España y Reino Unido no logran cerrar el acuerdo de Gibraltar tras seis horas de reunión en Bruselas pero dicen estar "acercándose"
El acuerdo final sobre Gibraltar se resiste. Después de tres años largos de negociaciones bilaterales entre Madrid y Londres, el mandato de los técnicos ha llegado a su límite. Han agotado todo el margen y la única posibilidad de cerrarlo implica un compromiso político al máximo nivel, con cesiones complicadas y de coste político. Por eso se reunión el mes pasado David Cameron y José Manuel Albares y por eso lo han vuelto a hacer este jueves, sin lograr sin embargo consensuar los últimos pasos.
"Las discusiones de hoy se desarrollaron en una atmósfera constructiva, con importantes avances y áreas adicionales de acuerdo. Todas las partes tienen la seguridad de que el acuerdo se está acercando y trabajarán estrecha y rápidamente en las áreas pendientes hacia un acuerdo general entre la UE y el Reino Unido", dice el comunicado suscrito por los dos ministros, el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, y el vicepresidente comunitario Maros Sefcovic.
"La reunión reafirma el compromiso compartido de celebrar un acuerdo UE-Reino Unido para aportar confianza, seguridad jurídica y estabilidad a las vidas y los medios de subsistencia de los pueblos de toda la región, protegiendo y mejorando la economía y el comercio, la movilidad, el medio ambiente y el bienestar social, al tiempo que salvaguardar las posiciones jurídicas de todas las partes. Todas las partes han acordado permanecer en contacto estrecho y constante", concluye el escueto texto, que se ha pactado tras seis horas de conversaciones en Bruselas.
La lectura en la capital comunitaria es que estamos en el momento del todo o nada. Las sensaciones han sido agridulces estos meses y hay malestar en todas las partes. Reino Unido estaba disconforme con la actitud de España, que ha considerado agresiva y excesiva, sobre todo cuando el propio Gobierno del Peñón está en su lado de la mesa. La Comisión Europea, encargada formalmente de las negociaciones con Londres en todo lo relacionado con el Brexit, ha perdido también la paciencia con Exteriores y el equipo de Albares, al estimar que un acuerdo satisfactorio para todos debería estar en algún punto intermedio. Y luego estaba el propio Gobierno de España, irritado con Sefcovic porque, a su entender, no ha aceptado que ya no estamos en 2016 y que su papel no es el de 'honest broker' o un intermediario neutral entre socios. España es parte de la UE y Reino Unido yo y por eso en Moncloa han presionado para que vayan siempre un poco más allá, incluso cuando los técnicos, acostumbrados a los equilibrios, pensaban que era quizás demasiado o habría otras soluciones más fáciles y suficientes.
Esta última fase es diferente en tono, forma e implicación. El ministro Albares ha llegado al frente de una delegación de 15 personas, incluyendo dos secretarios de Estado y sus especialistas en la materia. Pero las fuentes consultadas ya habían anticipado que los flecos eran todavía demasiados, muy difíciles de resolver en una sola sentada. "Hemos acordado mantener el método hasta que no esté todo cerrado, y eso supone no entrar en excesivo detalle para proteger lo ya acordado y seguir avanzando en lo que necesita desarrollo técnico aún. Estamos avanzando muy rápidamente y el de hoy no es un punto y a parte sino seguido. Los equipos técnicos seguirán desde mañana mismo. No hay un plazo, pero hubo avances el 12 de abril, los ha habido hoy y ha quedado claro que no hay ningún punto en que no pueda haber avances por que una parte los rechace, excluya o tenga una oposición frontal", ha dicho el ministro español al término de la reunión.
El Brexit, que se oficializó a principios de 2020 pero no se consumó hasta finales de ese año, tras una prórroga, deja la situación del Peñón, y por ello de forma derivada del Campo de Gibraltar, en el aire, pendiente de un acuerdo bilateral para que se puedan eliminar los controles de personas y bienes en la frontera, pero sin poner en peligro la integridad del Mercado Único. Para Reino Unido no es una prioridad política ni social, pero para España es un asunto mucho más sensible.
En estos años, Madrid y Londres han ido firmando convenios, acercando posiciones en cuestiones de impuestos, aduanas, pero quedaban temas pendientes muy delicados, empezando por la Verja y siguiendo por la gestión del aeropuerto, para la que España quiere a miembros de la Guardia Civil revisando pasaportes y Reino Unido a miembros de Frontex, la guardia europea, en el peor de los casos. Igualmente, sigue habiendo temas enquistados sobre pensiones para los trabajadores transfronterizos.
"Hemos conseguidos avances importantes y hemos seguido construyendo sobre las líneas políticas del 12 de abril en cuestiones como los bienes, la movilidad y el aeropuerto. Para todo lo que toca medioambiente, economía y el bienestar salvaguardando la posición jurídica de soberanía España", ha zanjado el español.