Los aranceles de Trump empiezan a apuntar en dirección a Europa

El proteccionismo de Donald Trump empieza a apuntar a la Unión Europea. El presidente estadounidense ha anunciado la entrada de aranceles del 25% a la exportación de acero y aluminio, dos capítulos que afectan directamente a la Unión Europea y, dentro de ella, a España. Los aranceles se sumarían a los del 25% al acero y del 10% al aluminio que Trump ya impuso en 2018 y que, aunque han sido levantados en casos específicos, todavía se mantienen ya que el Gobierno de Biden no los levantó.

Con tarifas del 50% - para el acero - y del 35% -- para el aluminio - sería virtualmente imposible exportar esos productos a EEUU. Eso sería un problema sobre todo para ese país, dado que hay tipos de acero y aluminio que no produce, por lo que tendía, una vez más, que crear excepciones a sus propias reglas, aparte de para favorecer a sectores de actividad cercanos a Trump o que el presidente quiere que crezcan, como el petrolero.

Asimismo, ha declarado que va a anunciar esta semana - posiblemente hoy o mañana - nuevas tarifas "recíprocas" contra países que, según él, cobran impuestos excesivos a la las importaciones de bienes estadounidenses.

Aunque el presidente estadounidense no ha dado detalles acerca de qué economías podrían verse afectadas por esas medidas, la UE parece uno de los candidatos más firmes, especialmente si se tiene en cuenta el nulo afecto que Trump profesa a los sistemas de integración política y económica multilaterales basados en la adopción de normas comunes por diferentes Gobiernos, como contraposición al más básico principio de la ley de la selva - o sea, que el grande se coma al pequeño - que el presidente estadounidense parece preferir.

Ahora bien, como siempre en Trump, una cosa es lo que pase de cara a la galería y otra, muy diferente lo que suceda en realidad. El presidente prometió los aranceles al acero y al aluminio en su viaje de regreso a la Casa Blanca desde Nueva Orleáns, donde había asistido a la Superbowl, la final de la temporada de fútbol americano de EEUU. Desde entonces, sin embargo, no ha vuelto a hacer o decir nada. Nadie sabe cuándo entrarán en vigor o si habrá excepciones. Lo mismo cabe decir de los "aranceles recíprocos", una palabra que nadie, con la posible excepción de Donald Trump, sabe bien qué significa, pero en la que podrían estar - o no - cuestiones como el 'canon digital' español. Trump ha justificado esas medidas con un nuevo ejemplo de manipulación, al afirmar que la deuda pública estadounidense, que supera el 100% del PIB y sigue creciendo, se debe a las importaciones del país, algo qu, más que un argumento, es un disparate.

Por esa razón, Wall Street ha ignorado sus amenazas. Los inversores, en especial los de renta variable, están confusos ante la política comercial de Trump, consistente en amenazar con aranceles apocalípticos para luego aplazar su entrada en vigor alegando que sus socios comerciales han accedido a sus concesiones. Pero eso es algo que, en realidad no ha sucedido, ya que Canadá y México, los dos países afectados por esa dinámica, no han cambiado sus políticas migratorias y fronterizas, y se han limitado a anunciar planes que ya habían decidido para que el presidente estadounidense pueda presumir ante su electorado de haber logrado una victoria.

Trump solo ha impuesto aranceles a China, del 10%, que entraron en vigor el 4 de este mes. Pero ese mismo día, EEUU renunció a eliminar, tras unas pocas horas aplicándola, la eliminación de la llamada regla 'de minimis', que elimina los aranceles de todas las importaciones realizadas por individuos de paquetes de valor inferior a 800 dólares, y que ha sido clave para la entrada de los gigantes del comercio online chino, como Shein y Temu, en EEUU. Ayer lunes entraron en vigor los nuevos aranceles de represalia de China a EEUU.

En todo caso, lo que está en juego es el comercio mundial. Y, también, la posición de EEUU como primera potencia, mundial, tal y como pone de manifiesto la decisión de la empresa de oleoductos canadiense Trans Mountain de aumentar en 300.000 barriles diarios la capacidad de sus oleoductos que llevan a puertos del Pacifico que conectan con China, en previsión de un cierre del mercado estadounidense.

Porque por ahora el presidente estadounidense está tomando como blanco de sus aranceles - reales o ficticios - fundamentalmente a sus aliados. México y Canadá son el primer y el segundo socio comercial de Estados Unidos. Esos dos países son, también, los dos mayores proveedores de acero del país y el primero y el tercero de aluminio. España también se vería afectada, puesto que el año pasado exportó a EEUU 385 millones de euros en acero y aluminio. Como las malas noticias nunca vienen solas, un tribunal estadounidense declaró ayer que las empresas eólicas españolas Siemens Gamesa y Windar han estado realizando 'dumping', por lo que deberán pagar un arancel del 29%.