La mesa exigida por Podemos para negociar el impuesto a las energéticas nace moribunda: el PNV se planta y Belarra le ataca por ser "cachorrito de Repsol"
La mesa de partidos que Podemos arrancó al Gobierno a cambio del apoyo a la reforma fiscal para negociar entre todos los socios un impuesto permanente a las energéticas se reúne por primera vez hoy en un clima de profundo pesimismo. Porque nace moribunda. El PNV no acudirá a la cita y Junts tampoco confirma su presencia. Ambos partidos son determinantes, por sus votos, para que pudiera aprobare ese impuesto. Sin embargo, los dos rechazan que se mantenga un tasa similar a la que decaerá el 31 de diciembre. Por si esto no fuera ya ilustrativo de lo que puede ocurrir, el Ejecutivo ha trasladado al partido morado que da casi por "descartado" que pueda haber un acuerdo por este choque de intereses.
Podemos ha convertido el impuesto a las energéticas en su gran bandera política del momento y amenaza a Pedro Sánchez con tomar graves represalias contra el Gobierno si éste perpetró un "engaño" para conseguir los cuatro votos morados para aprobar la reforma fiscal y luego no ha hecho lo suficiente para sacar adelante su compromiso. Que era impulsar una mesa de negociación con "todos" los socios de investidura y que de ahí saliera una proposición de ley para aprobarlo.
El plantón confirmado del PNV y la posibilidad de que Junts haga lo mismo ha provocado que la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, haya salido este miércoles muy dura contra ellos. "En este Congreso hay dos partidos que son los cachorritos de Repsol, PNV y Junts", ha subrayado, porque "no defienden los intereses de los ciudadanos" sino los de las empresas energéticas.
En el caso concreto del PNV, Belarra ha señalado que su negativa a participar en la reunión sólo demuestra que el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, "no deja asistir" al partido vasco.
Con este tenso clima se ha convocado para hoy la primera reunión, a partir de las 17.30 horas. Sin embargo, la noticia está en que los socios se empiezan a caer de la cita. "El Grupo Vasco no se siente obligado a tomar parte en las urgencias de Podemos de trasladar una imagen para justificar su apoyo irreversible a un paquete fiscal", han señalado fuentes oficiales del PNV para anunciar su decisión.
La explicación de los nacionalistas vascos es que "nadie" habló con ellos cuando el pasado 21 de noviembre el PSOE pactó con Podemos sentar a todos los partidos en una misma mesa para negociar el impuesto a las energéticas. Por eso la explicación que dan es que no tienen obligación alguna de acudir a ese foro.
La formación jeltzale ya avisó entonces de que fijaría su posición en base a la propuesta impositiva que se expusiera. Más tarde, el 27 de noviembre, Aitor Esteban advirtió de que el PNV votará en contra de "cualquier decreto ley que incluya un gravamen que eluda el sistema del Concierto Económico".
Podemos no tira la toalla y mete toda la presión posible al PSOE para que busque la manera de conseguir que PNV y Junts entren al tema porque el Gobierno "tiene que reestablecer el impuesto a las energéticas". Fuentes moradas señalan que el Ejecutivo es el que tiene que cumplir esa parte del trato y descartan contactar con los nacionalistas vascos para cambiar su parecer. Eso sí, se ha advertido al PSOE de que tienen que convencer al PNV para ir.
La mesa de partidos ha llegado con dos semanas de retraso, algo que ya molestaba a Podemos, pero lo que tiene en alerta a los morados y les ha llevado a subir el tono es que también ha habido un cambio de discurso en el PSOE. De "ver margen para sacarlo" a decir que "ahora es mucho más difícil" y que "lo dan por descartado" por el choque de posiciones entre los socios.
"Hoy nos dicen que lo ven muy lejano, que hay quien no quiere que Podemos se apunte determinada victoria", destacó ayer contrariado el diputado Javier Sánchez Serna.
Esto ha provocado la escalada verbal de Podemos durante esta semana. En la que ha amenazado con "consecuencias" para la estabilidad del Gobierno ante lo que consideraría una "ruptura total de la confianza" con éste. De entrada se plasmaría en no sentarse siquiera a negociar con el Gobierno los Presupuestos. Y por descontado votar en contra de las cuentas de 2025. Pero además están otras cuestiones que puedan llegar a votarse a partir de ahora.
El partido morado hubiera tenido una baza negociadora muy poderosa si el PP hubiera decidido vetar la reforma fiscal en el Senado. Puesto que eso habría provocado una nueva votación en el Congreso para levantar ese rechazo global. Sin embargo, eso no ha sucedido. Los populares han anunciado enmiendas parciales y, por tanto, lo que llegará de nuevo a la Cámara Baja serán esos cambios. Pero no un veto.
Esto es importante porque Podemos, que desconocía que ese veto no se había producido, amenazó ayer al PSOE con tumbar la reforma fiscal cuando volviera del Senado. Esa posibilidad no se podrá concretar pero habrá más votaciones sobre otras cuestiones a lo largo de los próximos meses.