¿Y ahora qué pasa con los combustibles fósiles? Las claves del acuerdo de la Cumbre del Clima
La COP28 finaliza con un texto «histórico» que puede marcar «el principio del fin» del petróleo, el gas y el carbón
Las medidas acordadas en la COP28 recogen la idea de triplicar la instalación de renovables en 2030 y duplicar la eficiencia energética; la reducción progresiva de la energía basada en carbón; y la aceleración de tecnologías limpias, incluida la energía nuclear, entre otras medidas para la descarbonización, informa Isabel Miranda desde Dubai.
La generación de energía eléctrica es un buen indicador del estado de la descarbonización en el mundo, país por país. Cómo ha cambiado la generación de electricidad en las últimas décadas para los principales productores de energía del mundo, ayuda a explicar la imagen global actual y subraya los desafíos climáticos por delante.
Nunca como hasta ahora se ha generado tanta electricidad libre de carbono, pero aún así no ha sido suficiente para satisfacer el aumento de la demanda, especialmente para alimentar el rápido crecimiento de China y la India. El vacío que las energías limpias no son todavía capaces de llenar lo siguen ocupando los combustibles fósiles. Tanto es así que a pesar del despegue de las renovables, para satisfacer esa demanda se genera en todo el mundo casi el doble de energía eléctrica con origen en combustible fósil que hace dos décadas: 17.500 teravatios hora (TWh) en 2022, frente a los 9.500 TWh del año 2000.
En porcentaje, la energía eléctrica con origen en carbón, gas o petróleo ha pasado de ser el 64% en el 2000 al 61% en 2022, según datos de Ember, un 'think thank' de energía y clima con sede en Londres. Un descenso insuficiente para frenar el calentamiento global, según los expertos en cambio climático. Apenas tres puntos menos, de los que no solo tienen la culpa los grandes crecimientos de China y la India.
En todo el mundo, el volumen de electricidad generada mediante energía solar y eólica se ha multiplicado por cien en las dos últimas décadas, la hidroeléctrica se ha duplicado y la nuclear se ha mantenido. Sin embargo, el volumen generado mediante el carbón y el gas también se ha duplicado. El carbón, la más contaminante de las tres, supone todavía la fuente del 36% de la energía eléctrica, casi tanto como la suma de las energías hidroeléctrica, solar, eólica y nuclear (juntas alcanzan el 39% en todo el mundo). El petróleo es la única de las principales fuentes que se ha reducido en términos absolutos.
En el caso de España, la generación de energía eléctrica con origen en combustibles fósiles se ha reducido en términos absolutos y relativos. Hace dos décadas, el 56% tenía su origen en el carbón, el gas o el petróleo; mientras que hoy supone el 37%. El carbón es residual, pero todavía hay una gran dependencia del gas, que supone casi un tercio de la energía eléctrica generada en España. La energía solar y eólica suponen, con el 33%, la primera fuente eléctrica, según datos de Ember de 2022.
Los porcentajes de España de generación de energía eléctrica con origen distinto a los combustibles fósiles son superiores a los de la media de la Unión Europea, y se han reducido a un ritmo más rápido. Mientras que en la UE el carbón, el gas y el petróleo suponen un 39% del origen de la energía eléctrica, 13 puntos menos que en el año 2000, en España suponen el 37%, 19 puntos menos que aquel año. Los datos que se muestran aquí reflejan la energía generada dentro de las fronteras de un país y no incluyen las importaciones ni las exportaciones, que pueden desempeñar un papel determinante en muchos países.
Hay países en la UE con porcentajes mucho más bajos de uso de combustibles fósiles que España, como Noruega, Suecia y Suiza, inferiores al 5%. En Polonia, por el contrario, suponen el 79%, fundamentalmente por el uso del carbón; aún así sensiblemente menos que en el año 2000, cuando rozaba el 100%. En Italia, fundamentalmente por el uso del gas, los combustibles fósiles suponen todavía el 64%, aunque notablemente menos que hace dos décadas, cuando sostenían el 81% de la producción eléctrica.
Los porcentajes de uso de combustibles fósiles en Italia tanto en el año 2000 como en 2022 son prácticamente idénticos a los de China, 65% ahora frente al 82% hace dos décadas. La cuestión china, sin embargo, es fundamentalmente un problema de volumen. China superó a Estados Unidos como el mayor productor de energía del mundo en 2010 y ahora produce casi un tercio de la electricidad mundial. La creciente demanda de energía del país se cumplió en gran parte con carbón, el combustible fósil más contaminante.
China ahora genera el doble de energía eléctrica que Estados Unidos, mientras que en el año 2000 el gigante asiático era un tercio que el gigante norteamericano. Estados Unidos, por su parte, ha crecido ligeramente en términos totales. La dependencia de EE.UU. a los combustibles fósiles se ha reducido hasta el 60%, pero a menor ritmo que otros países.
Después de China y Estados Unidos, los mayores generadores de energía eléctrica son la India, Rusia y Japón. Japón, debido al abandono de la energía nuclear, tiene una mayor dependencia de los combustibles fósiles, y la India y Rusia han reducido sus porcentajes en mucha menor medida que otros países.
En Qatar, sede de la COP 2028, el uso de combustibles fósiles, en concreto el gas, supone el 100% del origen de la generación de energía eléctrica. Al igual que en Arabia Saudí, Omán y Kuwait, que suman el petróleo al mix energético. Irán se acerca también al total de energía a partir de combustibles fósiles.