Esperanza Aguirre: «El cuerpo me pide moción de censura, yo lo haría»
La portavoz socialista en la Asamblea de Madrid es partidaria de «esperar a una sentencia judicial « en el «caso Cerdán»
«Ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón, se viene a asumir responsabilidades políticas», espetó el entonces líder de la oposición, Pedro Sánchez, a Mariano Rajoy en 2018. Este jueves, en un inusual ejercicio de coherencia, el ahora presidente del Gobierno no pidió disculpas en las Cortes, lo hizo desde la sala de prensa de la sede del Partido Socialista en la madrileña calle de Ferraz, aunque se podría decir que le faltó la segunda parte, la de asumir responsabilidades políticas.
Sánchez desempolvó este jueves el atril de la sede del PSOE para comparecer en una sala que no utiliza desde antes de ser elegido presidente del Gobierno, y con un gesto compungido desmontó punto por punto el discurso que él mismo pronunció durante la moción de censura a Mariano Rajoy que ganó en 2018.
La hemeroteca es una de las peores enemigas de Sánchez, un presidente que se caracteriza, en sus propias palabras, por «cambiar de opinión». Las explicaciones y las disculpas que ofreció horas después de la dimisión de Santos Cerdán son un ejemplo muy claro de un «cambio de opinión» y de postura radical para un político que basó su candidatura en acabar con la corrupción en las instituciones y «hacer política limpia».
En 2018 el presidente recriminó a Rajoy estar «asediado por la corrupción», le afeó además pedir perdón por los nombramientos que había hecho en el pasado, refiriéndose a Luis Bárcenas -protagonista de una de las tramas de corrupción más sonadas en la historia del Partido Popular-, y aseguró que las disculpas no eran suficientes, ya que Rajoy no podía evadir su responsabilidad en esos nombramientos como máximo responsable del PP. «Lo suyo no es un caso de una única y exclusiva manzana podrida señor Rajoy».
Pues bien, siete años después, y visiblemente afectado, Sánchez se presentó ante la ciudadanía como una víctima de un nombramiento que también había hecho él en calidad de secretario General, el de su secretario de Organización. Aseguró haber depositado su confianza en la persona equivocada que ha terminado traicionándole, según su versión de los hechos, incurriendo en actividades delictivas a espaldas de toda la cúpula del partido. Y pidió disculpas hasta en dos ocasiones, algo que según sus redes sociales allá por 2018 «no bastaba» en el caso de Rajoy.
Ante un informe demoledor elaborado por la Guardia Civil que apunta a Santos Cerdán, hasta este jueves número tres del PSOE, como la persona que gestionaba las mordidas de adjudicación de obra pública, Sánchez anunció una auditoría externa para evaluar las cuentas de la organización. Descartó dimitir, disolver las cortes y convocar elecciones.
Lejos queda el final de aquel discurso triunfal de 2018. «La corrupción, señor Rajoy, es veneno para la democracia, y para extirparla hay que ser firmes en su combate. Por eso yo no voy a caer en el «y tú más», voy a decir «y yo más». «Yo más contundente, yo más implacable y yo más ejemplar cuando existan casos de corrupción en el Partido Socialista».
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