No obstante, Sánchez ha querido negar cualquier «connivencia» y atribuye el fallo a «un pequeño error en la velocidad de tramitación» de los expedientes. «Yo asumo el error en primera persona», ha vuelto a repetir, para aclarar inmediatamente que se trata de un «error no buscado» por lo incipiente de la comisión antiacoso -que se creó el pasado mes de mayo- y reivindicando que, cuando la crisis saltó en julio, «se le retiraron todas las responsabilidades». ¿Cómo vamos a dudar [de las víctimas] si se le apartó de todos sus cargos orgánicos? Tomamos decisiones y no hemos sido conniventes, sino contundentes«, ha defendido.
Sánchez se desvincula de las actitudes denunciadas y asegura que nunca fue testigo de nada parecido durante los momentos políticos que compartieron juntos. «Me enteré porque se publicó», ha reconocido. Ante la crisis interna abierta en su partido, el presidente reconoce el «malestar», pero asegura que «hay confianza en la dirección, de que las cosas se han hecho bien, aunque no hemos sido tan veloces».
Sobre la posibilidad de ir a la Fiscalía, algo que reclaman internamente en el partido, el presidente considera que «la legislación es clara» y que deben ser las denunciantes quienes tomen la iniciativa. Esto es, que la actitud del partido no puede ser proactiva, sino de acompañamiento, apoyo y ayuda, pero no de ponerlo en conocimiento de la Justicia. Otras fuentes dentro del Gobierno no coinciden con esta visión y creen que, una vez finalice el procedimiento interno en el PSOE, «si todo lo que ahí se deduce, se confirma y los hechos son ciertos, habrá que ir a la Fiscalía». «Siempre que haya algo que sea delito, el partido tiene que ponerlo en conocimiento de la justicia», argumentan.