Los veranos en Europa van a ser más cálidos de lo previsto y la culpa es del aire limpio>

«Como la mayoría de los modelos regionales no consideran todavía la disminución de la contaminación del aire, probablemente sean demasiado optimistas sobre el calentamiento futuro», explica a ABC Dominik L. Schumacher, de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y autor principal del estudio publicado en 'Communications Earth & Environment'. 

El científico y sus colegas detectaron que, en Europa central, los modelos climáticos regionales subestimaban de forma sistemática el calor estival en 0,5 ºC desde 1980. Tras diferentes análisis, concluyeron que el factor que lo explicaba era la reducción de la contaminación del aire, que se considera constante aquí. «Los modelos también muestran un calentamiento entre 1,5 y 2 grados inferior hasta 2100 en un escenario de altas emisiones de carbono», explica Schumacher. No estamos en este escenario de máximas emisiones, reconoce el experto, pero «el punto principal aquí es que esperamos que la contaminación del aire disminuya incluso si seguimos emitiendo una gran cantidad de CO2». 

Durante las olas de calor, habitualmente producidas con cielos despejados, la desviación será aún mayor.

Los sulfatos son los aerosoles predominantes emitidos en Europa, introducidos artificialmente sobre todo a través de la combustión de combustibles fósiles (automóviles, fábricas, calefacción, barcos...). Por una parte, generan los llamados gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono que calienta el planeta. Por otra, emiten partículas que contribuyen al asma o la bronquitis, además de aumentar las muertes prematuras. Pero al ir eliminando estas partículas, también dejan pasar una mayor radiación solar. «Debo enfatizar que la reducción de la contaminación del aire es algo absolutamente bueno», puntualiza Schumacher, «sólo que la mayoría de los modelos climáticos regionales aún no toman en cuenta los efectos climáticos».

Cordex

 

 

Otro punto curioso, explica el autor, es que los modelos climáticos globales en los que se basan sí que tienen en cuenta este efecto de la reducción de la contaminación del aire. Es al «ampliar» la escala, para lograr predicciones más detalladas en territorios más concretos (con resoluciones de 10 km) cuando se pierden estos cálculos. «Se pensaba que este enfoque era suficientemente bueno, pero ahora vemos que los modelos regionales también deben considerar los cambios en los propios aerosoles emitidos por el hombre, porque de lo contrario no pueden reproducir el fuerte calentamiento ocurrido desde aproximadamente 1980», dice el autor.

Aunque el estudio se centra en Europa central, el análisis se refiere al modelo regional Cordex, que España (al igual que otros países del entorno) ha utilizado para elaborar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, en este caso en combinación con los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).