Estafan a una pareja por un falso piso turístico: «Me he gastado vuestro dinero en putas y cocaína»

Efectivamente, una pareja extranjera se estaba peleando con un ciudadano latinoamericano. ABC ha podido saber que la historia que había detrás era mucho más llamativa que lo que en un principio pudiera parecer: habían sido víctimas de una estafa por un piso de alquiler turístico, que, realmente, era un prostíbulo chino.

Por una parte, estaba un matrimonio, él bengalí de 26 años y ella nepalí de 30. Según explicaron a los agentes, se encontraban en Madrid de turismo y se estaban hospedando en el Lai Hostel, en la calle de Argumosa, 37, en Lavapiés (Centro), donde conocieron a un tipo boliviano, Ronny R. R., de 42 años. Entablaron conversación y este les comentó: «Yo puedo conseguiros un alojamiento más barato que en este hostal. Tengo un amigo que os puede alquilar una habitación mejor y a menos precio».

La pareja de visitantes, incauta, accedió y concretaron con él verse en Ferroviarios, 76. El boliviano les pidió 400 euros por la estancia, sin que haya trascendido por cuánto tiempo. Se trata de un bajo con acceso desde la calle, un local reconvertido más que en vivienda, en un zulo. O en algo peor, como se verá más adelante.

«Esperaos un momento aquí fuera, que voy a entrar un momento», les pidió. El «momento» duró dos horas, según los denunciantes, de manera que sobre las tres de la tarde salió el tipo en aparente estado de embriaguez. Y les espetó: «No tengo vuestro dinero. me lo he gastado en alcohol, putas y cocaína». Así, de sopetón, se estaba riendo en su cara, aunque lo afirmaba con una tranquilidad pasmosa que no hizo más que enardecer a la joven pareja sentimental.

Otra cama de la habitación, con varios condones encima abc

El enfado de las víctimas fue mayúsculo. Le exigieron sus 400 euros, pero el hombre les explicó que no podía ser, porque se lo había entregado todo a la prostituta china con la que había estado y que ella ya se había marchado. Cuando llegaron a las manos, fue cuando la testigo presenció la escena y llamó a la Policía Municipal.

Cuando los agentes le tomaron manifestación, aún en la calle, el sospechosos seguía manifestando lo mismo: «He engañado al matrimonio para que me dieran los 400 euros para gastármelos en prostitución, consumo de alcohol y cocaína». Iba indocumentado y, en su narcótico delirio, afirmó que no tenía casa; luego dijo que vivía «en la feria», pero sin llegar a aportar dirección alguna.

Más preservativos y papel higiénico, en una estantería, a la luz roja de un flexo abc

Habida cuenta de que el relato de los turistas aparentaba verosimilitud (de hecho, era el mismo que el del propio imputado), los policías municipales detuvieron a Ronny R. R. por un presunto delito de estafa. Paralelamente, se va a investigar los negocios que se mueven en el falso piso turístico. Por lo pronto, uno de los dos catres que había en el habitáculo, de apenas unos metros cuadrados, tenía un puñado de preservativos encima de las sábanas, bastantes más en un cesto y el espacio estaba iluminado con una sospechosa luz roja algo tenue.

Fuera, en la puerta, junto a la entrada a un garaje comunitario, un letrero en letras chinas y no traducido al español. Son, por desgracia, bastante frecuentes este tipo de cubiles para la explotación sexual en los barrios de Madrid.