Sin embargo, lejos de asimilar el revés, en el Gobierno tratan de dar la vuelta al argumento y mientras que en Oriente Medio el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, defiende que España ha tenido un papel «clave» en el acuerdo del alto el fuego entre Israel y Hamás; en el caso de Machado, el de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, reivindica el «intenso trabajo» del Gobierno para su liberación cuando fue retenida por el régimen chavista. Ni una muestra de reconocimiento pública.
Dejando a un lado que todo un ex vicepresidente de la coalición, como Pablo Iglesias, se haya referido a la premiada como «golpista», asegurando que «se lo podían haber dado a Adolf Hitler a título póstumo», la consideración que Machado tiene del Ejecutivo de Sánchez no es positiva. Y el patrón se reproduce en sentido contrario. En Moncloa evitaron cualquier muestra de efusividad en la reacción al galardón. Los ministros consultados desviaron la conversación, sin querer entrar a comentarlo: «No me corresponde a mí, claro, valorar la decisión que ha tomado el Comité del Nobel» o recurriendo a lugares comunes para evadir el posicionamiento. «España siempre es un país comprometido con los derechos humanos, con la democracia, con la paz, que impere en todo el mundo», aseguró Bolaños.
En privado las fuentes consultadas por ABC se pronuncian con más libertad. Reconocen que el espacio ideológico y el partido que representa María Corina Machado, Vente Venezuela, «no es precisamente socialdemócrata» y recuerdan sus vínculos directos con Vox. Desde el PSOE se trae a colación que su última participación en un acto político de España tuvo lugar hace apenas un mes, cuando apareció en un vídeo en la cumbre ultraderechista organizada por el partido de Santiago Abascal, 'Europa Viva 25'. También, que estuvo tentada, aunque finalmente canceló su aparición, de intervenir en una de las movilizaciones de la Plataforma por la España Constitucional contra el Gobierno de Pedro Sánchez en la plaza de Castilla de Madrid en octubre del año pasado.
En este punto, las citadas fuentes se revuelven contra las felicitaciones que sí ha recibido Machado, en concreto, las que provienen del principal partido de la oposición. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, celebraba la «hazaña personal» y el «mensaje decisivo» que el premio lanzaba al mundo, al tiempo que criticaba que Sánchez «aún no la hubiera felicitado» al quedar «ante el espejo de su infamia». En el PSOE responden cortantes que «cuando en 2027, –Machado– pida el voto para Vox, a alguno se le va a atragantar el tuit».
Las fuentes consultadas recuerdan que los populares «sufren» en su relación con ciertos perfiles como Donald Trump o Javier Milei, alienados políticamente con Vox, y que les plantean un problema a la hora de secundar o no sus políticas o discursos. En esto, como en otras tantas cuestiones, quiso distanciarse el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, de la posición oficiosa de su partido, lanzando un mensaje a través de las redes sociales de felicitación. «Siempre apoyaré la lucha por la democracia, por los derechos humanos, por la libertad y por la paz», escribió.
Trump, el enemigo
La incomodidad por el reconocimiento a Machado es manifiesta y algunos de los dirigentes consultados ironizan con que la reacción es «casi la misma que si se lo hubieran dado a Trump». Y ahí es precisamente donde quiso llevar ayer la atención el Gobierno. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para evitar pronunciarse sobre la opositora venezolana se aferró a la ofensiva contra el presidente de EE. UU. que mantiene el Ejecutivo español. «Creo que el señor Trump, después de haber conocido el veredicto de los Nobel de la Paz, estará algo disgustado o tendrá alguna decepción, ¿verdad?», señaló.
En Moncloa se sienten mucho más cómodos en la confrontación pública y directa con el presidente norteamericano que con la líder de la oposición venezolana, por lo que ayer trataron de desviar todas sus intervenciones en la reacción a la última andanada de Trump, su invitación a que la OTAN expulse a España por no querer comprometerse con el 5% del gasto del PIB en Defensa. Un regalo para el Gobierno que rentabiliza la polarización.