Reynders deja la Comisión antes de tiempo y vuelve a enfriar las negociaciones sobre el Poder Judicial
Didier Reynders ha dejado antes de tiempo su puesto de comisario de Justicia de la UE y eso abre un gran interrogante, otro más, sobre el futuro de las negociaciones entre el PSOE y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva cinco años con el mandato caducado. El político belga estaba ejerciendo de mediador entre ambos partidos desde el pasado enero.
La excedencia que había solicitado Reynders a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para iniciar su campaña para convertirse en el nuevo secretario general del Consejo de Europa (una institución no ligada a la UE), debía empezar el 25 de abril. Pero el belga ha decidido adelantar su marcha: en la noche del domingo al lunes ha cambiado ya su perfil en las redes sociales, anunciándose como “candidato a secretario general” del Consejo de Europa y “comisario de Justicia en excedencia”. Fuentes del Ejecutivo europeo han confirmado este lunes el adelanto de su partida y han indicado que hoy mismo anunciarán quién asume sus expedientes; entre otros, la mediación con el PSOE y el PP para renovar el CGPJ. Al ser una excedencia y no una dimisión, sus carteras son distribuidas entre otros comisarios hasta que Reynders decida volver o, si tiene éxito y cambia de puesto, sea nombrado un nuevo comisario en sustitución.
Reynders había indicado su voluntad de seguir hasta el último momento como mediador en las conversaciones para renovar el CGPJ español, una cuestión en la que estuvo muy implicado durante largo tiempo. De hecho, se interpretó su decisión de tomar una excedencia relativamente tardía como un intento de cerrar esta cuestión antes de irse: cuando aceptó participar, a petición del PP, como mediador de un “diálogo estructurado”, puso para esas negociaciones un plazo máximo de dos meses. Este concluyó en marzo, pero aun así Reynders fijó su marcha de la Comisión para un mes más tarde, dando de este modo más tiempo para concluir las negociaciones españolas.
Sin embargo, la falta de “señales políticas” desde Madrid, como dijo a un reducido grupo de periodistas hace poco más de una semana, hizo imposible reanudar unas conversaciones que estaban paralizadas desde que se suspendió la última cita fijada, el 27 de marzo en Madrid.
Aunque desde que se conoció su decisión de tomarse una excedencia la Comisión ha asegurado —y el propio Reynders también— que no debía haber problema alguno en la mediación española, el cambio de manos en un expediente tan complejo ralentizará previsiblemente más aún las discusiones. No obstante, el propio comisario había recalcado que estas dependen sobre todo de una “voluntad política” que, reconoció entre líneas, no ha hallado en las partes en los últimos tiempos. En sus últimas declaraciones públicas sobre el tema, insistió en que el acuerdo sobre la renovación estaba “muy, muy cerca” —cosa que el PP negó de inmediato—, pero insistió nuevamente en que “es cuestión de voluntad política saber en qué momento se quiere hacer” y recomendó a los dos grandes partidos españoles que “hablen” también entre sí.
El Consejo General del Poder Judicial, que no es un tribunal sino el órgano de gobierno de todos los jueces de España, lleva más de cinco años con el mandato caducado por la resistencia del PP a negociar con el PSOE la renovación de sus vocales, que son elegidos por las Cortes. Reynders accedió a finales de enero, a petición del PP, a encabezar un “diálogo estructurado” para desbloquear esa negociación, y estableció un plazo de dos meses para lograrlo. La fecha pasó, Reynders se ha marchado ahora también y el acuerdo aún no se vislumbra.