que la penetración. Tú cuentas un chiste y si la otra persona se ríe o no te revela más cosas de ella que hablar ocho horas. Creo firmemente que el humor es la distancia más corta entre dos personas y lo que nos salva a todos. El humor es una cosa muy seria.