Así dieron los Mossos con el violador de Igualada: destrozos en un coche, el individuo "número 11", la carrera maldita de las 06:14 y una sudadera azul

La segunda jornada del juicio de la brutal violación de Igualada, uno de los casos más mediáticos de los últimos años, ha servido para conocer con todo tipo de detalles cómo los Mossos d'Esquadra dieron con el acusado, Brian Raimundo Céspedes, quien se enfrenta a 45 años de cárcel por agresión sexual y asesinato en grado de tentativa a una menor de 16 años la noche de Halloween de 2021.

La víctima acudió con una amiga a la discoteca Épic de Igualada a celebrar la noche de Halloween. En un momento de la noche, se separaron y la menor se marchó con un chico que había conocido en verano. Ambas quedaron en encontrarse a la salida para recoger la mochila del guardarropía e irse juntas a la estación de tren. La víctima, no obstante, no volvió a aparecer.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, Brian Raimundo C. M. siguió a la menor por las calles de Igualada y la atacó "de forma sorpresiva" cerca de la calle Italia, tras pasar la rotonda anterior de la vía Paísos Baixos.

"Eran las 6:14 horas" cuando el acusado, que iba detrás de la víctima siguiéndola, salió corriendo hacia ella, "una imagen impactante", ha detallado esta mañana una de las agentes que participó en la investigación y que visualizó las cámaras de seguridad de la zona. Acto seguido, el procesado se la llevó a una zona "solitaria y huérfana de testigos, poco iluminada y sin cámaras", para agredirla sexualmente. En concreto, a un callejón adyacente a la calle Italia y entre dos naves industriales de la zona, desierta ese día al ser festivo.

A lo largo de 20 minutos, añade el Ministerio Público, el procesado la golpeó en varias partes del cuerpo, mientras la sujetaba con fuerza, y la penetró "de manera brutal" por vía anal y vaginal demostrando así su "absoluto desprecio a su condición de mujer". Después de la salvaje violación, el acusado propinó a la víctima un "fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente" -una barra de hierro, que usó durante la agresión- con "animo de atentar contra su vida", la dejó abandonada y huyó del callejón, donde la encontró un camionero y le salvó la vida al llamar al servicio de emergencias. "La encontramos con dos charcos de sangre, uno en la cabeza y el segundo en la zona pélvica", ha relatado otro agente que intervino esa noche.

Fue entonces cuando los Mossos abrieron una compleja investigación policial, que se alargó cinco meses hasta la detención de Brian Raimundo en abril de 2022. ¿Cómo dieron con el acusado, de entonces 21 años de edad, en ese tiempo? La respuesta la han dado esta mañana varios de los agentes que participaron en la investigación, con la jefa de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (Ucas), Kira Estrada, a la cabeza.

Tras no poder contar con el testimonio de la víctima por las lesiones que sufría y por no recordar nada de lo que ocurrió -pasó por seis operaciones y tuvo una fractura craneal que casi le cuesta la vida-, los agentes fueron descartando al entorno de la chica al tiempo que visionaron hasta 155 cámaras ubicadas en el trayecto entre la discoteca Épic y el callejón. En ellas observaron la persecución, la maldita carrera de las 06:14, los "23 minutos del infierno" y la huida de un hombre, "vestido de negro, con una sudadera azul, una mochila, una riñonera Fila y unas bambas Adidas", que se llevó ropa de su víctima en la mano.

Fue entonces cuando la policía local de Igualada alertó a los Mossos de un suceso ocurrido la misma noche: un vecino había denunciado que 11 personas habían golpeado su vehículo. Gracias a que un testigo grabó los hechos con su móvil, uno de los agentes pudo revisar el vídeo. "Empezamos a identificar a las personas del vídeo y allí vimos claramente como una de ellas iba vestida igual que la persona que buscábamos", ha añadido.

Era el "individuo 11", al que nadie de la banda conocía salvo uno de los chicos. Esta persona resultó ser la persona cuya geolocalización del teléfono estuvo "enganchada al repetidor de la víctima". Tras descubrir su teléfono de trabajo, contactar con la empresa al que pertenecía -una compañía murciana- y obtener sus datos del padrón, consiguieron su nombre -Brian Raimundo Céspedes- y la dirección del piso en el que vivía el acusado. Entonces, los agentes empezaron a hacer vigilancias en el domicilio hasta el momento que el acusado apareció con puesta la ropa del día de la violación, la sudadera azul marino y las bambas Adidas. "Las usaba habitualmente".

Con todos estos indicios, los agentes registraron el domicilio del acusado y encontraron pruebas que "correspondían totalmente" al día de los hechos, además de hallar el ADN de la víctima en una chaqueta de Brian.

Al ser preguntada por si es posible que alguien que no se esté juzgando fuera el autor de los hechos, un de los agentes encargados de la investigación ha respondido: "Rotundamente, no".

Además de la pena de 45 años de prisión, el Ministerio Público pide indemnizaciones para la víctima de 260.000 euros y 10 años de libertad vigilada cuando salga de prisión. También su expulsión inmediata de España cuando quede en libertad ya que es de origen boliviano. El procesado, de 23 años, está en prisión desde su detención en abril de 2022.