El Mallorca arrolla a un irreconocible Girona

La historia se torció para el líder de la Liga. El rojo de los dimonis tiñó la camiseta blanca –segunda equipación– del Girona en la que fue su segunda derrota (3-1) para el conjunto de Míchel esta temporada, y que dejó al club catalán fuera de la Copa del Rey en los cuartos de final. Hacía 17 partidos, desde su encuentro contra el Real Madrid, que no perdía. Y lejos de alcanzar una dimensión desconocida –entrar por primera vez en su historia en la semifinal– como prometía el sueño de Míchel, el encuentro se atragantó: el Girona, irreconocible e inofensivo, y el Mallorca, con sangre fría, detectó a la perfección las debilidades de su rival con agresividad. En Son Moix había fuego, había cánticos, y había celebración para el pase de su equipo a la semifinal 15 años después.

MLLMallorca
Mallorca
3
Dominik Greif, Copete, Raíllo, Jaume Costa (Lato, min. 65), Valjent, Giovanni González, Omar Mascarell, Antonio Sánchez (Manu Morlanes, min. 80), Dani (Samuel Costa, min. 65), Cyle Larin (Nastasic, min. 71) y Abdón Prats (Muriqi, min. 71)
GIR Girona
2
Girona
Juan Carlos, Arnau Martinez (Yan Couto, min. 45), Miguel Gutierrez (Valery Fernández, min. 60), Antal Yaakobishvili, Daley Blind, Aleix García , Iván Martín (Pablo Torre, min. 73), Yangel Herrera (Dovbyk, min. 45), Sávio, Tsygankov (Portu, min. 60) y Stuani
Goles 1-0 min. 20: Cyle Larin. 2-0 min. 28: Abdón Prats. 3-0 min. 34: Abdón Prats. 3-1 min. 68: Stuani. 3-2 min. 95: Sávio.
Árbitro José Luis Munuera Montero
Tarjetas amarillas Dani (min. 36), Jaume Costa (min. 39), Raíllo (min. 66), Dominik Greif (min. 72), Daley Blind (min. 93), Yan Couto (min. 94) y Nastasic (min. 97)

Juan Carlos se afianzó en la portería copera del Girona, y Christian Stuani en la punta. Con las bandas y medio campo de gala –Aleix García volvió tras su sanción–, el equipo de Míchel creyó estar listo para hacer historia tras superar su techo en la Liga, golear al Sevilla en Montilivi y continuar líderes de la competición doméstica. Un juego ofensivo contra el equipo del mexicano Javier Aguirre, con una zaga de cinco defensas difíciles de atravesar. Los bermellones son los reyes del empate –11 en 21 partidos esta temporada–, pero hoy no era suficiente. Para ello, el Mallorca, que hace dos años que no jugaba en casa en la competición copera, impulsó una auténtica campaña, una misión bajo el nombre de Operación Cartuja. Que resultó funcionar.

La energía balear fue máxima. Un espectáculo lleno de fuego de los 19.950 dimonis, con el rojo tiñendo Son Moix y con un Stuani inspiradísimo en los tiros del entrenamiento que sirvieron de un presagio a medias. Sobre el campo se sintieron las revoluciones de más, con la pelota de área a área, de portería a portería. Pero sobre todo contra la del Girona. Los goles se hicieron inminentes, y el sufrimiento del equipo de Míchel al no poder mantener su preciada posesión solo podía apagarlos Juan Carlos, que salvó, temporalmente, el sueño gironí en más de una ocasión con sus paradas.

Pero el escenario se complicó: no llegaba la calma que necesitaba el Girona, y su guardameta no logró el milagro de frenar el gol de Cyle Larin tras la carrera de Dani Rodríguez a la espalda de Miguel y Blind, y tampoco el tanto de zurdazo de Abdón Prats desde fuera del área y el posterior penalti tras la mano de Antal Yaakobishvili. La pareja de delanteros bermellones superó todos los duelos, y el Girona, más inofensivo que nunca, se limitó a intentarlo desde fuera del área ante una zaga comprimida.

El Girona reaccionó: la segunda parte se jugó en el campo del local. Pero el tiempo corría, y los nervios provocaron que Raíllo fuese expulsado tras regalar un penalti que Stuani convertía en esperanza. Persiguieron el gol con un Mallorca agonizante en defensa, y Savinho marcó el segundo para seguir soñando en el descuento. Pero sonó el pitido final tras nueve minutos trepidantes. El máximo goleador de la Liga, el equipo de juego ofensivo como estandarte, no encontró portería y se topó con la derrota. La primera en 17 partidos que dejó al equipo de Míchel fuera de la Copa del Rey, lejos del trofeo y su ansiada semifinal, y un traspiés en su histórica temporada.

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