La detención de Pavel Durov, fundador de Telegram, desata las críticas contra Francia y abre otro frente geopolítico con Rusia

La detención de Pavel Durov, cofundador y consejero delegado de Telegram va camino de convertirse en un asunto de relevancia geopolítica. Según medios franceses, las autoridades galas arrestaron al empresario nada más bajar de su avión privado el pasado sábado a medianoche, en el aeropuerto de París-Le Bourget, proveniente de Azerbaiyán, y la noticia desató ayer una oleada de críticas con epicentro en Rusia, el país de origen de Durov.

La carambola es compleja. Pavel y su hermano Nicolai fundaron en 2013 Telegram, una plataforma de mensajería de uso gratuito que compite con otras como WhatsApp de Facebook, Instagram, TikTok y Wechat. Sin embargo, esta no era la primera incursión de Pavel en una aventura de este tipo, ya que antes de Telegram había creado VK, una red social similar a Facebook que le hizo ganarse el apodo del 'Mark Zuckerberg ruso' con solo 22 años.

Durov, cuya fortuna fue estimada por Forbes en 15.500 millones de dólares, abandonó Rusia en 2014 después de negarse a cumplir con las demandas del gobierno moscovita de cerrar los grupos y comunidades de la oposición en su plataforma VK, que terminó vendiendo.

Ahora, la Justicia francesa sostiene que la falta de moderación en Telegram y la falta de cooperación de Durov con las autoridades, junto con las herramientas que la plataforma ofrece, como números desechables y criptografía, lo convierten en cómplice de delitos como el tráfico de drogas, pedofilia y fraude. Dicho de otra manera, Durov es sospechoso de no tomar acciones para impedir el uso de la plataforma Telegram con fines criminales.

Sin embargo, el asunto amenaza con convertirse en un motivo de enfrentamiento geopolítico en pleno conflicto entre Rusia y Ucrania. Tal y como recoge Reuters, Telegram se ha convertido en una fuente fundamental de información sobre la guerra en territorio ucraniano muy utilizada tanto por funcionarios de Moscú como de Kiev. Algunos analistas llaman a la aplicación "un campo de batalla virtual" para la guerra.

Rusia comenzó a bloquear Telegram en 2018 después de que la aplicación se negara a cumplir una orden judicial para otorgar acceso a los servicios de seguridad estatales a los mensajes cifrados de sus usuarios. La acción tuvo poco efecto sobre la disponibilidad de Telegram allí, pero provocó protestas masivas en Moscú y críticas de las ONG.

El arresto ayer de uno de sus fundadores no tardó en desatar la polémica y desde primera hora de la mañana se produjeron críticas procedentes, fundamental y paradójicamente, de Moscú.

La Defensora del Pueblo de Rusia, Tatiana Moskalkova, acusó a París de detener a Pavel con el fin de cerrar la plataforma. "Es absolutamente evidente que la auténtica razón del arresto es el intento de cerrar Telegram, la plataforma de internet donde se puede conocer la verdad sobre lo que ocurre en el mundo", comentó Moskalkova en un mensaje recogido por Efe.

Molskalkova denunció que París acusa a Dúrov de "todos los males habidos y por haber" desde tráfico de drogas a pedofilia y terrorismo, ya que su objetivo es "lograr el control total de la libertad de expresión" y acusó a las autoridades galas de perpetrar "una grave violación del derecho a la libertad de expresión" en un clara manifestación de "doble rasero hacia los derechos humanos más básicos por parte de una serie de países que elogian la democracia y, en realidad, buscan pisotearla", dijo.

La portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, aseguró que Moscú ha remitido a la Cancillería francesa una nota con el fin de tener acceso a Dúrov. En su canal de Telegram, Zajárova también llamó a las principales organizaciones no gubernamentales occidentales a defender a Durov.

Otra voz crítica que se alzó ayer fue la del magnate Elon Musk, dueño de X, que publicó el hashtag #FreePavel (#PavelLibre) y comentó en francés "Liberté Liberté! Liberté?" (¡Libertad Libertad! ¿Libertad?).

En esta línea, el ex analista de la CIA Edward Snowden calificó el arresto como "un ataque contra los derechos humanos básicos de la libertad de expresión y asociación". "Me sorprende y entristece que Macron se haya rebajado al nivel de tomar rehenes como medio de acceso a mensajes privados", escribió. En su opinión, la detención de Durov "socava la dignidad" no sólo de Francia, sino de todo el mundo.