Claves del acuerdo de la cumbre del clima, del comienzo del fin de los combustibles fósiles al papel de Teresa Ribera

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La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, junto al negociador climático de la COP28, Wopke Hoekstra.MARTIN DIVISEK (EFE)

La cumbre del clima de Emiratos Árabes Unidos (EAU) ―la COP28— ha finalizado este miércoles en Dubái con un acuerdo entre los casi 200 países presentes que por primera vez marca el camino para empezar a abandonar los combustibles fósiles (el gas, el petróleo y el carbón), principales causantes del cambio climático. Estas son las grandes claves tanto del acuerdo como de la manera de lograrlo.

Dejar atrás los combustibles fósiles

En los casi 30 años de cumbres climáticas se han acordado antes metas para reducir las emisiones de efecto invernadero, pero no se había conseguido antes poner por escrito compromisos que afectaran a aquello que las provocan mayoritariamente, es decir, los combustibles fósiles. El texto acordado en Dubái habla por primera vez de forma específica de esta cuestión y pide “abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de forma justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia”.

Acabar con los subsidios a las energías “sucias”

Una de las formas de comenzar la reducción paulatina del gas, el carbón y el petróleo es “eliminar lo antes posible las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas”, tal y como recoge el acuerdo, sin bien no se fija una fecha concreta para hacerlo. Habrá que ver cómo se traduce esto en ayudas como las que se dan, por ejemplo, para la gasolina o los coches de combustión. De hecho, el acuerdo menciona también la necesidad de “acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera con infraestructuras y con el despliegue rápido de vehículos de emisión cero y de baja emisión”.

Triplicar las energías renovables en siete años

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El texto pide a los firmantes “triplicar la capacidad mundial de energía renovable” y “duplicar la eficiencia energética” para 2030, es decir, dentro de tan solo siete años. Ha sido uno de los puntos en los que había más consenso, puesto que casi la mitad de los países ya tenían planes para duplicar su capacidad renovable y además los precios de este tipo de energía impulsan su instalación. Si se cumple, se pasará de los alrededor de 3.400 gigavatios (GW) que había instalados en 2022 a 11.000 a finales de esta década, algo clave para evitar superar los 1,5 grados respecto al periodo preindustrial, tal y como recoge el Acuerdo de París.

Acuerdo en un país petrolero

La sede de la COP28, Emiratos Árabes Unidos, despertó recelos por tratarse de un país que obtiene el 30% de sus ingresos del petróleo y el gas. Más aún cuando, al inicio, se conocieron unas declaraciones del presidente de la cumbre, Sultán al Jaber, en las que negaba la ciencia apunte a la necesidad del fin de los combustibles fósiles, que después tuvo que matizar. Sin embargo, que el acuerdo final mencione por primera vez estos combustibles sucios y lo haga precisamente en uno de los principales productores mundiales dota al pacto de mayor credibilidad. La próxima cumbre, la COP29, se celebrará en Azerbaiyán, que también es productor de gas natural.

Un fondo de pérdidas que llegó rápido

Uno de los objetivos de la cumbre era lograr un fondo para ayudar los países más vulnerables al calentamiento global. Como las conversaciones estaban muy avanzadas desde la anterior COP27, se logró en la primera jornada de Dubái, el pasado 30 de noviembre. El denominado fondo de pérdidas y daños busca compensar a las naciones que son especialmente vulnerables ante los desastres que ya ha producido (y los que causará) una crisis climática de la que no son las principales responsables. Los países industrializados tienen que aportar ahora dinero para este mecanismo. El hecho de que ese acuerdo llegara tan pronto, ha permitido centrar toda la atención de las negociaciones en los combustibles fósiles.

El papel de la UE y de Teresa Ribera

Los Veintisiete miembros de la Unión Europea negocian como un bloque en este tipo de citas, lo que hace que la Comisión Europea tenga un papel relevante, y además suelen tener más ambición climática que la mayoría de los países. Pero, además, también tiene un rol destacado el país que ostenta la presidencia del Consejo de la UE, y a España le toca en este semestre. En este contexto, cobra más relevancia el rol de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha representado al bloque en las negociaciones. Ribera es una persona con mucha experiencia en estas cumbres, muy respetada por los delegados de otros países por su papel dialogante y conciliador con las distintas posturas. En Dubái, ha sido de las voces que más ha insistido en aumentar la ambición para dejar atrás los combustibles fósiles.

El éxito negociador de Al Jaber

La figura de Sultán al Jaber, presidente de la COP, también sale fortalecida, sobre todo tras la polémica inicial. Este miércoles, el auditorio de la negociación lo ha ovacionado. “Muchos dijeron que no se podía hacer. Esto es histórico”, ha señalado entonces. Al Jaber, además de ministro de Industria de EAU, es el director general de ADNOC, la petrolera estatal. “Nuestro país ha demostrado que podemos actuar en la escena mundial en beneficio del planeta y de sus habitantes [...] Dejamos Dubai con la cabeza bien alta. Y nuestro trabajo continúa [...] Juntos, aseguraremos el futuro de este hermoso planeta para las muchas generaciones venideras”, ha explicado tras el acuerdo.

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