Junts colocó a Cerdán el abogado que le llevó a prisión en tres semanas

La relación de a tres que durante la negociación de la amnistía establecieron Carles Puigdemont, Santos Cerdán y José Luis Rodríguez Zapatero fue más fluida e intensa de lo que desde lejos pueda parecer. Reflejo del grado de confianza alcanzado es la consulta y consejo sobre quién había de ser el abogado de Cerdán. También, sobre el sucesor que los independentistas prefieren, en caso de que próximos informes vuelvan insostenible la permanencia de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

El consultado dirigente de Junts entabló una relación de cordialidad con el exmandatario durante la negociación de la investidura. Santos Cerdán tuvo la primera idea de hacerse con los servicios de Javier Melero, pero aunque el consultado dirigente de Junts no opuso objeción, el nombre quedó descartado porque ya no ejerce. De todos modos habría sido una elección muy arriesgada, porque no sólo su patrocinado durante el juicio del 'procés', Quim Forn, fue condenado a 13 años de cárcel, sino que además el letrado escribió como colofón un libro dejando claro que votaba a Ciudadanos y acusando a los sentenciados, entre ellos al 'suyo', de tener muy pocas luces.

Otro nombre planteado fue el de Gonzalo Boye, que participó de estas conversaciones, pero se descartó por sus demasiadas implicaciones políticas –no sólo profesionales– con Puigdemont, de quien es abogado. Fue entonces cuando Boye mencionó a Benet Salellas, abogado de Jordi Cuixart, condenado a nueve años de prisión en el juicio del Supremo.

Y como hizo con Cuixart, Salellas llevó el lunes a Santos Cerdán directo a la cárcel, basando su defensa en el argumento 'lawfare' –es decir, en insultar al tribunal que ha de juzgarlo– y en que el caso contra él es una persecución por haber pactado la amnistía con Puigdemont. Su otra gran estrategia fue, además de negarse a contestar las preguntas del juez, decir que «no se reconoce en los audios», como José Luis Ábalos.

Otras opciones

Mejor aconsejado, Santos Cerdán podría haber considerado la contratación de abogados de Barcelona de muy superior calidad. Josep Riba consiguió la mínima condena –sin cárcel– del exconsejero de Justicia Carles Mundó, de Esquerra, al plantear una defensa técnica y sin buscar confrontaciones estériles con el tribunal. Cristóbal Martell habría optado también por este tipo de defensa sólida y seria, y si hubiera entendido como inevitable el ingreso de su cliente en prisión, le habría podido negociar condiciones mucho mejores: este lunes Cerdán llegó a Soto del Real y se encontró sin dinero, sin teléfono (aunque no esté permitido, el que lo ha de tener lo tiene) y sin cama fija.

Los mismos consejos convergentes que tan catastróficos resultaron en 2017, durante el golpe al Estado, así como el consiguiente juicio del Supremo, hay que decir que en tiempos de calma no han mejorado. Santos Cerdán encarcelado es el mismo destino trágico que los líderes independentistas hallaron tras el 1 de octubre, y en el mismo contexto de vergüenza y ridículo. Junts, más por incompetencia que por mala fe, continúa prefiriendo el forofismo de personajes de tercera, de infumable trayectoria, a profesionales competentes con una manera sana de relacionarse con la realidad.

Benet Salellas fue el diputado de aquella CUP minoritaria pero decisiva que mandó a Artur Mas «a la papelera de la Historia» y obligó a los convergentes a proponer a Carles Puigdemont de candidato a presidente, finalmente aceptado por los antisistema y por Esquerra. Salellas, como hiciera su padre Sebastián, también abogado, antepone el activismo al Derecho y en no pocas ocasiones a la cordura.