La industria química, que exporta 3.500 millones a EE.UU., prevé un crecimiento nulo para 2025
En un encuentro con periodistas, el director general, Juan Antonio Labat; y la presidenta, Teresa Rasero; también han hecho mucho énfasis en la necesidad de generar una industria química más competitiva a través de los precios energéticos.
Por lo que respecta a las cifras económicas del sector que representa a empresas como Air Liquide, Basf, Fertiberia, Ercros o Repsol, en 2024 cerró con un crecimiento de la cifra de negocios de un 3,6% hasta los 85.483 millones de euros, apoyada esencialmente en el crecimiento de la producción (+6,6%) pero todavía lastrada por precios (-0,7%) y mantiene para 2025 una expectativa de crecimiento del 4,2% hasta casi los 89.000 millones. Pero aquí surgen dos problemas.
Según explican desde Feique, «a pesar de este sólido y estable crecimiento, sigue arrastrando un grave problema de competitividad en el subsector de la química básica —caracterizado por su alta demanda energética— propiciado por los desproporcionados precios del gas y la electricidad que se afrontan en Europa en los últimos años».
A esto se añaden los aranceles. Actualmente, la exportación de productos químicos españoles hacia Estados Unidos alcanza los 3.505 millones euros (quinto mercado exportador) —de un total de 59.000 millones—, frente a los 8.129 millones que se importan (segundo mercado de importación tras Alemania).
Bajo este escenario, lo único que de momento pueden trasladar desde Feique es que no habrá el crecimiento esperado superior al 4%, y lo que se prevé es que el sector químico se mantenga estable en el volumen de ventas.
Respecto a los aranceles, desde la asociación estima que «el sector apoya una negociación general para reducir su impacto. Pero si estas negociaciones no fructificasen, sería necesario habilitar una negociación sectorial para los productos químicos. Si las negociaciones no fueran satisfactorias antes del verano, las previsiones de crecimiento del sector serían cero».
Independientemente del alcance de los resultados de las negociaciones, para Feique preocupan «los efectos indirectos de las producciones de países exportadores que traten de trasladarse a Europa si la demanda exterior norteamericana se retrae».
En cualquier caso, el sector insta a la Comisión Europea y al Gobierno a que, más allá de las ayudas o programas de apoyo anunciados —sin duda positivos, según señalan desde el sector—, «aceleren medidas para impulsar la competitividad, esencialmente en relación a los costes energéticos, verdadero talón de Aquiles de las industrias básicas de todo el continente, y valoren la adopción de contramedidas si las negociaciones globales no se sitúan en términos razonables».
La importancia de la energía
En el encuentro con medios, desde la organización del sector químico también han sido muy contundentes con la necesidad de aligerar los costes desde la perspectiva energética.
Asumen que, debido a los costes anexos a la factura —peajes, cargos e impuestos—, la electricidad en España es más cara que algunos de los países competidores de la Unión Europea.
De hecho, estiman desde Feique que una de las soluciones al problema de los aranceles a corto plazo sería reducir esas cargas para, de inmediato, pasar a ser más competitivos y que el impacto arancelario quedase reducido de manera directa.