La izquierda se manifiesta en Francia contra Macron y el nombramiento del conservador Michel Barnier como primer ministro
Arranca en Francia lo que podría ser un otoño caliente. La decisión de Emmanuel Macron de nombrar nuevo primer ministro a Michel Barnier, una figura política de la derecha conservadora (Los Republicanos), cuando fue el bloque de izquierda el que tuvo mayoría de escaños en las legislativas celebradas en julio, ha sacado este sábado a la izquierda a la calle en varias ciudades de Francia.
Cientos de miles de personas se han manifestado en todo el país para protestar por esta decisión, que consideran "un golpe de poder" y "un desprecio a la democracia". También para mostrar su rechazo a un jefe de Gobierno que consideran ilegítimo. Según los organizadores, se han manifestado 160.000 personas en París y unas 300.000 en 150 marchas en todo el país.
En la izquierda francesa hay mucha indignación, tanto en la calle como en los escaños, por el hecho de que Macron no haya optado por un primer ministro de su bando. Agrupada bajo el bloque Nuevo Frente Popular, éste engloba a socialistas, comunistas, ecologistas y a La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon. En la segunda vuelta de las legislativas, obtuvieron la mayoría de escaños.
En la marcha parisina, que ha arrancado en la plaza de la Bastilla, Mélenchon ha dicho que "la democracia no es sólo el arte de aceptar la victoria, sino la humildad de aceptar la derrota". "Os llamo a una batalla a largo plazo", ha apelado a la multitud.
En Francia es el presidente de la República el encargado de nombrar al primer ministro, que normalmente suele ser del partido o bloque más votado. No ha sido el caso. Pero la cohabitación con Barnier es más fácil para Macron que una con una izquierda que ya tiene divisiones por las posiciones de Mélenchon y La Francia Insumisa. Algunos de los dirigentes, pero también los ecologistas, han dicho que no van a participar en el nuevo Ejecutivo, donde Barnier dijo el viernes que tienen cabida los partidos moderados, incluidos los de la izquierda.
El nuevo primer ministro sigue con su ronda de contactos. El viernes dijo en una entrevista que liderará un Gobierno "sin líneas rojas", independiente de Macron, "sin sectarismo y prágmático". Este sábado se ha reunido con la presidenta de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, y ha realizado su primera visita en el nuevo cargo. Ha ido a un hospital infantil, donde ha admitido que la situación en el país "es grave" y que no va a "hacer milagros". "Si usted se encuentra con un primer ministro que dice que va a hacer milagros, desconfíe", le ha dicho al periodista que le preguntaba.
Barnier ha dicho que su nombramiento no es "ningún golpe de poder". "No voy a perder el tiempo en polémicas. Escucho las palabras "golpe de fuerza", pero ese no es el espíritu. La idea es reunir en torno a un proyecto en cooperación a una gran parte de los diputados".
La mayoría critica que Macron ha dejado el Gobierno en manos de la extrema derecha de Marine Le Pen, pues es la que tiene la llave para censurarlo (si apoya la moción de censura al Gobierno que tiene previsto presentar la izquierda) o tolerarlo. De momento, parece más probable lo segundo.
El secretario general de los socialistas, Olivier Faure, ha denunciado que Macron se ha puesto "bajo la tutela de Reagrupamiento Nacional". El propio Jordan Bardella, ganador en las elecciones europeas de junio que originaron el actual cataclismo político francés, ha dicho: "Nada ahora se puede hacer sin nosotros".
"El señor Barnier es un primer ministro bajo vigilancia, bajo la vigilancia democrática de un partido que hoy es imprescindible en el juego parlamentario y político", ha dicho. Reagrupamiento Nacional es el partido que logró más votos en las elecciones legislativas, a pesar de quedar finalmente en tercera posición. Es el partido que tiene más diputados.
Barnier le ha contestado: él no está bajo la vigilancia de su partido, sino "bajo la vigilancia democrática de todos los franceses y los grupos parlamentarios que representan al pueblo francés".