El Tribunal Supremo autorizó espiar a Aragonès con el argumento de que “dirigía” los CDR

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) pidió en Gobierno central ha mandado este jueves los autos del Tribunal Supremo que en su día dieron luz verde al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para espiar mediante el programa Pegasus al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en el marco de las investigaciones sobre el proceso independentista catalán. La documentación que el Gobierno ha remitido después de la insistencia del juez que investiga el caso es incompleta y contiene numerosos fragmentos borrados. Lo que sí consta en el texto son los motivos que llevaron al CNI a infiltrarse en el teléfono móvil del president y coordinador de Esquerra Republicana. El CNI sostiene que Aragonès “dirigía” desde “la clandestinidad” de los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) que lideraban las protestas callejeras sobre el procés.

La justificación del espionaje hacia las actividades del presidente catalán se sostiene sobre la base de que, según el Centro Nacional de Inteligencia, Aragonès “ha dirigido las acciones de los CDR”. Según los documentos aportados, el presidente catalán lo habría hecho “siempre al margen de su papel institucional” y, además, se asegura que posteriormente habría continuado ejerciendo la labor de coordinación de estos CDR. En aquel momento Aragonès era vicepresidente de la Generalitat y el presidente era Quim Torra. De esta manera, el CNI defiende que la intervención de las comunicaciones de Aragonès se solicitan no por su función en el Gobiern catalán, sino por la labor de dirección y coordinación de las actividades de los grupos de protesta que eran los CDR.

Los CDR fueron grupos de activistas independentistas que se hicieron populares en otoño de 2017 con sus actividades de presión para permitir la votación ilegal del dia 1 de octubre sobre la independencia. Con posterioridad organizaron actos de protesta y de boicot durante los episodios de máxima tensión política en Cataluña. Cortaron carreters, vías de tren y provocaron algunos boicots en otros servicios de transporte. Sobre el papel carecían de lideres y se suponía que se autoorganizaban, pero el juez sospecha que sí tenían una dirección perfectamente definida.

Aragonès no fue espiado por el CNI durante las semanas o meses previos a la celebración del referéndum del 1 de octubre, sino en 2019, cuando ya formaba parte del Govern como vicepresidente. En aquel momento, su partido, ERC ya se había distanciado de la parte más radical del movimiento independentista que exigía la independencia unilateral y continuaba reivindicando el resultado de la votación del 1 de octubre como un aval para declarar la independencia. Aragonès fue espiado en julio de 2019 y en otros dos periodos, el primero de ellos coincidiendo con las protestas por la sentencia del proceso independentista -octubre de 2019- y el segundo en enero de 2020, cuando las protestas ya habían bajado de intensidad. Estos tres periodos de infiltración fueron avalados siempre por el juez del Tribunal Supremo que controla las actividades del CNI.

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