Sánchez sube el gasto en defensa sin socios, Cortes ni presupuestos

Pero para hacerlo, Sánchez ha ninguneado a sus socios parlamentarios y de Gobierno, que manifestaron este martes su oposición al plan; al Congreso de los Diputados, donde solo acudirá a dar explicaciones pero al que hurtará una votación sobre el aumento del gasto; y a las cuentas públicas, ya que financiará el plan con varios movimientos financieros orientados a solventar la falta de presupuestos generales.

Como lleva haciendo desde que se comprometió en Bruselas a incrementar el gasto en defensa, Sánchez aseguró este martes que la nueva senda -recogida en el denominado 'Plan industrial y tecnológico para el fortalecimiento de la seguridad y la defensa'- no restará «un céntimo» de presupuesto social. Tampoco se traducirá en subidas de impuestos ni en un aumento del déficit ni el endeudamiento, aseguró. La fórmula buscada por el Gobierno para sacar adelante este millonario plan recurre a tres vías de financiación: la «reorientación» de algunas partidas de los fondos Next Generation, los «ahorros» de los últimos ejercicios y la reasignación de partidas presupuestarias del año 2023, las últimas cuentas públicas aprobadas.

En un ejercicio de justificación continuo -reconoció que él mismo no hubiera firmado este plan hace años-, sostuvo que España debe adaptarse a las nuevas amenazas y contribuir a la seguridad y defensa europeas. «El mundo ha cambiado», apuntó casi como disculpa durante una intervención en la que trató de poner el foco en la vertiente económica y social de la inversión. El Gobierno calcula que el plan tendrá un impacto de entre 0,4 y 0,7 puntos adicionales en el PIB y creará 96.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos. Además, Sánchez subrayó que el 87% de la inversión se quedará en España y solo el 5% se destinará a compras fuera de Europa.

El Gobierno repartirá en cinco objetivos los 10.471 millones aprobados este martes. La partida más cuantiosa, que se llevará el 35% del plan -unos 3.700 millones-, estará destinada a la «mejora de las condiciones laborales, preparación y equipamiento» de las Fuerzas Armadas, aunque el Ejecutivo no dio más detalles. La siguiente, con 3.200 millones, un 31%, tendrá como objetivo mejorar las telecomunicaciones y la ciberseguridad para crear un «escudo digital» para España, según definió Sánchez. También se dedicarán 1.700 millones a la adquisición de capacidades de lucha contra los efectos de las catástrofes naturales y unos 328 millones a mejorar la seguridad de las misiones en el exterior donde están desplegadas las Fuerzas Armadas.

El resto, casi 2.000 millones de euros, se destinarán a la partida más polémica, la compra y modernización de programas de armamento. «Menos de una quinta parte del plan se va a destinar a la compra de armamento en el sentido más tradicional del término -justificó el presidente-. No es para atacar a nadie, España es un país pacifista, pero lo tenemos que hacer para aquellos que puedan estar pensando en atacarnos a nosotros o en atacar a Europa».

Pese a este compromiso para situar a España como «miembro central y fiable» de la Unión Europea y de la OTAN, Sánchez evitó este martes comprometerse a aumentar más allá del 2% del PIB la inversión militar, como ya piden algunos países aliados y esperan que apruebe la cumbre que la Alianza celebrará a finales del mes de junio en La Haya, marcando objetivos del 3,5% o incluso el 5%. «El planteamiento que debemos tener es cómo reforzar el pilar europeo de seguridad y defensa y pensar cómo invertir juntos y mejor», respondió evitando el debate sobre un compromiso mayor.

Sin votación en el Congreso

La polémica política en España sin embargo no irá más allá del ámbito discursivo, ya que Sánchez ya dejó este martes claro que no enviará el plan al Congreso para su ratificación. Dijo no estar obligado a ello legalmente y únicamente pedirá su comparecencia ante el pleno para exponer la senda a los grupos parlamentarios. Una comparecencia que el Partido Popular pidió este martes que sea con carácter de urgencia y que conlleve una votación en las Cortes.

Para el PP, el plan de defensa de Sánchez es un castillo en el aire, sobre todo porque no ha especificado de dónde va a sacar los fondos para ese incremento del gasto. No tanto para este 2025, que también, sino para los próximos cursos. De ahí, que Génova insista en la necesidad de presentar unos Presupuestos Generales que aclaren, sin dudas, cuáles van a ser las partidas afectadas para cumplir con la UE y la OTAN. «España necesita un auténtico plan de defensa y lo que ha presentado Sánchez es uno de autodefensa», explicó este martes Alberto Núñez Feijóo, en referencia a la necesidad del presidente del Gobierno de enviar esta hoja de ruta a Europa para calmar a los aliados continentales. Otro de los problemas que exponen desde Génova es la dificultad que tendrá el Gobierno para ejecutar en plazo estos compromisos anunciados por Sánchez y creen que todo responde a la necesidad de contentar a Europa. «No es serio ni democrático», explicó Cuca Gamarra, secretaria general del PP, informa Emilio V. Escudero.

Las críticas también llegaron del líder de Vox, Santiago Abascal, que teme que el plan supondrá una subida de impuestos aunque Sánchez no hubiese negado y preguntó al servicio de quién se pondrán las Fuerzas Armadas españolas. «¿De Ursula o de China? España necesita defensa contra los aliados de Sánchez», replicó.