Las enfermeras podrán recetar medicamentos calmantes, anestésicos o para dejar de fumar>

En concreto, en cuanto a los tratamientos para dejar de fumar la guía habla de los fármacos varenicilina (comercializado bajo el nombre de Champix) y de citisiniclina. Según la guía, las enfermeras pueden indicarlos para fumadores que quieran dejar el tabaco mediante una valoración individualizada y realizando un «seguimiento colaborativo por los profesionales de referencia del paciente». Del mismo modo, podrán prorrogar el tratamiento o interrumpirlo en caso de que aparezcan efectos adversos o de que el paciente no siga las pautas indicadas.

Por otra parte, se aprueba también la prescripción enfermera de anestésicos locales, utilizados principalmente en algunas pruebas diagnósticas y cirugías menores para que el paciente pierda la sensibilidad de una parte determinada del cuerpo y aliviar así los dolores. En esta categoría entran fármacos como la bupivacaína, la lidocaína (utilizada especialmente para dolores dentales y tratamientos estéticos), la mepivacaína o la tetracaína.

Para estos anastésicos locales, señala la guía, y ante procedimientos urgentes o que requieran una actuación inmediata las enfermeras podrán actuar dentro de sus competencial y según los protocolos consensuados. El documento resalta también que en ningún caso se podrán cambiar las pautas especificadas en la ficha técnica del fármaco y que solo podrán suspender su uso en caso de que el paciente sufra una intoxicación, reacción alérgica o adversa.

Las guías fueron aprobadas el pasado 26 de febrero en una reunión de la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ambas, señala el Ministerio de Sanidad en una nota informativa, han sido elaboradas por equipos multidisciplinares, en los que han participado profesionales de la Medicina, Enfermería y Farmacia.

Sanidad destaca que en la atención a las personas fumadoras se debe garantizar la accesibilidad a la ayuda para dejar de fumar. En España, prosigue, cada año fallecen alrededor de 50.000 personas como consecuencia del consumo de tabaco.