La fragata Méndez Núñez vigila una treintena de barcos rusos en cuatro meses en el Mediterráneo>

Pese al buen ánimo en la recta final de la misión, la tripulación reconocía que han sido meses en los que a bordo ha estado muy presente la tensión que vive el Mediterráneo oriental, tanto por la presencia de buques rusos, que tienen una base en Siria, como por el más reciente conflicto en Oriente Medio.

El objetivo de estas misiones de la Alianza Atlántica es mostrar presencia en el Mediterráneo para labores de disuasión y realizar una vigilancia activa sobre las unidades de la marina rusa que también operan en la zona. En concreto, en estos cuatro meses, la Méndez Núñez ha tenido 31 interacciones con buques rusos (14 de ellas con su Marina y otras 17 con mercantes).

En estos encuentros, los buques de ambos lados siguen un protocolo destinado a evitar un conflicto. Se mantienen a una distancia de seguridad, realizando maniobras y labores de inteligencia. «Nos miramos mutuamente, de dónde viene, dónde va y demostramos disuasión», ha resumido el comandante de la Méndez Núñez, el capitán de fragata David Díaz-Caneja. Entre ellos no hay comunicación, salvo en una ocasión en la que los rusos avisaron de que estaban realizando operaciones de vuelo.

La presencia de barcos rusos en el Mediterráneo es habitual, aunque el número ha descendido desde el inicio de la invasión de Ucrania debido a que el país concentra mayor número de fuerzas en el norte. En cualquier caso, siempre son monitorizados por la OTAN.

También sucede a su paso por las aguas de soberanía española. La pasada semana fue el patrullero de la Armada Centinela el que se hizo a la mar desde Ferrol para realizar el seguimiento de un submarino ruso procedente del Báltico. Su labor fue de seguimiento hasta que cedió el testigo a los portugueses.

En su despliegue, la Méndez Núñez también ha notado los efectos del conflicto en Oriente Medio, aunque en ningún momento ha atravesado el Canal de Suez para entrar en el Mar Rojo, una zona con un elevado nivel de tensión debido a ataques atribuidos a rebeldes hutíes.

Este martes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha convocado una reunión con otros países para analizar la posibilidad de una misión militar en el Mar Rojo que contribuya a estabilizar la región. España no se plantea participar en ella de forma unilateral, según han adelantado fuentes del Ministerio de Defensa. Otra cosa sería que la Unión Europea decidiera extender a la zona las atribuciones de la operación Atalanta, liderada por España para luchar contra la piratería en el Índico.

De hecho, los ataques en la zona han reaparecido en las últimas semanas tras casi tres años de tranquilidad. Hace dos semanas un buque iraní fue objeto de un asalto y esta semana ha sido un barco búlgaro el objeto de un ataque pirata. El barco, el mercante MV Ruen, fue asaltado en la mañana del día 14 y los 18 miembros de su tripulación secuestrados. La fragata española Victoria se encuentra ahora frente al buque haciendo seguimiento de la situación.