Sunak y Starmer forcejean sobre los impuestos y la inmigración en el primer debate televisivo antes de las elecciones
El "premier" Rishi Sunak y el líder laborista Keir Starmer forcejearon sobre la inmigración, la defensa, los impuestos y la sanidad pública en el primer debate televisivo ante las elecciones del 4 de julio. Ninguno de los dos se erigió en claro vencedor, aunque un sondeo de YouGov dio ligeramente por delante a Sunak (51%) sobre Starmer (49%).
El público en los estudios de la ITV aplaudió sin embargo más al aspirante y castigó ocasionalmente al líder conservador con risas cuando dijo de su controvertida propuesta de crear un servicio nacional puede ser una medida "transformadora" para los jóvenes.
Sunak salió relativamente bien parado y con afán batallador, pese a partir con todo el viento en contra: veinte puntos por detrás en los sondeos y la reciente proyección también de YouGov de una derrota mayor aún que la sufrida por John Major ante Tony Blair en 1997, con una caída de los 365 diputados logrados hace cinco años a 140 (frente a los 422 que lograrían los laboristas).
"Imaginen que el 5 de julio se despiertan ante cinco años más de declive y división con los conservadores, con la sensación de haber entregado de nuevo las cerillas a los pirómanos", advirtió Starmer tras una hora de debate. "No tengo una varita mágica, pero sí tengo un plan de sentido común para cambiar este país, por la simple convicción patriótica de que podemos y debemos hacerlo mejor".
Sunak replicó alegando precisamente que es su partido en que tiene "un plan claro" frente a la indefinición de los laboristas. "En tiempos inciertos no podemos tener un primer ministro incierto", recalcó. "No podemos extender un cheque en blanco sin explicar cuánto va a costarle a los contribuyentes. Los conservadores garantizamos un futuro más seguro, con más baja inmigración, menos impuestos y la protección de las pensiones".
El debate estuvo sobre todo centrado en cuestiones domésticas y pasó por alto cuestiones como la guerra de Ucrania o el Brexit. La guerra en Gaza fue prácticamente la única referencia de política exterior. Starmer dio un giro a la izquierda en su discurso reclamando "la solución de los dos estados" y pidiendo "un alto el fuego inmediato" y la liberación de los rehenes.
Sunak desvió la atención a la seguridad nacional y cuestionó la voluntad de los laboristas de usar la "disuasión nuclear". El líder laborista lamentó por su parte cómo las disputas internas de los conservadores se han traducido en una devaluación del imagen del país ante el mundo: "Quiero devolver al Reino Unido su reputación en la escena internacional".
A la espera del impacto del primer debate, las encuestas no reflejan una apreciable variación en los primeros días de campaña. Ninguno de los dos candidatos entusiasma a los británicos, aunque el 35% piensa que el laborista sería mejor primer ministro y el 19% opina lo propio de Sunak, con una amplia mayoría aún indecisa.
Starmer aventaja de entrada a Sunak en todos los temas calientes de la campaña, de la economía a la inmigración, pasando por la sanidad pública. Tan solo se registra un empate entre ambos (30% a 30%) en los apartados de Defensa y de "hacer frente al conflicto entre Rusia y Ucrania".
El líder laborista va también por delante de su rival en casi todos los apartados de cualidades personales, de "competencia" (37% a 29%) a "honestidad" (34% a 23%) o a la capacidad de ser decisivo (26% a 24%). La mayor diferencia entre ambos se produce en su "relación con la gente común": el 78% británico piensa que Sunak está "fuera de contacto" con el británico medio, frente al 41% que opina lo mismo de Starmer.