Corea del Sur, Japón y China reactivan la cooperación en medio de las tensiones militares en la región
Líderes de China, Japón y Corea del Sur celebraron el lunes su primera cumbre trilateral en más de cuatro años con el propósito de estrechar lazos económicos en un contexto de crecientes tensiones militares en el Indo-Pacífico. Seúl fue el escenario de un encuentro a tres bandas que ha recuperado una diplomacia de alto nivel entre las potencias regionales, con Pekín tratando de contrarrestar la gran influencia estadounidense sobre las dos grandes democracias asiáticas.
Mientras que Corea del Sur y Japón cerraron aparentemente el año pasado las heridas de guerra que arrastraban desde la ocupación japonesa de la Península de Corea en el siglo XX, la relación de estos dos países con China, de la que dependen como su mayor socio comercial, se ha ido deteriorando a la par que han fortalecido una alianza de seguridad con Estados Unidos.
Antes de la cumbre del lunes, el anfitrión, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, mantuvo encuentros bilaterales con el primer ministro japonés Fumio Kishida y con Li Qiang, primer ministro chino, quien ha viajado al país vecino en lugar del ausente presidente Xi Jinping.
Desde Pekín han aplaudido la celebración de esta cumbre para retomar viejas conversaciones sobre diferentes acuerdos de cooperación, incluido un tratado de libre comercio, pero los funcionarios chinos critican que tanto Seúl como Tokio han estrechado una asociación militar con Washington para disuadir a China. Aunque, sobre todo, está dirigida a Corea del Norte.
Precisamente, el régimen de Kim Jong-un anunció el lunes que pondría en órbita su segundo satélite espía entes del 4 de junio. "Japón, China y Corea del Sur comparten un interés común por la estabilidad en la Península de Corea y la importancia de la desnuclearización de Corea del Norte", dijo Kishida tras la cumbre.
Ausencia de Xi Jinping
La ausencia de Xi Jinping, que presidirá esta semana en Pekín un foro con varios representantes de estados árabes para tratar la masacre israelí en Gaza, significaba que se caían de la agenda importantes asuntos de seguridad. La presencia de Li, quien ya ocupó el asiento del líder chino año pasado en la cumbre del G-20 en Delhi, pretendía dar un enfoque más económico a la reunión, como así ha ocurrido.
Según revelaron los medios estatales chinos, el segundo hombre fuerte de Pekín habló de un "reinicio" de las relaciones e instó a los líderes de Japón y Corea del Sur a "rechazar el proteccionismo, así como el desacoplamiento o la ruptura de las cadenas de suministro, y defender la globalización".
Li pretendía también conocer las intenciones de Tokio y Seúl ante las continuas presiones de EEUU para que frenen las exportaciones de equipos avanzados de fabricación de chips a China. El Gobierno de Kishida ya impuso el año pasado sus primeras restricciones.
El domingo, Yoon y Li avanzaron en su encuentro que se reanudarían las negociaciones para mejorar el actual acuerdo de libre comercio entre los dos países y se establecerá el llamado "diálogo de seguridad diplomática", un canal de comunicación regular entre los ministerios de Exteriores y de Defensa que busca evitar cualquier altercado o malentendido.
El líder surcoreano también tendió la mano al japonés Kishida. Ambos lograron aparcar décadas de tensiones entre las dos grandes democracias de Asia Oriental después de que Seúl anunciara el año pasado que abriría un fondo para recaudar dinero y compensar a las familias surcoreanas que fueron víctimas de explotación sexual y trabajo forzoso durante la ocupación japonesa.
Visita histórica
Yoon se convirtió en 2023 en el primer presidente surcoreano que pisaba Tokio en más de 12 años. Kishida le devolvió después la visita. Con la reconciliación histórica ya materializada entre los vecinos, ambos líderes viajaron el pasado agosto a Estados Unidos para participar en una cumbre con Joe Biden en la que impulsaron distintos acuerdos de seguridad.
Tras aquel encuentro, los ejércitos de Washington, Seúl y Tokio aumentaron su ritmo de maniobras conjuntas alrededor de la Península de Corea como respuesta a las continuas pruebas con misiles por parte de Corea del Norte.
Biden ha conseguido que el Gobierno de Kishida aprobara una expansión de la Marina estadounidense por las islas japonesas de Okinawa, que se extienden a lo largo del borde del Mar de China Oriental hasta unos 100 kilómetros de Taiwan. Japón ya alberga a 18.000 infantes de Marina, la mayor concentración fuera de EEUU. El líder estadounidense también logró que Yoon cediera en un acuerdo impopular entre los surcoreanos para que submarinos estadounidenses con armas nucleares pudieran atracar en los puertos del país asiático.
En una comparecencia conjunta celebrada tras la cumbre regional del lunes, el primer ministro chino, Li Qiang, mandó un recado a la alianza formada por Washington, Tokio y Seúl al criticar la "formación de bloques".
La cumbre devolvía la normalidad a una reunión que los vecinos asiáticos realizaban anualmente desde 2008, pero que se paralizó tras el último encuentro de 2019 por la pandemia y por las tensiones de Tokio con Seúl y Pekín. Según un comunicado de la agencia surcoreana Yonhap, las tres partes acordaron "promover los intercambios culturales, establecer redes de cadenas de suministro seguras y trabajar juntas para abordar cuestiones ambientales".
Kishida y Li también se reunieron por separado en la capital surcoreana. Discutieron la prohibición china a las importaciones de productos del mar japoneses a raíz de la liberación de aguas residuales tratadas de la planta de nuclear de Fukushima. En Tokio también han asegurado que su primer ministro habría manifestado su preocupación porque los bancos chinos hayan estado navegando durante "un récord de 158 días consecutivos" cerca de las isla en disputa en el Mar de China Oriental.