El Vaticano necesita donativos
Según una información reciente de la revista Vida Nueva, los donantes principales eran las diócesis del mundo, que aportaron 31 millones, las fundaciones, 13,9, los donantes privados, 2,1, y las órdenes religiosas, 1,2. Estados Unidos es el principal suministrador, con 13, 6 millones de euros, que representa un 28% del total. Le siguen Italia, Brasil y Alemania. España está en el décimo lugar, con una aportación de 800.000 euros. La crisis del óbolo se debe, entre otras razones, a la desafección de determinado mundo católico norteamericano que ha cerrado el grifo o ha reducido significativamente su caudal.
Resulta paradójico que, en términos generales, no haya correspondencia entre la popularidad o asentimiento público que concita este pontificado y el nivel de las donaciones. El acto de donación tiene mucho de expresión de una confianza que se gana, entre otras razones, tal y como reiteradamente repiten los responsables económicos de la Iglesia, con ejercicios continuados de buena gestión y, sobre todo, de trasparencia. En este sentido, la Conferencia Episcopal española está desarrollando un sistema de Compliance, de Cumplimiento normativo y buenas prácticas, que pudiera servir en el futuro de modelo en el Vaticano. El agujero negro presupuestario está haciendo mella y preocupa a las altas autoridades del Vaticano. El español Maximino Caballero Ledo, prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede, que durante las pasadas semanas se ha prodigado mucho en conferencias por España, está trabajando a fondo para despejar del horizonte la quiebra técnica, que no efectiva, del Vaticano.