'Caníbal' Ayuso: de Lobato a Pablo Iglesias, su colección de 'víctimas' en la Asamblea de Madrid de izquierda a derecha y en cinco años
La dimisión de Juan Lobato cogió a Isabel Díaz Ayuso cenando en Seúl, a punto de subirse al avión que le traería de vuelta a Madrid tras su viaje por Corea del Sur. Al aterrizar hoy, tendrá enfrente un enemigo político menos. Desde que llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid, colecciona rivales caídos a izquierda, derecha, centro y hasta en su propio partido. Bien lo sabe Pablo Casado.
Lobato
Su oposición a Ayuso durante más de tres años terminó ayer bruscamente al tirar la toalla en el pulso contra su propio partido. ¿El motivo? Las derivadas de la guerra de Moncloa contra la lideresa regional. Desde que relevó a Gabilondo, trató de hacerse un perfil propio, a días vistiendo el traje de mini Page, con pellizcos a las políticas sanchistas, y otros intentando un anti ayusismo diferente al de Ferraz, sin tanta saña.
Ambas vías le han costado la ruina a él y dieron poco rédito al PSOE en Madrid, sin lograr ni siquiera recuperar la segunda plaza la Asamblea, por detrás todavía de Más Madrid. No tenía mala relación con la presidenta de la Comunidad. «Lobato ha cometido graves actos delictivos en consonancia con sus compañeros. Si se matan entre ellos no significa que uno de ellos sea mejor. Los actos delictivos conllevan penas graves», decían ayer desde el equipo de Ayuso, antes de despegar.
Rocío Monasterio
Fue, junto a Mónica García, quien más resistió frente a Ayuso, hasta que dejó el sillón el pasado 10 de octubre. En su caso también pagó la combustión interna de su partido, pero no tanto por la erosión ante la figura de la baronesa del PP sino por las luchas de poder internas de Vox. Sin feeling personal entre ambas, sus descargas en los plenos y discusiones privadas, en las reuniones, eran sonadas.
Distanciadas en lo ideológico -a pesar de lo que dice la izquierda-, nunca encajaron y los años que tuvo que apoyarse Ayuso en su grupo para ser presidenta acabaron en numerosos desencuentros y presupuestos sin aprobar. El partido de Abascal creció menos que en otras Comunidades Autónomas, frenado por el ímpetu de la política de Chamberí.
Mónica García
Estuvieron frente a frente cuatro intensos años, con duelos entre ambas que aún resuenan en la cámara de Vallecas, más aburrida desde que la sanitaria salió hacia el Consejo de Ministros, donde ganó título y perdió foco político y mediático.
Su sucesora, Manuela Bergerot, aún no ha encontrado ni el sitio ni el tono ante Ayuso, bajo la sombra de la ministra y muy dañada ahora por el caso Errejón. García consiguió erigirse como líder de la oposición, aunque vio cómo su odiada Ayuso firmaba una mayoría absoluta histórica, dejando a la izquierda en mínimos.
Las críticas a la gestión de la Sanidad por parte del gobierno regional, acompañada con manifestaciones más o menos numerosas, no erosionaron electoralmente a Ayuso, que sí aprovecho el desgaste que al partido de García le provocó (y provoca) ser muleta de Sánchez para continuar a toda costa en Moncloa.
Alejandra Jacinto
La joven abogada, criada políticamente en la lucha contra los desahucios, intentó destacar en el bando de la izquierda durante los dos años que duró la pasada legislatura, de 2021 a 2023. Fichaje de Pablo Iglesias, cuando el gran líder morado desistió de entrar ni siquiera en la Asamblea, Jacinto se quedó de coportavoz de Podemos junto a Carolina Alonso, a la que derrotó después en las primarias para convertirse ella en el cartel para las elecciones de 2023.
Su feroz oposición a Ayuso no le sirvió de mucho en las urnas, quedando fuera Podemos al no llegar al 5% de votos necesarios. Apostó después por Sumar, de cara a las elecciones del 23 de julio, pero no llegó ni a la formación de Gobierno a final de año, agotada en las fricciones entre las dos marcas de extrema izquierda. En octubre dimitió para volver a la cooperativa de abogados que fundó.
Aguado
Fue una de las primeras víctimas de la explosión de Ayuso en Madrid tras (mal) convivir con ella como vicepresidente gracias a la alianza entre el Partido Popular y Ciudadanos. Aguado pasó de rozar el primer despacho de Sol, maniobrando para acabar con su socia a través de una moción de censura junto al PSOE, a la periferia de la política en apenas unas semanas.
El amago de Cs en Murcia, para tumbar el gobierno del PP allí, acabó en terremoto en Madrid, con Ayuso encontrando la excusa adecuada para apretar el botón de convocatoria electoral para aquel 4 de mayo que catapultó su carrera. Aguado no estuvo ya ni en las listas naranjas, apartado por su propio partido.
Iglesias
La pieza de caza más preciada por Ayuso cayó en el 4M, al provocar la salida de la primera línea política del fundador de Podemos, con sólo 10 escaños obtenidos y muy lejos de activar esa «alarma antifascista» que tanto declamó en una campaña electoral cargada de agresividad y presuntos golpes de efecto. «España me debe una», se saboreaba la presidenta madrileña en el balcón de Génova brindando por el adiós de Iglesias... que del todo no se fue para gloria de Sánchez y sus enjuagues con el independentismo, con el gurú podemita siempre en medio de sus polémicos tratos.
Gabilondo
Es el último socialista que ganó unas elecciones en la Comunidad de Madrid, en 2019, aunque no le sirvió para lograr el cetro de mando, al sumar Ayuso junto a Cs y Vox. Su académico estilo, de político de otra época, se diluyó en una cámara con el volumen cada vez más elevado. Intentó su partido que bajara al barro en la campaña del 4M, entre presuntas amenazas a candidatos y sobres con navajas, moviéndose incómodo en ese papel. Los pobres resultados socialistas, por detrás incluso de Más Madrid, le empujaron a dejar la política.
Errejón
Duró un suspiro en la Asamblea, en 2019, al salir raudo hacia la política nacional, mesiánico siempre el otro fundador de Podemos. Metió a Más Madrid en la cámara regional, se ganó un par de tomas con andanadas hacia Ayuso («Le calé en su momento, me trataba con tono machista», dice ella) y marchó hacia Más País, el experimento que le llevó al Congreso mientras en su vida de alcoba iba acumulando episodios incompatibles con su discurso público.
Isa Serra
De 2019 a 2021 fue la portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid con un buen álbum de titulares cruzados con Ayuso los plenos, guerreras ambas. La presidenta regional le recordó en varias ocasiones su condena por participar en una agresión a policías en 2014. en los plenos