Empresas chinas estafan a Alemania miles de millones de euros de ayudas de protección al clima>
El programa «Frontal» de la cadena de televisión pública alemana ZDF ha confirmado in situ el uso de estos fondos, en una investigación motivada por un denunciante chino, y ha comprobado por ejemplo que de los 75 proyectos financiados en China, sólo uno puede considerarse no sospechoso. Los expertos de la asociación de automovilistas ADAC, «conmocionados», calculan el fraude por miles de millones, además de una intangible pero evidente desconfianza en la transición energética impulsada por el gobierno de la «coalición semáforo».
A una empresa en una provincia china uigur, que al ser inspeccionada resultó ser un gallinero abandonado, le fueron adjudicados por ejemplo 80 millones de euros. Los más de 60 casos similares sólo en China permiten calcular pérdidas por más de 4.500 millones de euros en este país, según estima la Oficina de Bioenergía de Berlín, un grupo de presión del sector que critica que la Agencia Federal de Medio Ambiente no se puso en contacto con la fiscalía y con el Ministerio de Asuntos Exteriores hasta el mes de mayo y sólo después pidió ayuda administrativa a las autoridades chinas, a pesar de que contaba con denuncias desde mucho antes.
«Las certificaciones incorrectas y los controles descuidados por parte de las autoridades alemanas no sólo han causado terribles daños financieros, sino también una enorme pérdida de confianza en los proyectos de protección del clima en el extranjero», sanciona Anja Weisgerber. portavoz de política climática de la CDU en el Bundestag.
Exigencias de protección del clima
Las exigencias de protección del clima a las compañías petroleras juegan un importante papel en conjunto en el fraude. Las empresas están obligadas a reducir año tras año las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la gasolina y el diésel y el gobierno federal fija las cuotas de reducción. Para cumplir estos requisitos, ya no basta con mezclar un cinco o un diez por ciento de biocombustibles con los tipos de combustible E5 y E10, sino que son necesarias más medidas. Una opción para las multinacionales petroleras es financiar en el extranjero medidas de ahorro de CO₂ en la producción de petróleo y gas. Pueden filtrar el gas asociado que se produce durante la producción de petróleo.
Con estas «reducciones de emisiones ascendentes», conocidas para abreviar como UER, se les permite cumplir con una quinta parte de la cuota de gases de efecto invernadero. También pueden comprar certificados de los patrocinadores del proyecto que demuestren una nueva inversión en protección del clima en una refinería o sistema de producción. Los gastos derivados de ello se repercuten en el precio del combustible en la gasolinera. Al repostar, además del impuesto sobre el CO2 y según la Ley de Comercio de Emisiones de Combustibles (BEHG), los conductores en Alemania pagan los costes de cumplimiento de la llamada cuota de GEI.
Ahora está claro que han estado pagando principalmente por proyectos falsos. La Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA) y la Autoridad Alemana de Comercio de Emisiones (DEHST) han aprobado 75 proyectos UER, casi todos en China, aunque el país sólo representa el cinco por ciento de la producción mundial de petróleo. Ha sido necesario recurrir a detectives en China para constatar que en 62 de los 75 proyectos hay fuertes sospechas de fraude. En otros doce casos la situación de los datos aún no está clara. «De los 75 proyectos contabilizados para la cuota alemana de GEI, sólo encontramos uno que no era sospechoso», lamenta Sandra Rostek en declaraciones a Die Welt.
Motores trucados vía software
La confianza en la protección del clima ya sufrió un duro golpe en Alemania cuando se descubrió que el sector automovilístico en este país, de forma bastante generalizada, estaba sorteando los límites de emisiones de CO2 de los motores con trucos de software. Estos nuevos hallazgos generan aún más desconfianza y aconsejan, según los expertos, dotar las inversiones para proteger el clima de medidas que las protejan de la picaresca. En el futuro, Alemania tendrá que importar grandes cantidades de combustibles «verdes», incluidos hidrógeno y combustibles electrónicos.
Será necesario poder comprobar en el país de entrega si los productos realmente se han fabricado de forma climáticamente neutra, una obviedad que hasta ahora no había sido tenida en cuenta por las autoridades alemanas. La Comisión Europea está planeando un gravamen de CO₂ sobre el acero y el cemento en la frontera exterior europea («CBAM») que también dependerá de la certificación creíble de los productos importados.