Biden trata de poner a las bases del partido contra "las élites" para defenderse de quienes quieren que abandone

Joe Biden ha pasado a jugar la baza del populismo, de que las críticas que ha recibido por su horrible actuación en el debate contra Donald Trump el 27 de junio y las demandas de que abandone su campaña para la reelección como presidente son una especie de golpe palaciego llevado a cabo por unos pocos líderes demócratas que desprecian a las bases del partido.

Ésa es la idea subyacente de la carta que el presidente ha enviado a sus correligionarios de partido en el Congreso, y cuyo primer párrafo deja claro el órdago del presidente. "Ahora que ustedes han regresado del receso del 4 de julio, quiero que sepan que, pese a la especulación en la prensa y en otros sitios, estoy firmemente comprometido a continuar en esta campaña y a concluirla y a derrotar a Donald Trump".

En el texto, Biden recuerda a todos los que han sugerido que se vaya o han expresado dudas acerca de sus capacidades mentales que "tuvimos un proceso de nominación [del candidato] en el que los votantes hablaron de manera clara y decisiva. He recibido 14 millones de votos, el 87% del total escrutado en todo el proceso de nominación. Tengo casi 3.900 delegados, lo que me hace el presunto nominado por un amplio margen. ¿Y ahora decimos que el proceso no importa? ¿Que los votantes no tienen voz?"

Con su carta, Biden intenta abrir una falla entre sus críticos y las bases. Es un terreno en el que se mueve -o, al menos, se movía- bien en sus épocas de más gloria política, gracias a su habilidad para conectar con el votante, en especial el de clase media y baja blanca que ahora se está yendo con Trump. Pero, indirectamente, Biden está lanzando un segundo mensaje al partido: esto no es la serie de televisión sobre la Presidencia de EEUUEl Ala Oeste, y reemplazarle conllevaría una serie de dificultades prácticas inmensas.

En primer lugar, ninguno de los dos partidos de Estados Unidos tiene un órgano de gobierno, con lo que al candidato que gana las primarias no lo puede destituir nadie del cargo. Aquí no hay una dirección general. Si Biden -o Trump, por poner el caso- se van es porque deciden hacerlo.

A ello se suma el hecho de que los 3.900 delegados de Biden -que votarán por él en la Convención que se celebra en un mes en Chicago- son aproximadamente el 73,4% del total. Es decir: en la votación que se celebre en la Convención no existirá forma matemática de derrotar a Biden. Finalmente, el presidente insinúa que el movimiento para que retire su candidatura es una especie de conspiración de un sector minoritario de líderes del partido hecha a base de declaraciones off the record, filtraciones anónimas a los medios de comunicación, y pura manipulación en la que los votantes no creen.

Según la cadena de radio pública NPR, hasta la fecha nueve miembros de la Cámara de Representantes han pedido a Biden que retire su candidatura, mientras que 13 líderes demócratas (cuatro representantes, cuatro senadores, y cinco gobernadores) le han pedido que siga. Aparte, seis representantes, dos senadores y un gobernador han expresado dudas acerca de sus facultades mentales para continuar ejerciendo el cargo de presidente otros cuatro años, pero no se han pronunciado a favor de su retirada.

El debate sigue abierto, sobre todo después de la entrevista de Biden a la cadena de televisión ABC el viernes, que no sirvió para decantar el debate en una dirección o en otra. Biden hizo un buen papel, pero no estelar, en una entrevista en la que, como es habitual con todo tipo de figuras públicas, las preguntas ya estaban pactadas, y el encuentro fue tan corto -apenas 22 minutos- que cada uno pudo creer lo que quisiera. Para complicar las cosas, la entrevista fue emitida el viernes del puente del 4 de julio, garantizando así que solo los más enfermizos fans de la política presidencial estadounidense la vieran.

Hoy Biden ha entrado, en el programa de televisión Morning Joe, de la cadena de televisión MSNBC, de tendencia demócrata de izquierdas. En él, Biden lanzó un mensaje que podría haber sido el de Donald Trump en Fox and Friends, el show de la misma hora en la trumpista Fox News -al atacar a "las élites" del partido e insistir en que "no soy el presunto candidato demócrata, soy el candidato demócrata"-.

Biden llegó al debate con Trump, hace 10 días, empatado en las encuestas. Desde entonces, su intención de voto se ha hundido, aunque las encuestas todavía muestran un enorme margen de variabilidad, con el estudio de Ipsos para la agencia de noticias Reuters poniéndoles empatados y el de YouGov para la cadena de televisión CBS dejando a Trump cuatro puntos por delante. La clave es que en el sistema electoral estadounidense, Biden necesitaría al menos ganar por tres puntos para ser elegido presidente. Aunque todo depende de los estados. Y en los seis estados en lo que se van a decidir las elecciones -Michigan, Wisconisn, Pennsylvania, Arizona, Nevada y Georgia- Biden ha recortado distancias a Trump, según un sondeo de Morning Consult para la agencia de noticias Bloomberg.