El Papa Francisco convocó en 2016 una comisión de trece expertos presidida por el jesuita español Luis Ladaria, entonces secretario del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, para valorar la cuestión del diaconado femenino. Ésta concluyó sus trabajos en 2019 sin haber alcanzado consenso y sin poder presentar unos resultados. En 2020, tras el Sínodo de la Amazonia, el entonces Papa retomó la idea y encomendó los trabajos al cardenal Giuseppe Petrocchi, quien en septiembre presentó sus conclusiones. La comisión de doce expertos y expertas ha conseguido ponerse de acuerdo con un documento de síntesis. Aparentemente concluyó sus trabajos en 2022, pero en 2024 fueron retomados para incluir aportaciones de quienes participaron en el sínodo.
«El estado de la cuestión en torno a la investigación histórica y la investigación teológica, consideradas en sus implicaciones mutuas, excluye la posibilidad de avanzar en la dirección de la admisión de las mujeres al diaconado entendido como grado del sacramento del orden. A la luz de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio eclesiástico, esta valoración es firme, aunque no permite formular hoy un juicio definitivo, como en el caso de la ordenación sacerdotal».
En las conclusiones se reconoce que existe «una intensa dialéctica» entre partidarios de ordenar a mujeres diácono y detractores. La cuestión central que se ha impuesto es que el diaconado es sacramentalmente el paso previo al sacerdocio, y por tanto, abriría el paso a la ordenación de mujeres. Mientras que los partidarios de ordenar a mujeres diácono se centran en el «ministerio» que ejercerían estas mujeres, los detractores creen que existe «la unidad del sacramento del orden sagrado, junto con el significado esponsal de los tres grados que lo constituyen (diaconado, presbiterado y episcopado)» y que «si se aprobara la admisión de las mujeres al primer grado del orden, resultaría inexplicable su exclusión de los demás».
El cardenal Petrocchi resume en su informe los argumentos de cada una de las partes. Los partidarios dicen que reservar la ordenación a mujeres contradice «la condición de igualdad entre el hombre y la mujer como imagen de Dios» y «la igual dignidad de ambos géneros». Los detractores piensan que el sacerdocio se ejerce «a imagen de Cristo» y que «la masculinidad de Cristo, y por tanto la masculinidad de quienes reciben la ordenación, no es accidental, sino que forma parte integrante de la identidad sacramental». Todos coinciden en que no está claro a qué se refiere el término «diaconisas» que aparece incluso en el Nuevo Testamento» y en que «el estudio sistemático del diaconado, en el marco de la teología del sacramento del orden (sacerdotal), plantea interrogantes sobre la compatibilidad de la ordenación diaconal de las mujeres con la doctrina católica del ministerio ordenado».
En una entrevista publicada en septiembre, León XIV adelantó que al menos «por el momento», no tiene intención de cambiar la enseñanza sobre la ordenación de mujeres diaconisas. «Yo, por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema. Pienso que hay algunas preguntas previas que deben hacerse» (…), «hay muchas cosas que deben ser examinadas y desarrolladas en este momento antes de que podamos realmente llegar a hacer las otras preguntas», declaró en la conversación con la periodista Elise Ann Allen publicada en el libro 'León XIV. Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI'.
Ya en octubre, durante el Sínodo de obispos, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, había adelantado que «la cuestión del diaconado femenino no está madura en este momento» y que Francisco prefería centrarse en «el papel de la mujer en la Iglesia» y en explorar «posibilidades de desarrollo sin centrarse en la ordenación». Entonces, puso el ejemplo de grandes mujeres de la historia de la Iglesia, que sin ser sacerdotes ni obispos, han impactado en la fe de las personas y puso el ejemplo de la española Teresa de Jesús, la sueca Hildegarda de Bingen o la estadounidense Dorothy Day.
El diácono en la tradición latina de la Iglesia católica puede impartir bendiciones y hacer lecturas en la misa, pero no administrar la mayoría de los sacramentos, reservados a los sacerdotes.