Qué es la gripe aviar y cómo puede afectar a las personas que hayan estado en contacto

Carolina Álvarez Álvarez

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La gripe aviar, también conocida como influenza aviar, es una enfermedad viral de distribución mundial que afecta a aves silvestres y de corral. Aunque su transmisión a humanos es poco frecuente, algunos han provocado casos graves y muertes en distintos países.

España mantiene un riesgo muy bajo de contagio humano gracias a los protocolos de bioseguridad y vigilancia, pero la alerta internacional se mantiene activa ante la posibilidad de mutaciones que hagan que su propagación sea más fácil entre personas.

Qué es la gripe aviar

Esta enfermedad viral es altamente contagiosa provocada por virus de la familia Orthomyxoviridae. Existen distintas cepas que se clasifican en dos categorías: la influenza aviar de baja patogenicidad (IABP), que suele causar síntomas leves o incluso pasar desapercibida, y la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP), que provoca alta mortalidad y brotes devastadores en explotaciones avícolas.

Los virus de tipo A son los más preocupantes, ya que poseen una gran capacidad para mutar y recombinarse con otros virus, lo que les permite adquirir nuevas características que podrían favorecer su propagación entre diferentes especies, incluidos los seres humanos.

Transmisón en humanos

Aunque el contagio de aves a humanos es poco común, puede ocurrir tras una exposición directa y prolongada con animales infectados, tanto vivos como muertos, o con ambientes contaminados por secreciones o excrementos. Los síntomas en humanos varían desde infecciones respiratorias hasta cuadros graves que afectan al sistema gastrointestinal o neurológico.

La transmisión entre personas es extremadamente infrecuente y, hasta ahora, no se ha documentado una propagación de persona a persona. Sin embargo, los expertos advierten que una eventual mutación del virus que favorezca esta transmisión podría desencadenar una pandemia, dado que la población tendría poca o nula inmunidad frente a una nueva variante.

  • Tos

  • Diarrea

  • Dificultad respiratoria

  • Fiebre superior a 38° C

  • Dolor de cabeza

  • Malestar general

  • Dolores musculares

  • Secreción nasal

  • Dolor de garganta

El virus A(H5N1): el más vigilado

El subtipo A(H5N1) es el más estudiado debido a su letalidad y capacidad de extenderse rápidamente en aves silvestres y domésticas. Desde 2003, se han registrado 985 casos humanos en todo el mundo, con 473 fallecimientos, lo que representa una tasa de letalidad cercana al 50%.

Los principales focos se han detectado en Asia y África, con países como Egipto, Indonesia y Vietnam concentrando la mayoría de los casos. En los últimos años, Camboya y Estados Unidos han notificado un repunte de contagios, algunos asociados a brotes en ganado vacuno, lo que demuestra la capacidad del virus para adaptarse a nuevas especies.

¿Está España en peligro?

En España, nunca se ha confirmado un caso humano de gripe aviar. Sí se han detectado episodios en aves domésticas y silvestres, con brotes localizados principalmente entre 2022 y 2024 en distintas comunidades autónomas. No obstante, desde marzo de 2023 el país recuperó el estatus de «libre de influenza aviar de declaración obligatoria».

Las autoridades sanitarias españolas y europeas consideran que el riesgo de contagio humano es muy bajo para la población general y bajo para los profesionales en contacto directo con aves. Los protocolos de actuación rápida ante brotes en explotaciones, junto con la estricta vigilancia epidemiológica, reducen significativamente la probabilidad de que se produzca un salto del virus a humanos en nuestro país.

Prevención, tratamientos y vacunas

El tratamiento antiviral temprano, principalmente con oseltamivir, ha mostrado eficacia frente a infecciones zoonóticas de gripe aviar, especialmente en pacientes con riesgo de complicaciones graves. Otros antivirales autorizados por la Agencia Europea del Medicamento, como zanamivir o baloxavir, también se utilizan en casos confirmados.

En cuanto a la prevención, la bioseguridad en explotaciones avícolas es clave para reducir el riesgo de propagación: control de acceso a granjas, separación de aves silvestres y domésticas, programas de vacunación y una vigilancia constante que permita la detección precoz de brotes.

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