World Central Kitchen, la ONG atacada por Israel que nació tras el terremoto de Haití
World Central Kitchen (WCK), el proyecto humanitario de José Ramón Andrés Puerta (Mieres, 54 años), más conocido como chef José Andrés, nació de una conversación de este cocinero español nacionalizado estadounidense con su mujer, Patricia. “Cuando la gente tiene hambre, mándales cocineros. No mañana, hoy”. Esa idea en apariencia sencilla sobre la que se construyó la ONG surgió entre fogones en campos de desplazados tras el terremoto que devastó Haití en 2010. Sin embargo, ese proyecto no contaba inicialmente con alimentar a los hambrientos de las guerras, sino a las víctimas de desastres naturales como las de aquel seísmo. La guerra de Ucrania amplió ese propósito inicial. José Andrés y sus cocineros empezaron a servir comidas bajo las bombas, pero ninguno de sus trabajadores había perecido nunca en un conflicto armado. Hasta este lunes, cuando un ataque israelí mató a siete de sus colaboradores en Deir al Balah, en el centro de Gaza, donde gestiona 60 cocinas portátiles en el centro y el sur del enclave palestino. Pocas semanas antes de este ataque, la organización se había convertido en la primera (con el buque de la ONG Open Arms) en llevar alimentos a la Franja por vía marítima desde Chipre.
Tras aquella primera experiencia en Haití, este cocinero ha ido profundizando ese perfil filantrópico que le ha llevado incluso a convertir seis de sus restaurantes en Estados Unidos en cocinas comunitarias. En los algo más de 13 años de vida, WCK ha servido más de 42 millones de comidas en 30 países, no todos del sur global. La organización ha atendido a víctimas de inundaciones en Kentucky (EE UU) y Australia; proporcionado más de 30.000 comidas a los equipos de rescate y los bomberos que lucharon para extinguir los incendios de la costa de California; a los afectados por el huracán María en Puerto Rico y los del terremoto de 2023 en Turquía y Siria; a los inmigrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, y, desde febrero de 2022, nada más comenzar la invasión rusa a gran escala de Ucrania, a las víctimas de esa guerra.
El 6 de mayo de 2022, apenas tres meses después del inicio de la ofensiva, WCK hacía llegar al puerto de Odesa 24 toneladas de alimentos a bordo del barco Open Arms, de la ONG española del mismo nombre. Habían comenzado a distribuir menús en un paso fronterizo peatonal en el sur de Polonia solo pocas horas después de la invasión, y dos años más tarde, la ONG ha servido en el país asediado 260 millones de menús, incluyendo en Odesa, una de las ciudades más castigadas por Rusia. En este país, la ONG ya sufrió las consecuencias del conflicto cuando un misil ruso impactó en una de sus cocinas en Járkov e hirió a cuatro de sus empleados.
Con Open Arms, dedicada tradicionalmente al salvamento de migrantes a la deriva en el Mediterráneo, puso en marcha el chef José Andrés una segunda misión, en marzo de 2024. En esta ocasión, para abrir un segundo corredor humanitario, imitando la iniciativa en Ucrania, pero esta vez desde Chipre hasta las costas de Gaza. La llamada operación Safeena culminó con una primera entrega de 200 toneladas de alimentos que se distribuyeron por las 60 cocinas de la ONG en la Franja.
Gaza ha sido un paso más. Solo en el enclave palestino, WCK ha servido 32 millones de comidas en los últimos meses. De hecho, en el momento del atentado contra los trabajadores de WCK en Deir al Balah, ambas ONG se encontraban inmersos en un segundo envío de ayuda humanitaria. En esta ocasión, el remolcador de Open Arms ha transportado otras 400 toneladas de alimentos a la Franja, donde WCK ha construido incluso un espigón para facilitar el desembarco del cargamento.
Los siete trabajadores que han muerto en un ataque que las autoridades israelíes se han comprometido a investigar, según ha declarado la propia organización, participaban en el traslado de la mitad de esos alimentos, 100 toneladas, a un almacén de Deir al Balah, en el centro del territorio palestino. WCK ha definido la zona en un tuit como “de no conflicto”, una afirmación que choca con las reiteradas advertencias de responsables de Naciones Unidas, entre ellos el jefe de su coordinación humanitaria, Martin Griffiths. En diciembre, Griffiths declaró que en Gaza no había ya “ninguna zona segura”. El domingo, el diario israelí Haaretz publicó, citando fuentes militares y de la inteligencia israelí, que el ejército de ese país ha establecido lo que definió como “zonas de exterminio”, áreas donde cualquiera que ose aventurarse, se arriesga a convertirse en un blanco.
La pandemia de covid-19 fue otra de las emergencias en las que la ONG se involucró. En Estados Unidos, se asoció con restaurantes y agricultores de todo el país para “combatir la inseguridad alimentaria”. En España, movilizó a decenas de voluntarios capitaneados por cocineros para elaborar y distribuir millones de comidas en 16 ciudades del país. Uno de los apoyos más importantes que ha recibido su ONG fue la donación de 100 millones de dólares del magnate Jeff Bezos, fundador de Amazon. “Dar de comer no es caridad ni limosna, sino dar dignidad y respeto al prójimo”, decía el cocinero en una entrevista con EL PAÍS.
De Asturias a la Casa Blanca
El chef José Andrés ejemplifica para muchos estadounidenses el sueño americano; la historia de éxito de un inmigrante que llegó casi con las manos vacías a Estados Unidos en 1990, con 21 años, para trabajar en un restaurante y cuyo ascenso le ha llevado a poseer más de 20 restaurantes en ciudades norteamericanas, incluido el Minibar de Washington, con dos estrellas Michelín, y a cocinar en la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama. José Andrés hoy es considerado una de las cien personas más influyentes del mundo, según la revista Time, que lo incluyó en su lista en 2012 y 2018.
Su prestigio se disparó a partir de la fundación de la ONG: en 2015, el expresidente Barack Obama le entregó la Medalla Nacional de Humanidades, ha participado en varias ceremonias de entrega de los Oscar, en 2019 fue nominado al Nobel de la Paz y ganó el premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2021. La mitad de la cuantía del galardón, dotado con 50.000 euros, fue donado a la isla de La Palma después de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.
En 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le nombró copresidente del Consejo asesor de Deporte, Fitness y Nutrición, un organismo asesor del presidente que se encarga de promover la actividad física y la alimentación saludable para todos los estadounidenses, con independencia de su origen o sus capacidades. La Casa Blanca aseguró que a partir de ahora incluirá un nuevo enfoque relacionado con la promoción de la salud mental.
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