Rafa Mir, la caída en picado de una prometedora carrera

Rafa Mir, hijo del también exjugador profesional Magín Marín, comenzó a brillar con el balón desde muy pequeño, aunque lo hizo primero en el fútbol sala, proclamándose campeón de España con el Pozo Murcia y exhibiendo a las primeras de cambio una llamativa capacidad goleadora. Daría el salto al fútbol 11 en el Ranero CF y pronto se lo llevó a La Masía el FC Barcelona, en cuyas categorías inferiores anotó más de una treintena de goles. Tras pasar también por el Murcia (45 dianas) fue cuando llamó por primera vez la atención del Valencia, que lo incorporó en 2012. Tres años después, Mir debutó con 18 años en el primer equipo che de la mano de Nuno Espírito Santo. El delantero se mostraba a la élite, lo que provocó rápidamente que el magnate de la representación Jorge Mendes se fijara en él y comenzara a llevar sus asuntos desde esa campaña 2015-16.

En 2018 el agente portugués lo llevó a Inglaterra, a uno de sus equipos nodriza, el Wolverhampton, que posteriormente lo fue cediendo a la UD Las Palmas, Nottingham Forest y Huesca. En este último equipo fue clave con 25 goles en temporada y media. Ahora sí, España se fijaba de verdad en Rafa Mir y conjuntos de gran nivel de LaLiga comenzaban la puja por el delantero. Se dio por hecho su fichaje por el Atlético de Madrid. Sin embargo, Monchi se adelantó a los colchoneros, convenció al punta y se lo llevó al Sevilla FC pagando 16 millones de euros al Wolverhampton por su traspaso. Le hizo un contrato largo, por 6 años, convirtiéndose en uno de los delanteros más caros de la historia del club de Nervión.

Ese mismo verano, Rafa Mir tocaba la gloria con la selección española dirigida por Luis de la Fuente que se hacía con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio. Mir completó un torneo excepcional en el que nunca olvidará el hat-trick que le hizo en media hora a Costa de Marfil y permitió a España acceder a la semifinal para la lucha por las medallas con un 5-2.

Una pesadilla

Todo pintaba de ensueño para él. Sin embargo, la experiencia en Sevilla no salió como deseaba. Su estrella se fue consumiendo y su ascenso se frenó de manera progresiva. No fue titular para ninguno de sus entrenadores, desde Lopetegui a Quique Sánchez-Flores, pasando por Sampaoli, Mendilibar o Diego Alonso, que optaron siempre por las otras opciones que les ofrecía el plantel para la delantera. En tres años, la aportación de Mir se quedó en 24 goles, lejos de lo esperado cuando fue firmado por el Sevilla FC.

Nunca terminó de convencer y tras varios enfrentamientos internos y disputas públicas y privadas entre los directores deportivos de Sevilla FC y Valencia CF, Víctor Orta y Miguel Ángel Corona, respectivamente, el jugador consiguió su deseo de poner rumbo al club de Mestalla este verano en busca de recuperar su mejor versión en su teórica zona de confort. Pero el sueño de Rafa Mir ha tornado en pesadilla: cero goles en las primeras cuatro jornadas con el Valencia y una espinosa denuncia por un presunto delito de agresión sexual que compromete sobremanera la situación del futbolista.