La relación entre los de Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo en Aragón empeora cada día que pasa. Hace menos de un mes la posibilidad de un adelanto electoral parecía remota, ahora está algo menos lejana. Desde el pasado lunes, la cascada de acontecimientos en la escena política maña deja entrever que PP y Vox, que parecen condenados a negociar para sacar adelante unas cuentas prorrogadas desde 2024, no solo no se entienden, sino que tienen que justificar por qué no lo hacen ante sus respectivos votantes. Ni siquiera se ponen de acuerdo en el escenario del ¿y ahora qué?.
«Espero que recapacite», dijo este miércoles el presidente Jorge Azcón. A la misma hora, Alejandro Nolasco espetaba: «¿Ustedes han visto a Azcón pedir alguna vez perdón?». En el trasfondo de esta ruptura total entre partidos que durante once meses compartieron Ejecutivo se encuentra el despido de un asesor de Vox en las Cortes, Marcos Francoy, tras publicar mensajes racistas y de apología del nazismo. Azcón lanzó un órdago para seguir hablando, pero el cese se había producido ya el mismo lunes.
Nolasco acusó al barón popular de «cabezonería», de deberse a sus «jefes Bendodo y Feijóo que quieren elecciones anticipadas en Aragón» y de haberles asestado una «puñalada trapera» por un asunto interno solo horas después de que Azcón se reuniese en Madrid con una dirigente de la formación de Santiago Abascal con la intención de trabar un acercamiento. En la tesis de Nolasco, Génova no quiere presupuestos y por eso retó a Azcón a presentarlos. Este asegura que los va a presentar, y va a llamar a todos los partidos, incluido Vox que este miércoles no cerró la puerta a apoyar medidas específicas de ese presupuesto regional. Es decir, no se sentarán a negociar las cuentas, pero deja abierto el voto hacia el proyecto de ley. La reacción de Vox al episodio del asesor racista ha sido, en boca de Azcón, «absolutamente desproporcionada».
En Extremadura será hoy una jornada para esclarecer si la región puede enfrentarse en 2026 a un adelanto electoral. Por una parte, termina el plazo para que los grupos parlamentarios registren enmiendas a la totalidad a los presupuestos. Unidas por Extremadura ya lo hecho. Sin embargo, Vox y el PSOE no han aclarado si lo harán o no. Todo hace indicar que los de Abascal sí mantendrán el pulso y la presentarán. Hay más dudas con los de un Gallardo debilitado y, seguramente, el último interesado en ir a las urnas. Si ambos mantienen el pulso, la presidenta de la Junta, María Guardiola, el próximo martes, tras votación parlamentaria, ya tendría la opción de convocar elecciones.
El pulso eterno para las cuentas
Hoy mismo se debatirá, también en la cámara regional, la reforma del reglamento de la Asamblea para que, de convocar elecciones en 2026, el mandato no caduque en 2027, sino que se alargue cuatro años. Según fuentes consultadas por ABC, salvo sorpresa, esa reforma no saldrá adelante. Sin embargo, la Junta se acogerá al Estatuto de Autonomía que ya recoge la posibilidad por lo que, entienden, «jurídicamente» no sería necesario reformar el reglamento de la Asamblea.
Mientras tanto, Guardiola, mantiene lo dicho: si no hay cuentas, habrá elecciones. Y, hasta la fecha, está más cerca lo segundo. Vox se mantiene firme, convencido de que las urnas les benefician y de que, de alguna forma, siguen teniendo la sartén por el mango. Lo que dicen pública y privadamente apunta a que no cederán, al menos de momento.
Sin embargo, es el PSOE, en una situación de extrema fragilidad, el que sí está dispuesto a negociar las cuentas y evitar unos que podrían pillar a su secretario general sentado o a punto de sentarse en el banquillo de los acusados. A nivel interno existirían ya dos corrientes: una cerca a Gallardo, partidaria a la abstención, y otra que llama a tumbar las cuentas.