La estrategia de Harris contra Trump en el debate al que llegan muy igualados en las encuestas

Cuando la periodista Dana Bash le preguntó a Kamala Harris, en la única entrevista concedida desde que de convirtió en candidata del Partido Demócrata, qué le parecían las declaraciones de Donald Trump asegurando que ella se había "vuelto negra de repente", indicando que jugaba con su raza con fines políticos, la vicepresidenta hizo un gesto de negación, se contuvo unos segundos y en vez de entrar al trapo se limitó a decir: "El mismo libro anticuado de jugadas, siguiente pregunta".

Muchos no entendieron que no respondiera ante algo tan ofensivo, tan fácil de desmontar y utilizar. Incluso algunos la criticaron y tergiversando, dando a entender que no había querido dar explicaciones sobres una posible controversia sobre si es negra, jamaicana, india u otra cosa. Pero la decisión de Harris, muy pensada, obedece a una estrategia, una válida en teoría para el debate de este martes por la noche (madrugada de España).

Para saber más

Chris Christie, ex gobernador de Nueva Jersey, ex candidato republicano a la presidencia y uno de los que ayudó a preparar a Trump para los debates de 2016 y 2020 lo ha definido como "charm and disarm", "cautivar o ser encantadora y desarmar". "Tiene que salir y mostrarles a los estadounidenses que hay otra manera de liderar. Hay una manera en la que se puede ser amable, que se puede ser inteligente y duro al mismo tiempo. Que no hace falta estar despotricando las 24 horas". Eso es lo que saca de quicio a Trump.

En 2016, Hillary Clinton no supo cómo encarar un torrente de interrupciones, ataques, mentiras, falsedades o exageraciones. Ir a por una era como aceptar las otras. Intentar cubrirlo todo anulaba su propio mensaje. En 2024, a Biden le pasó lo mismo. Superado, apenas pudo balbucear algunas quejas, lamentos. Sus rivales en las primarias republicanos sufrieron también insultos, exabruptos, desprecios. Nadie ha encontrado la receta perfecta y eso es lo que Harris busca ahora. "Creo que tengo derecho ataques personales", dijo el multimillonario sobre Harris el mes pasado. "No le tengo mucho respeto", añadió.

Un debate en televisión nacional, cuando todo está en juego, es muy peligroso. El republicano tiene siete en su historia, pero es el primero para la demócrata. Trump es especialmente agresivo cuando tiene al lado mujeres. "Un repaso de sus enfrentamientos en el escenario con mujeres muestra cómo, a lo largo de nueve años en política, ha perfeccionado un manual de ataques explícitamente sexistas contra candidatas y periodistas", indica un análisis de The New York Times.

"Trump ha utilizado su presencia física y su lenguaje corporal para intimidar a las mujeres, ha hecho amenazas veladas, se ha quejado de que eran excepcionalmente malas y ha menospreciado sus calificaciones de una manera que muchas mujeres consideran sexismo abierto".

Cuando Megyn Kelly, entonces en la Fox, hizo de moderadora y le preguntó por muchos adjetivos denigrantes sobre las mujeres, Trump se enfadó y sugirió que le trataba mal porque ella tenía la menstruación. Reiteradamente ha hecho lo mismo con sus rivales republicanas, mencionando su aspecto físico.

Lo que no soporta es ser ignorado, la falta de atención, que sus insultos y ataques no hagan mella. La contención, para Harris, será muy complicada. Debe elegir cuando o en qué. Una cosa es señalar diferencias de criterio en políticas públicas. Replicar con la posición cambiante de Trump sobre el aborto cuando le echen en cara los casos en los que ella ha sido veleta, desde la criminalización de los que cruzan ilegalmente fronteras al fracking.

Pero otra cosa es el carácter. El grueso de su campaña es precisamente mostrarse como lo opuesto al ex presidente. La ex fiscal contra el condenado felón, el primer presidente de la historia con esta condición. Combinar contundencia con esa paz y 'encanto', no pasarse pero tampoco quedarse cortar, no entrar al juego pero tampoco quedarse completamente fuera.

Las encuestas están muy igualadas. Una reciente dice que un 28% de los indecisos quieren saber más cosas sobre ella, mientras que más del 90% sabe todo lo que tiene que saber del presidente. Harris se ha preparado con un equipo profesional, lleva días ensayando con actores, muchos argumentario, en platós de televisión.

Trump confía en su instinto, su experiencia, su estilo. Pero por primera vez, no será él el protagonista, y no lo lleva bien. Ante Clinton y Biden la atención de los focos estaba puesta sobre él. Ahora no. Su libro de jugadas es conocido, su estilo es conocido. La nueva es Harris. Y eso cambia las dinámicas del pasado.