«Es una contradicción exigir en la empresa ser creativo si en Primaria este aprendizaje se corta en seco«

Esta investigadora reconoce que seguirán investigando para descubrir las verdaderas causas de esta situación, pero lo que sí puede adelantar en este momento son varios motivos. «En primer lugar hay que señalar que esta edad coincide con un cambio de etapa educativa en la que se exige más a los alumnos de cara a dar el salto a Secundaria. Además, no hay que olvidar la propia evolución madurativa de los escolares a esta edad, ya que a los 11 años cambia la manera que tienen de concebir conceptos, puesto que cuando son más pequeños, en Infantil, los asimilan siempre con dinámicas muy activas, abiertas, creativas y motivadoras con propuestas lúdicas que potencian pensamientos divergentes, pero al cumplir años estas prácticas se abandonan en el aula. En realidad, se trata de una gran contradicción porque a los adultos nos piden en el mundo empresarial ser creativos, competitivos, activos, resolutivos y, sin embargo, en la edad escolar hay un momento en que este aprendizaje se corta en seco».

Por este motivo, María José Cuetos Revuelta incide en que sería conveniente realizar cambios en el sistema educativo que activen y potencien el pensamiento creativo, divergente y crítico. «Además, en la sociedad en general, y en las familias en particular, también se debe trabajar en este sentido para promover la curiosidad de los niños de manera que se les permita explorar y motivarse. No se hace porque estamos sometidos a mucho estrés y los menores cada vez tienen que cumplir mayores exigencias escolares».

A la merma en la creatividad de los más pequeños por los cambios pedagógicos correspondientes a la etapa escolar, hay que sumar otro factor como es la entrega del primer móvil. «Sin embargo, -señala María José Cuetos Revuelta- no hay que demonizar las pantallas porque pueden ser un modelo motivador de aprendizaje. Lo que ocurre es que un abuso o mal uso de las mismas sí puede ser perjudicial porque un niño no tiene la madurez suficiente para autocontrolarse y, entonces, sí es un problema», concluye.