El Papa pide a la ONU que no atribuya la crisis climática a la alta natalidad en el Tercer Mundo>
Como a causa de una inflamación pulmonar el pontífice ha cancelado su viaje a Dubái para intervenir este sábado en la cumbre, en su nombre ha leído el acorado discurso el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede.
En el texto, el Papa aseguraba que los problemas medioambientales del planeta tampoco pueden atribuirse a los pobres «porque casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda«. Según Francisco, los pobres son »las víctimas de lo que está sucediendo«, como demuestran las consecuencias que la crisis está teniendo para »las poblaciones indígenas, la deforestación, el drama del hambre, la inseguridad hídrica y alimentaria y los flujos migratorios provocados«.
Curiosamente, el pontífice también ha respondido a los católicos que ven con recelo que intervenga insistentemente sobre la cuestión medioambiental. «La devastación de la creación es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino estructural que repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles; un grave peligro que pende sobre cada uno y que amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones«, ha justificado.
El Papa ha denunciado que el fracaso de las anteriores conferencias del clima se debe a «posturas rígidas, cuando no inflexibles, que tienden a proteger los ingresos propios y de sus empresas, justificándose a veces por lo que otros han hecho en el pasado, con reiteradas evasiones de responsabilidad». «Pero la tarea a la que estamos llamados hoy no es hacia el ayer, sino hacia el mañana; un mañana que, nos guste o no, será de todos o no será«, ha añadido. »¿Trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte?«, les ha interpelado.
Como vías de solución, ha propuesto trabajar para «reconstruir la confianza, fundamento del multilateralismo». Irónicamente ha dicho que le preocupa que «el calentamiento del planeta esté acompañado por un enfriamiento del multilateralismo».
En la práctica, ha repetido la solicitud del Vaticano de que en la COP de Dubái se impulse «la transición ecológica, por medio de formas que sean eficientes, obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente». Además, ha individuado cuatro campos de acción: «la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación a estilos de vida menos dependientes de estos últimos».
«Dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas», les ha rogado a modo de despedida. Inicialmente, el Papa tenía previsto estar en Dubái hasta mañana domingo, y mantener encuentros bilaterales con jefes de Estado y de gobierno y con líderes mundiales que participan en la Cumbre del Clima. Sin embargo, los médicos le aconsejaron quedarse en Roma para evitar cambios de temperatura y recuperarse de una inflamación pulmonar que ya se prolonga desde hace al menos una semana y le impide hablar en voz alta.